Un juicio mal organizado
El MINISTERIO de Justicia, entonces encabezado por Fernando Ledesma, abri¨® toda una ¨¦poca con la minuciosa organizaci¨®n del juicio de la colza: una sala de vistas acondicionada para acoger a afectados y familiares, servicio m¨¦dico para cuidar de los enfermos del s¨ªndrome t¨®xico que desearan acudir, sistema de grabaci¨®n en v¨ªdeo de todas las sesiones, permisos para que las c¨¢maras de televisi¨®n estuvieran presentes en todo momento, un departamento para los periodistas con monitores y servicios de transmisiones... Aquella vista oral dur¨® cerca de un a?o, y constituy¨® el mayor proceso de la historia judicial espa?ola, tanto por el n¨²mero de acusados como el de testigos y, desgraciadamente, por la gran cantidad de perjudicados que consumieron aquel aceite letal.Parec¨ªa que desde entonces todos los juicios de gran trascendencia social iban a encontrar un adecuada respuesta de la Administraci¨®n. Y as¨ª ha ocurrido en otros casos posteriores, como en el de la Operaci¨®n Mago, que ahora se celebra. Pero el proceso sobre el incendio en la discoteca Alcal¨¢ 20, que ha comenzado en la Audiencia de Madrid, quiebra claramente esta l¨ªnea. Los responsables del Ministerio de Justicia no han sido tan sensibles ante un caso que provoc¨® en su d¨ªa el abatimiento, la alarma y la indignaci¨®n de los madrile?os. Deber¨ªan haber previsto que una sala de audiencia, en la que apenas caben apretadas 120 personas, no podr¨ªa acoger a los familiares directos de todas las v¨ªctimas (81 fallecidos y una veintena de heridos graves) y mucho menos a los amigos y al p¨²blico en general interesado por el caso. Si se pretend¨ªa con ello desanimar a los te¨®ricos. asistentes, el objetivo se ha conseguido: muchos han preferido quedarse en casa si la alternativa era la calle. Ni siquiera han acudido los estudiantes de derecho. Ni se ha permitido que las c¨¢maras grabaran ¨ªntegramente la sesi¨®n.
De esta forma no se ha facilitado, ciertamente, la publicidad que es esencial a la administraci¨®n de justicia. M¨¢s bien se ha obstaculizado. Lo cual deber¨ªa tenerse en cuenta, pero para corregirlo, en aquellos procesos con fuerte repercusi¨®n social a los que cada vez m¨¢s tiene que hacer frente la justicia madrile?a: en la sanidad, en el consumo, en la compra-venta masiva de servicios, en las formas de multipropiedad... Los tribunales de Madrid deber¨ªan, por ello, estar dotados de una infraestrutura para este tipo de procesos y no andar a salto de mata.
El caso de Alcal¨¢ 20 era merecedor de la mayor publicidad: se trata de la seguridad de las salidas de emergencia en los locales a los que acuden masivamemte los ciudadanos. Muchos propietarios de establecimientos siguen empe?ados en olvidar la dolorosa ense?anza de aquel suceso. De ah¨ª la conveniencia de que, tambi¨¦n ellos, se hubieran enterado de lo que se dice dentro de la sala de audiencias.
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