Historia de amor en Tayikist¨¢n
La actriz espa?ola Paulina G¨¢lvez protagoniza un filme de Judojnazarov rodado en plena guerra
La historia que cuenta Kosh Bakosh, la pel¨ªcula tayikistana que obtuvo el Le¨®n de Plata en la ¨²ltima edici¨®n del Festival de Venecia, es una historia de amor. Es lo ¨²nico que suena a normal en la narraci¨®n que de la misma hace su protagonista, Paulina G¨¢lvez, una madrile?a que ha actuado con Els Joglars y que vio c¨®mo la guerra civil interrump¨ªa el rodaje tres meses. "M¨¢s que el gui¨®n, me entusiasm¨® la intenci¨®n del director, Bajtiyar Judojnazarov, que quer¨ªa rodar en su ciudad antes de que ¨¦sta desapareciese". Y casi lo consigue, si no hubiese sido por el asalto de septiembre de 1992 a la ciudad de Dushanb¨¦, que transform¨® su fisonom¨ªa y oblig¨® a repetir varias secuencias."?l sab¨ªa que la guerra iba a modificar Dushanb¨¦ definitivamente, y dec¨ªa que era muy f¨¢cil plasmar la luz, cuando la luz es igual a belleza. Lo dificil era rodar la luz de una ciudad que se estaba destruyendo", prosigue G¨¢lvez. Llegar a esta pel¨ªcula fue, cuenta G¨¢lvez, casualidad. "Hab¨ªa hecho unas pruebas con una directora suiza para un proyecto que no cuaj¨® finalmente, y ella conoc¨ªa al director, que estaba buscando a una chica en Mosc¨² para hacer de tayika. La directora le habl¨® de m¨ª y me llamaron para hacer unas pruebas en Berna". As¨ª de simple.
Las pruebas eran improvisaciones, sin gui¨®n previo, como de hecho fue toda la pel¨ªcula. "El gui¨®n de este director consiste simplemente en una sinop sis, y despu¨¦s pide a los actores que aporten sus opiniones". As¨ª se construy¨® esta historia de amor entre una joven que regresa de un largo exilio en Rusia y que es rescatada de un secuestro por el conductor de un funicular, donde empieza la historia de amor. "El conductor del funicular -un funicular muy bonito, de principios de siglo, pero que realmente no ten¨ªa ning¨²n sentido; no conduc¨ªa a ninguna parte- lleva una vida al margen de todo lo que ocurre, al margen tambi¨¦n de la guerra, que sigue su ritmo, y ellos el suyo. Todo transcurre como al margen de la guerra". Y ?c¨®mo acaba? "Las cosas tienen un curso que es muy dificil de variar", apunta.
Algo que tiene varias razones para apuntar. Al menos, lo comprob¨® la noche del 27 de septiembre, cuando los tanques irrumpieron en la ciudad. "Rodamos ese d¨ªa, como un d¨ªa normal, y luego nos fuimos al hotel, donde nos despertaron los bombardeos". La secuencia que hab¨ªan rodado ese d¨ªa era una fiesta en el funicular. "Est¨¢bamos all¨ª, celebrando una fiesta, mientras fuera la gente estaba mat¨¢ndose". "Cuando estall¨® el conflicto, se reuni¨® todo el equipo de la pel¨ªcula y me preguntaron si quer¨ªa continuar o marcharme. Yo dije que segu¨ªa", a?ade.
Pero la guerra oblig¨® finalmente a suspender el rodaje. El regreso se produjo tres meses despu¨¦s. La ciudad hab¨ªa cambiado. "La pel¨ªcula transcurr¨ªa en una colina poblada, de pistachos. Cuando volvimos, los emigrantes que hab¨ªan llegado huyendo de la guerra de otros puntos del pa¨ªs se hab¨ªan hecho con la colina, huyendo de la guerra, y hab¨ªan talado todos los pistachos para calentarse durante el invierno", concluye Paulina G¨¢lvez.
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