Un remate cada tres minutos
El Barcelona mostr¨® ante el Dinamo una imponente variedad de jugadas imprevisibles
Cuatro goles, cuatro remates a los postes, ocho parados por el portero, tres que lamieron la madera, un disparo cada tres minutos... El ataque del Barcelona fue un torbellino el mi¨¦rcoles ante el Dinamo de Kiev en la Copa de Europa. En total, treinta remates. Habr¨ªan sido m¨¢s si hubieran hecho falta. Con el 4-1, el bombardeo remiti¨® en intensidad. Ya no hab¨ªa necesidad de seguir convirtiendo los balones en misiles. El partido qued¨® para la historia como modelo del f¨²tbol ofensivo. Porque lo mejor fue, adem¨¢s, c¨®mo se construyeron las jugadas, casi siempre por donde menos se pod¨ªa esperar.Los treinta remates no son la consecuencia de un ataque alocado por parte de un equipo desesperado cuya ¨²nica salvaci¨®n es la de conseguir una goleada. Todo lo contrario. Balones a la olla, por ejemplo, hubo s¨®lo dos, ambos de Quique Estebaranz, jugador que no tiene la genialidad de sus nuevos compa?eros. Estebaranz fue capaz de romper la defensa en acciones individuales, pero luego acababa sus jugadas con vulgaridad. Fueron Laudrup, Bakero y Romario, principalmente, los ingenieros que pusieron la carga asesina en la bomba que hac¨ªan estallar m¨¢s tarde. Ni siquiera Goikoetxea, utilizado por Javier Clemente en la selecci¨®n para lanzar balones al ¨¢rea a ver qu¨¦ pasa, tuvo un papel relevante en el vendaval ofensivo. ?ste se reserv¨® a las estrellas.
Movilidad
En el sistema de Cruyff no hay fichas inm¨®viles. En eso basa sus ¨¦xitos. La defensa contraria jam¨¢s sabe por d¨®nde van a entrar los jugadores del Barcelona. Romario es el ¨²nico que se permite una posici¨®n m¨¢s est¨¢tica, pero sin que ello le perjudique, pues puede salir airoso de cualquier situaci¨®n con la pelota controlada gracias a su fant¨¢stica t¨¦cnica. Que permanezca quieto en el ataque tampoco viene mal al juego de conjunto. Donde est¨¦ ¨¦l, siempre habr¨¢ dos contrarios que no ocupar¨¢n los espacios por donde llegar¨¢n sus compa?eros.
El Barcelona de Cruyff debe su grand¨ªsima capacidad de remate a los movimientos que realizan los jugadores fuera del ¨¢rea. Cuando se meten en ella, van lanzados y los defensas no disponen de tiempo para reaccionar. Hay tres jugadas esenciales en el sistema: los env¨ªos al hueco de Laudrup, las bandejas de Bakero y el hurac¨¢n que desencadena Romario a su alrededor. Ante el Dinamo, cada uno de ellos dibuj¨® tres jugadas sensacionales: dos acabaron en gol y otras tantas en los postes.
La manera como el Barcelona traz¨® las jugadas de sus dos primeros tantos fue el presagio de una noche llena de magia. En el 1-0, Bakero lanz¨® el bal¨®n en diagonal al ¨¢rea; Romario, con sus dos defensas al lado, lo dej¨® pasar a donde no hab¨ªa nadie; Laudrup apareci¨® a la carrera y dio por finalizada una jugada que, dos segundos antes, no era previsible. El desenlace del 2-0 pareci¨® m¨¢s sencillo porque Begiristain hizo el pase de la muerte y Bakero remat¨®. ?Pero qu¨¦ tuvo que suceder para que Begiristain realizara sin ser obstaculizado el centro asesino? Parec¨ªa que Laudrup, cuando cogi¨® el bal¨®n, iba a centrar al ¨¢rea, dada su situaci¨®n, pero, en lugar de ello y sin variar la posici¨®n, tacone¨® hacia atr¨¢s, donde Begiristain hab¨ªa quedado fuera de la jugada. No tuvo m¨¢s que avanzar y mirar para ver a qui¨¦n serv¨ªa el bal¨®n.
Laudrup fabric¨® tambi¨¦n dos jugadas m¨¢s de antolog¨ªa, una de ellas para dejar el bal¨®n a Romario tras la espalda del defensa y otra para ponerlo en los pies de Begiristain despu¨¦s de aceptar, y ganar, el uno contra uno.
Las aportaciones geniales de Romario, al margen de la del 1-0, estuvieron en sus acciones individuales. Daba igual c¨®mo recibiera el bal¨®n, pues ¨¦l lo convert¨ªa al instante en un yo-yo con el que hac¨ªa el sombrero o el perrito a sus contrarios.
Por su parte, Bakero hizo un juego m¨¢s pr¨¢ctico. Cog¨ªa los pelotazos que Koeman mandaba al ¨¢rea desde su propio campo y los bajaba a un espacio vac¨ªo donde iban a coincidir instantes despu¨¦s la pelota y Begiristain. Lo f¨¢cil, el remate, se produc¨ªa entonces sin obst¨¢culos. Y es que el f¨²tbol, cuando se hace bien, es as¨ª de sencillo.
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