"Me hubiera gustado actuar en AZCA"
En la mu?eca lleva un reloj musical que ¨¦l mismo ha dise?ado. Jean-Michael Jarre, que no aparenta los 45 a?os que tiene, fuma puritos, come chocolate y habla como un descosido. Anteanoche ofreci¨® su m¨²sica instrumental en Barcelona y el s¨¢bado lo har¨¢ en Madrid. Parece cansado, pero lo niega.Hijo del compositor Maurice Jarre y esposo de la actriz Charlotte Rampling -que no le ha acompa?ado a Madrid-, no le gustan ni los locales peque?os ni los espacios cubiertos, porque los considera tradiciones sajonas y no latinas. En 1990 -actu¨® en Par¨ªs ante dos millones de personas para festejar el bicentenartio del Catorce de Julio Una cifra para la historia de la m¨²sica, a la que parece haber accedido gracias a la desorbitada dimensi¨®n de sus espect¨¢culos.
Para el recital madrile?o se han puesto a la venta 76.000 entradas, de las que la organizaci¨®n dice no saber nada de cu¨¢ntas se han vendido. Jarre afirma que ni la lluvia ni el fr¨ªo le impedir¨ªan actuar. Al m¨²sico le hubiera gustado instalar su gigantesco escenario en la plaza de Picasso, en AZCA, junto al paseo de la Castellana. Pero no pudo ser.
"Me gusta la arquitectura de los edificios de esa plaza. Rompen de una forma muy radical con el resto de esta ciudad", explica Jarre. Finalmente, ha sido un lugar frontalmente opuesto el elegido: el espacio llano del hip¨®dromo de la Zarzuela. "Un sitio que me interasa porque es una isla junto a la ciudad, es campo ciudadano. Y eso me va a permitir que mi concierto de Madrid combine la ecolog¨ªa con la tecnolog¨ªa".
Jean Micheal Jarre actu¨® hace una semana en Sevilla, donde convoc¨® a 35.000 personas en el recinto de La Cartuia; "result¨® una fiesta tecnol¨®gica", dice. Hace dos semanas fue en el anfiteatro del campo del Gozo de Santiago de Compostela -"¨ªntimo", subraya- Y anteanoche fue en el Estadio Ol¨ªmpico de Barcelona, "muy teatral", a?ade.
"Pero el hip¨®dromo es un lugar virgen en lo que a macroconciertos se refiere, y ¨¦se es un reto m¨¢s", contin¨²a el m¨²sico, que apunta que sus conciertos -aunque tengan entradas para vips por valor de 20.000 pesetas- no son elitistas porque se ven igual de bien desde lejos que desde cerca. Estan concebidos para ver desde cualquier lugar. "Un concierto de m¨²sica instrumental no son canciones. Es m¨²sica que no cuenta historias, sino que recrea un ambiente, crea emociones que hay que enfatizar con un montaje visual fuerte. Y luego, cada espectador que se invente su letra".
"En el hip¨®dromo se respira mucha paz y eso me ayudar¨¢", afirma Jarre, que dice que este tipo de conciertos son, econ¨®micamente, poco rentables, pero que eso tambi¨¦n diferencia la cultura europea de la norteamericana. "En Europa, la rentabilidad no deber¨ªa ser tan importante; ¨¦sa es mentalidad sajona. La fiesta y el arte no tienen que ser un negocio".
"En Madrid la gente tiene suerte sin saberlo, saben combinar sus tradiciones con lo que llega de fuera. En Par¨ªs y Londres la invasi¨®n es total. Los McDonalds est¨¢n por todas partes. No soy antiamericano, mientras nuestra cultura est¨¦ protegida. Un europeo es el que escribe en un ordenador Macintosh, pero luego tiene un coche Citro?n o un escarabajo".
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