Tasas reducidas

INCLUSO SI no hubo intento de enga?o, es evidente que el Ministerio de Educaci¨®n actu¨® con una evidente improvisaci¨®n al anunciar unas subidas de entre el 12% y el 14% de las tasas universitarias que luego resultaron de hasta el 50% en algunas carreras. El asunto ha puesto de relieve la falta de coordinaci¨®n entre el ministerio y las universidades -que gozan de autonom¨ªa de gesti¨®n- y las insuficiencias del Consejo de Universidades para cumplir esa funci¨®n de coordinaci¨®n. La configuraci¨®n de un plan de estudios por cr¨¦ditos (el cr¨¦dito, equivalente a diez horas de clases, es la unidad de medida de la carga lectiva de una carrera) es la causa inmediata del encarecimiento de las matr¨ªculas, dado que su coste es funci¨®n del n¨²mero de cr¨¦ditos. Lo que hace el alumno al matricularse en carreras as¨ª estructuradas es contratar una mayor o menor cantidad de horas de clases que, adem¨¢s, tienen unos precios relacionados con el mayor o menor nivel de experimentalidad de las ense?anzas.Se sabe, adem¨¢s, que las propias universidades, probablemente previendo el conflicto, ya en el mes de marzo estaban pidiendo al ministerio que les hiciese conocer antes de mayo cu¨¢les iban a ser los criterios para la fijaci¨®n de los nuevos precios. Pero la correspondiente orden ministerial no vio la luz hasta el 26 de agosto, cuando los alumnos ya hac¨ªan cola para matricularse. La imprevisi¨®n es tan evidente como inexplicable.

Mejor hubiera sido no tener que hacerlo, pero la capacidad de rectificaci¨®n demostrada por el ministerio es elogiable. Acept¨® de entrada la negociaci¨®n con los representantes de los alumnos, y tras la reuni¨®n del Consejo de Universidades anunci¨® que todas las tasas subir¨ªan el 12%. Algunos estudiantes consideran insuficiente esa rectificaci¨®n alegando que el incremento no deber¨ªa superar el del ¨ªndice general de precios. No tienen raz¨®n. La aproximaci¨®n de las tasas a los costes reales es una exigencia de equidad en todo el mundo: un mundo en el que el 92% de los j¨®venes de entre 18 y 23 a?os no tendr¨¢ acceso a la ense?anza superior.

El debate sobre las tasas ha hecho emerger, de otro lado, el de la duraci¨®n de las carreras, m¨¢s largas en Espa?a que en casi todos los dem¨¢s pa¨ªses europeos. La reforma universitaria preve¨ªa eliminar materias y contenidos que se repet¨ªan con diferentes nombres a lo largo de una misma carrera. En la pr¨¢ctica, intereses corporativos de profesores y departamentos han hecho que, en lugar de reducir contenidos, ¨¦stos se concentren en menos cursos. Pero concentrar en cuatro a?os la carga lectiva que antes se impart¨ªa en cinco, que es lo que realmente est¨¢ sucediendo con muchos planes de estudios presuntamente renovados, es un puro disparate. Entre otros efectos tendr¨¢ el de encarecer el coste real de cada curso, dado que, l¨®gicamente, esa concentraci¨®n aumentar¨¢ el n¨²mero de suspensos en cada curso y la penalizaci¨®n de las tasas para los repetidores ser¨¢ este a?o de entre un 25% y el 50%.

De otro lado, llama la atenci¨®n la clamorosa ausencia en todo este debate de los consejos sociales, los ¨®rganos creados por la vigente ley universitaria para contribuir a una m¨¢s profunda vinculaci¨®n de la Universidad con la sociedad a cuyo servicio te¨®ricamente aqu¨¦lla se encuentra.