Indiferencia

La noticia, del 9 de septiembre, en la que el pintor Carlos Aquilino denunciaba la p¨¦rdida de seis de sus diez cuadros que estuvieron en el pabell¨®n de Madrid de la Expo 92 me ha recordado la llamada que recib¨ª en fechas muy cercanas a la inauguraci¨®n de la citada muestra, de parte de funcionarios de la Comunidad de Madrid, pidi¨¦ndome algunas fotograf¨ªas para exponer en el citado pabell¨®n.Debieron llamar a muchas m¨¢s personas ofreci¨¦ndoles las mismas condiciones de participaci¨®n: no pagaban nada, no garantizaban nada y parec¨ªan no saber lo que quer¨ªan.

La indiferencia general y las cr¨ªticas puntuales que mereci¨® el pabell¨®n de Madrid, m¨¢s el incumplimiento de las modestas promesas (?una gorrita y un pin!) e incluso la p¨¦rdida de algunas pinturas, han venido a darnos la amarga raz¨®n a los que no quisimos participar en un montaje de apariencia tan cutre.

Pero en comentarios como "ten¨ªamos que decorarlo a toda prisa y no ten¨ªamos con qu¨¦", en la demoledora frase "(los cuadros) fueron cedidos para decorar las oficinas y la secretar¨ªa del pabell¨®n", o en la burda mentira del conductor dici¨¦ndole al pintor que le hab¨ªan robado la carga de la furgoneta y que no lo hab¨ªa denunciado para quit¨¢rselo de encima, se transparenta el desprecio y hasta las carcajadas que a estos funcionarios -encargados de llenar paredes como sea- les merece la cultura, los artistas y hasta las paredes.

En esta situaci¨®n, que es la generalizada, s¨®lo se me ocurre pedir a los responsables de las instituciones inadrile?as, empezando por la Comunidad, que supriman todos los actos culturales y que dejen las paredes vac¨ªas, desnudas.

Los escas¨ªsimos presupuestos empleados en estos menesteres y los funcionarios encargados de su dur¨ªsima gesti¨®n podr¨ªan ser transferidos a la ONU, que ha dado sobradas muestras de eficacia en el manejo de presupuestos y en la abnegada labor de los funcionarios. As¨ª al menos nadie se lleva un disgusto.-