La ciencia avanza m¨¢s deprisa que el espa?ol
La impotencia del idioma para nombrar los nuevos lenguajes revela su fragilidad cultural, dicen los expertos
Los problemas del idioma espa?ol al final del milenio son los de un viejo arist¨®crata, rico desde hace tanto tiempo que no sabe calibrar su fortuna e incapaz de comprender los nuevos lenguajes. As¨ª se desprende de un seminario sobre el espa?ol y los medios de comunicaci¨®n desarrollado la pasada semana en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo, en Santander. La debilidad m¨¢s fuerte del castellano es su incapacidad para traducir el nuevo lenguaje cient¨ªfico, lo que desvela la debilidad estructural de la cultura a la que pertenece, adem¨¢s de cierta falta de entusiasmo por sus muchos hablantes y la decadencia en su ense?anza.Francia es tan consciente de los desaf¨ªos que vive su lengua que su Bolet¨ªn Oficial del Estado publica ocasionalmente unos anejos con la traducci¨®n oficial y correcta de las nuevas palabras, por lo general t¨¦cnicas, que la modernidad va incorporando. Eso no salva al franc¨¦s de la colonizaci¨®n por el ingl¨¦s, comenta Jos¨¦ Manuel Blecua, director del seminario y del departamento de investigaciones del Instituto Cervantes, pero al menos revela el cuidado de los franceses por su idioma.
En la ¨²ltima d¨¦cada del milenio est¨¢ bastante claro que no se ha de cumplir la profec¨ªa de Cuervo, el fil¨®logo colombiano que predijo una fragmentaci¨®n del espa?ol semejante al lat¨ªn: entonces no hab¨ªa peri¨®dicos ni televisi¨®n, realidad esta ¨²ltima muy a tener en cuenta a la hora de hablar de la lengua, a juzgar por su frecuente menci¨®n en el curso del seminario.
El Gobierno central y los aut¨®nomos son corresponsables en la formidable deformaci¨®n de la televisi¨®n que se produce hoy en Espa?a, seg¨²n dijo el periodista C¨¦sar Alonso de los R¨ªos. A los pol¨ªticos, que constantemente est¨¢n hablando de la transmisi¨®n de valores, s¨®lo les interesa su imagen en los telediarios y no se dan cuenta que donde realmente se conforman las mentalidades es en el resto de la programaci¨®n. Para De los R¨ªos, el rigor y la calidad deben definir un servicio p¨²blico como los canales p¨²blicos de televisi¨®n. "TV-1 es una broma pesada. El Estado no existe para eso. El Estado no tiene que competir. Si TV-1 ha de emitir Kassandra [un culebr¨®n], mejor es que desaparezca".
Para el fil¨®logo Alberto G¨®mez Font, en cambio, es innegable la labor de unificaci¨®n que realizan estos culebrones, quiz¨¢s una de las m¨¢s tempranas realizaciones en la b¨²squeda de un espa?ol internacional. Por lo dem¨¢s, advirti¨® G¨®mez Font, la colonizaci¨®n extranjerizante (angl¨®fona) del espa?ol no es s¨®lo l¨¦xica, sino que se esconde en aspectos como el revelador soniquete de los locutores de televisi¨®n.
S¨ªntoma de las debilidades del castellano en Espa?a es el hecho de que se siguen vendiendo m¨¢s o menos el mismo n¨²mero de peri¨®dicos que en los a?os cincuenta y que Espa?a (70 peri¨®dicos por 1.000 habitantes) se encuentra todav¨ªa por debajo del umbral de 100 ejemplares por 1.000 habitantes fijado por la Unesco para considerar a un pa¨ªs con un ¨ªndice de lectura conveniente. La dictadura congel¨® las tiradas de la prensa y los ¨ªndices de lectura, y en plena congelaci¨®n lleg¨® la televisi¨®n, que se ha convertido en un h¨¢bito contra el que ya es muy dif¨ªcil luchar.
M¨¢s all¨¢ de todo optimismo triunfalista, en el seminario se detectaron s¨ªntomas que pueden tener consecuencias graves, como, por ejemplo, un abandono, en muchos medios Informativos, de la ambici¨®n de objetividad y mesura en beneficio de un constante uso de g¨¦neros de opini¨®n que no siempre se sostienen con la suficiente informaci¨®n para que el destinatario pueda hacerse su propio juicio.
"M¨¢s grave que la inmoralidad del dinero", dijo C¨¦sar Alonso de los R¨ªos, "es la corrupci¨®n de la informaci¨®n, pues impide vertebrar la sociedad". Ortega nunca pudo imaginar, dijo De los R¨ªos, hasta d¨®nde iban a llegar sus predicciones sobre el ascenso de las masas y hasta qu¨¦ punto iba a ser objetivo de todos el halago del menor com¨²n denominador del gusto de esa masa.
Biling¨¹ismo en Catalu?a
No existen tensiones ling¨¹¨ªsticas en Catalu?a y el biling¨¹ismo se est¨¢ generalizando con normalidad, asegur¨® Blecua, catedr¨¢tico de Filolog¨ªa Espa?ola en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona; seg¨²n ¨¦l, muchas de las cr¨ªticas que se producen ante supuestas tensiones provienen de "gente que no logra reconocer que el catal¨¢n tiene en Catalu?a los mismos derechos que el espa?ol ".Para Josep Maria Casas¨²s, decano de Periodismo en la Universidad Pompeu i Fabra, de Barcelona, los periodistas catalanes que escriben en castellano viven su biling¨¹ismo con toda naturalidad, y es posible incluso que en la prensa catalana se escriba el castellano m¨¢s correcto, al existir una mayor conciencia de sus normas.
El debate sobre la formaci¨®n id¨®nea de los periodistas no ha terminado ni de empezar, a juzgar por lo que se dijo en el seminario y las m¨²ltiples tendencias que se registran en el mundo: por lo general, en el Norte se tiende a que el periodismo lo constituyan estudios de segundo ciclo, o especializaci¨®n, y en el Sur, a que sean una carrera completa. En Espa?a ya conviven ambas, no s¨®lo en las universidades (ya de segundo ciclo en Canarias y Barcelona), sino en cursos de posgrado que imparten algunos peri¨®dicos, entre otros EL PA?S, que fue el primero.
Pero el debate de la formaci¨®n de los periodistas est¨¢ en la superficie de otro m¨¢s profundo sobre la educaci¨®n, la cultura y sus objetivos -qu¨¦ tipo de hombre pretendemos formar e informar-, enigma ante el que se puede detectar una generalizada estupefacci¨®n.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.