La v¨ªctima del intento de asesinato en un bar inculpa al encausado
Ni encapuchados, ni extranjeros, ni mafia turca...La declaraci¨®n del principal testigo del doble asesinato del bar El Parador, Enrique Burgos, hizo a?icos ayer la versi¨®n del acusado, El Barb¨®. El autor de los tres tiros que segaron la vida de Juan Francisco Li¨¦bana y de los otros tres que casi temiinan con la de Enrique Burgos el 3 de julio de 1991, en el citado local, fue el peligroso delincuente Juan de Dios Rueda Gonz¨¢lez, alias El Barb¨®, asever¨®.
Enrique Burgos, cuyo testimonio sirvi¨® a la juez de instrucci¨®n para meter en la c¨¢rcel a el Barb¨®, no muri¨® de milagro. S¨®lo en prisi¨®n uno de cada mil pacientes con sus heridas sobrevive (una de las balas le roz¨® el coraz¨®n), le dijeron los m¨¦dico.La segunda sesi¨®n del juicio contra el Barb¨® en la Audiencia Provincial de Madrid hab¨ªa despertado gran inter¨¦s: comparec¨ªa la mayor¨ªa de las personas que estaban en el bar El Parador el d¨ªa de los hechos. Los testimonios de tres testigos (el camarero del bar, un cliente y el herido Enrique Burgos) fueron di¨¢fanos. Ni hubo encapuchados, ni extranjeros; el autor de los disparos fue Juan de Dios Rueda. Tan destrozada qued¨® la versi¨®n del Barb¨® sobre unos embozados ¨¢rabes como supuestos autores de los tiros, que incluso su abogado, Juan Manuel Arroyo, decidi¨® dar un giro a su defensa y centrar sus esfuerzos en demostrar que durante la instrucci¨®n del sumario se vulner¨® la legalidad.
En un principio, cuando Enrique Burgos se debat¨ªa entre la vida y la muerte en el hospital Ram¨®n y Cajal, algunos testigos apoyaron el relato de que los criminales eran tres encapuchados; otros en cambio, declararon que no hab¨ªan visto nada. En cambio, d¨ªas despu¨¦s, en el juzgado, se retractaron y culparon a el Barb¨® del doble asesinato. Sostiene Juan Manuel Arroyo que cambiaron su versi¨®n inicial asustados, porque les hab¨ªan dicho en el juzgado que ingresar¨ªan en prisi¨®n "como encubridores" si no dec¨ªan la verdad. "Se les tom¨® declaraci¨®n sin la presencia de ning¨²n abogado; eso es ilegal y, en mi opini¨®n, invalida todo el proceso", afirm¨® el letrado a este peri¨®dico.
Las l¨¢grimas de El Barb¨®
Enrique Burgos, que tiene unos 35 a?os y asegura que se desvincul¨® del mundillo de la droga hace m¨¢s de 16 a?os, fue bastante n¨ªtido en su exposici¨®n. "Acompa?¨¦ a Li¨¦bana [el muerto] al bar; entramos en el reservado, donde hab¨ªa otras personas. Minutos despu¨¦s hubo un apag¨®n de luz, pero hab¨ªa claridad, y vi en la puerta del reservado a Juan de Dios con una pistola apuntando a Li¨¦bana. Escuch¨¦ dos o tres tiros y me parapet¨¦ frente a un tal Paco, que estaba all¨ª. Paco grit¨®: 'Juan, no dispares, que soy yo, Paco". Sal¨ª corriendo del reservado, y cuando casi hab¨ªa salido escuch¨¦ otros dos o tres disparos, ca¨ª al suelo en medio de un charco de sangre, alc¨¦ la cabeza, no sent¨ªa ning¨²n dolor, y despu¨¦s me mare¨¦". Volvi¨® al mundo de los vivos 18 d¨ªas despu¨¦s.Durante la primera sesi¨®n del juicio, Juan de Dios Rueda mostr¨® su extra?eza" de que su amigo" Burgos le hubiese acusado. "Despu¨¦s de los hechos ha estado en la c¨¢rcel vi¨¦ndome y d¨¢ndome ¨¢nimo; incluso le dio dinero a mi hija para que me lo metiese en el pecunio", se?al¨®.
Burgos explic¨® ayer: "Es verdad: fui a la c¨¢rcel a verle; pero para que me explicase por qu¨¦ se lio a tiros conmigo si yo a ¨¦l no le hab¨ªa hecho nada". ?Y qu¨¦ explicaci¨®n le dio?, pregunt¨® el juez. "Ninguna: me dijo que le hab¨ªan puesto la cabeza as¨ª [hace un gesto agrandando la cabeza]..., y se ech¨® a llorar.
El miedo y las presuntas amenazas de personas allegadas a el Barb¨® fueron las razones esgrimidas por algunos testigos, incluido Burgos, para justificar las distintas versiones -culpando o exculpando a el Barb¨®- que han facilitado a lo largo de la investigaci¨®n judicial.
Antonio V¨¢zquez, el camarero del bar, es de los que m¨¢s relatos distintos han ofrecido: desde que hab¨ªa ido a por pan cuando se produjeron los disparos, primero, hasta que fueron los encapuchados, despu¨¦s, los autores del crimen... "?D¨ªgame cu¨¢l es la versi¨®n verdadera, la del principio, la de en medio o la de ahora", le inquiri¨® el presidente del tribunal, F¨¦lix Alfonso Guevara. "La de ahora es la verdad: fue Juan de Dios quien dispar¨®".
Por los pasillos de la Audiencia se cruzaron ayer la esposa del Barb¨®, su hija y su compa?era sentimental. En su recorrido hacia los calabozos, a cada una les lanz¨® un beso.
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