La diversidad biol¨®gica
La p¨¦rdida de biodiversidad, afirma el autor, se presenta frecuentemente como un problema ecol¨®gico, pero las causas subyacentes son fundamentalmente de orden social, econ¨®mico y pol¨ªtico.
Hoy en d¨ªa, en medio del sombr¨ªo panorama que vivimos de recesi¨®n econ¨®mica, escasez de trabajo, feroces guerras fratricidas, crisis de valores, expansi¨®n dernogr¨¢fica y ego¨ªsmos comerciales que acrecientan la brecha entre naciones ricas y pobres, hablar de diversidad biol¨®gica puede sonar como un extra?o cientificismo, que ese patrimonio, y con ¨¦l nuestra supervivencia, se encuentra amenazado, un juicio muy distante de nuestras preocupaciones cotidianas. Sin embargo, como dirigente de un organismo internacional dedicado a la agricultura y a la alimentaci¨®n, siento la obligaci¨®n de transmitir mi inquietud y de tratar de crear mayor conciencia sobre la p¨¦rdida alarmante de biodiversidad en un momento en el que la ciencia est¨¢ s¨®lo empezando a descubrir todo su potencial.La diversidad biol¨®gica abarca todas las formas de vida y organismos vivientes que existen en la Tierra en un n¨²mero estimado entre 30 y 50 millones de especies de plantas, animales y microorganismos, as¨ª como la diversidad gen¨¦tica sobre la que se basa. Esta ¨²ltima es la base de la adaptaci¨®n y la estabilidad del medio ambiente y constituye nuestro primer recurso de vida y el primer eslab¨®n de la cadena de alimentos. Pero, por desgracia, el hombre va degrand¨¢ndola con actividades perniciosas. Hasta hace poco, se cre¨ªa que era una fuente ilimitada de recursos. Sin embargo, el cuadro actual es bien distinto: el de un recurso finito, aunque renovable, con la condici¨®n de que sepamos conservarlo y administrarlo m¨¢s sabiamente. No es exagerado afirmar, por tanto, que el futuro de la civilizaci¨®n humana dependa de nuestra capacidad de defender estos recursos y de aprovecharlos de manera m¨¢s racional.
La biodiversidad, el producto de m¨¢s de 3.000 millones de a?os de evoluci¨®n biol¨®gica, sufre a todos los niveles el deterioro causado por la actividad del hombre. La sobreexplotaci¨®n de tierras y la deforestaci¨®n est¨¢n contribuyendo a acentuar fen¨®menos como la desertizaci¨®n o el empobrecimiento de cultivos. Durante la d¨¦cada de los ochenta, 154 millones de hect¨¢reas de bosque tropical -la principal reserva de diversidad gen¨¦tica y especies- fueron destruidas. Cada a?o se estima que se destruyen entre cinco y siete millones de hect¨¢reas de tierras cultivables.Existe ahora serio peligro de que al menos una cuarta parte de la biodiversidad del planeta se extinga en los pr¨®ximos 30 a?os, lo que aumenta el temor de una escasez alimentaria para las futuras generaciones. En Europa, por ejemplo, se ha extinguido la mitad de todas las razas de animales dom¨¦sticos y la inmensa mayor¨ªa de las variedades locales de plantas que exist¨ªan a comienzos de siglo.
La destrucci¨®n humana de h¨¢bitats, explotados por motivos comerciales o por razones de subsistencia, constituye la mayor amenaza. El desmonte de tierras para labranza, el pastoreo excesivo de praderas, la tala y quema de bosques, la extracci¨®n insostenible de madera, el empleo indiscriminado de fertilizantes y plaguicidas, el regad¨ªo excesivo de cultivos, la sobreexplotaci¨®n de la pesca, el drenaje y relleno de humedales, la urbanizaci¨®n y la contaminaci¨®n del aire y del agua ocupan un lugar destacado en la destrucci¨®n de los h¨¢bitats y en la subsiguiente degradaci¨®n de nuestros recursos.
La p¨¦rdida de biodiversidad se presenta frecuentemente como un problema ecol¨®gico, pero las causas subyacents son fundamentalmente de orden social, econ¨®mico y pol¨ªtico. El consumo excesivo e insostenible de recursos por una minor¨ªa peque?a, pero rica, de la poblaci¨®n mundial, junto con los efectos destructivos de los pobres y hambrientos en su desesperado esfuerzo por sobrevivir, han destruido o explotado en exceso h¨¢bitats a lo largo y ancho del planeta.Los recursos biol¨®gicos no est¨¢n distribuidos de manera uniforme por todo el planeta. Por regla general, un exiguo n¨²mero de pa¨ªses situados en las zonas tropicales y subtropicales albergan un alt¨ªsimo porcentaje de la biodiversidad del mundo. Por ejemplo, se estima que los bosques tropicales, que abarcan s¨®lo el 7% de la superficie terrestre, sin embargo, albergan por lo menos el 50% de todas las especies. El hecho de que las naciones m¨¢s ricas cobijen las bolsas m¨¢s peque?as de biodiversidad, mientras que las m¨¢s pobres sean gestoras de las reservas m¨¢s ricas, subraya el papel fundamental de los pa¨ªses del Sur y la interdependencia de todas las naciones, as¨ª como la urgencia de arbitrar estrategias comunes para sostener una biodiversidad, que es necesaria para el desarrollo de toda la humanidad.
Asistimos en estos momentos, a finales del siglo XX, al inicio de una revoluci¨®n de incalculables proporciones como es la biotecnolog¨ªa, ante la que los pa¨ªses menos desarrollados se encuentran en posici¨®n de desventaja. Los recursos gen¨¦ticos proceden fundamentalmente del Sur, pero, las biotecnolog¨ªas modernas para su uso, del Norte. ?Qu¨¦ otra cosa se puede hacer si no es estrechar la cooperaci¨®n internacional? La comunidad mundial tiene todav¨ªa que ponerse de acuerdo sobre c¨®mo distribuir justamente la riqueza generada por la biodiversidad y las responsabilidades y cargas necesarias para una conservaci¨®n y desarrollo sostenible de los recursos naturales.
La FAO apremia para que se atienda con la m¨¢xima prioridad la tarea de salvar la biodiversid no como una pieza de museo sino como una fuente de desarrollo constante. Desde hace largo tiempo, esta organizaci¨®n se halla a la vanguardia de la conservaci¨®n y uso racional de los recursos gen¨¦ticos vegetales, b¨¢sicos para la seguridad alimentaria mundial, si se tiene presente que representan m¨¢s del 90% del alimento humano, y de los recursos animales, y ¨²ltimamente ha reformulado sus programas para polarizar la atenci¨®n en la sostenibilidad del desarrollo agr¨ªcola y rural.
El problema fundamental estriba en la incapacidad del sistema econ¨®mico internacional para asignar un valor de cambio a la biodiversidad. El sistema, al no poder valorar las necesidades y, por tanto, las demandas de las generaciones futuras, hace c¨¢lculos en base a las demandas de nuestra generaci¨®n, lo cual supone infravalorar este tipo de recursos. Ser¨ªa necesario encontrar una f¨®rmula para incorporar el costo de la conservaci¨®n en el de la producci¨®n, de manera tal que, cuando compr¨¢ramos un caf¨¦ o una manzana en el mercado, estuvi¨¦ramos pagando no s¨®lo por la producci¨®n sino tambi¨¦n por la conservaci¨®n de los re cursos naturales con el fin de que las generaciones venideras puedan seguir disfrutando de los mismos. El D¨ªa Mundial de la Alimentaci¨®n 1993, que coincide con el aniversario de la fundaci¨®n de la FAO, el 16 de octubre de 1945, est¨¢ dedicado en esta ocasi¨®n a la biodiversidad como n¨²cleo de nutrici¨®n y contribuyente esencial para la seguridad alimentaria. Con el lema La diversidad de la naturaleza: un patrimonio valioso, la FAO desea aumentar la conciencia mundial para frenar la constante p¨¦rdida de este oro vivo que representan los recursos gen¨¦ticos.El mensaje es claro: el costo de conservar la biodiversidad es muy inferior al de permitir su degradaci¨®n. Ah¨ª est¨¢ el reto para todos y cada uno de nosotros.
es director general de la FAO.
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