El hallazgo del f¨®sil de un primate en Sabadell desata una pol¨¦mica sobre el origen del hombre
Los restos del driopiteco, de 9 millones de a?os, son los m¨¢s completos de Europa
Una colonia de Dryopithecus, en lat¨ªn, "el mono de la encina" -los primeros f¨®siles aparecieron en dep¨®sitos franceses de lignito con esos ¨¢rboles-, vivi¨® hace nueve millones de a?os en lo que hoy es la ciudad de Sabadell. Restos de ese primate, entre ellos fragmentos de cr¨¢neo que permiten reconstruir el rostro, est¨¢n apareciendo en el yacimiento de Can Llobateres desde 1991. El director de las excavaciones, Salvador Moy¨¢, acaba de publicar en la revista Nature un art¨ªculo en el que explica los descubrimientos y abre una pol¨¦mica intemacional sobre los m¨¢s remotos antecesores del hombre. El driopiteco, seg¨²n afirma Moy¨¢ es "un primo lejano" nuestro del que desciende el actual orangut¨¢n.
El mono de la encina, sin embargo, dice Moy¨¢, puede arrojar mucha luz sobre un eslab¨®n perdido de la familia Hominidae: el antepasado com¨²n de los grandes monos y los hombres, un abuelo a¨²n por descubrir de 13 millones de a?os.Relativamente despreciado durante alg¨²n tiempo por los paleont¨®logos, el driopiteco se ha convertido en centro de un debate -a menudo ¨¢spero- sobre cu¨¢l de los numerosos tipos de antiguos monos se relaciona m¨¢s de cerca con los ancestros de los grandes monos africanos actuales y, por lo tanto, con los seres humanos.
Muchos autores han visto en los driopitecos los ancestros m¨¢s aceptables del hombre, los monos en los que podr¨ªamos plantar, de alguna manera, nuestras ra¨ªces familiares: Louis Leakey incluso lleg¨® a relacionar una forma africana del driopiteco con la ascendencia del australopiteco (el m¨¢s antiguo hom¨ªnido). Seg¨²n el prestigioso paleont¨®logo franc¨¦s Yves Coppens, la descendencia no es tan directa ni tan simple, pero los driopitecos tienen un "sitio de honor" entre los hominoides del Mioceno.
As¨ª las cosas, el a?o pasado, el norteamericano David Begun public¨® un art¨ªculo en Science en el que, bas¨¢ndose en los estudios de su equipo (que ha trabajado con restos de driopiteco hallados en Rodabanya, Hungr¨ªa), afirmaba que el driopiteco es el ancestro de los grandes monos africanos actuales. "Nosotros seguimos trabajando en nuestros restos", explica Salvador Moy¨¢, "y hemos visto que se equivocaron".
Un pariente lejano
El yacimiento de Can Llobateres y res tiene una antig¨¹edad de nueve millones de a?os. En verano de 1991, arroj¨® los primeros restos de driopiteco: diversos fragmentos del frontal de un cr¨¢neo que, dice Moy¨¢, "una vez reconstruidos permiten ver la morfolog¨ªa del rostro". El cient¨ªfico subraya que los restos hallados, entre los que se incluye tambi¨¦n un trozo de temporal, conforman el ejemplar m¨¢s completo de driopiteco. "Tenemos un c¨²mulo de informaci¨®n para rediscutir las relaciones de parentesco de estos primates con los monos actuales", afirma. Moy¨¢ reconoce que adem¨¢s de los f¨®siles se?alados, han aparecido. otros restos (una mano y, posiblemente, una gran parte de un cuerpo), pero se niega a hablar de ellos de momento.
" Nadie sab¨ªa bien qu¨¦ era el driopiteco", explica Moy¨¢; "un pariente lejano, s¨ª, pero de qu¨¦". Examinados los f¨®siles de Can Llobateres ("ni¨¢s completos que los h¨²ngaros"), "nuestra idea es que el Dryopithecus no es ancestro de los grandes monos africanos, sino del gran mono asi¨¢tico actual, el orangut¨¢n". La familia Hominidae -a la que pertenecen hombres, gorilas, chimpanc¨¦s y orangutanes- "tiene un ancestro com¨²n (de hace 13 millones de a?os) que sali¨® de ?frica, coloniz¨® Eurasla y dio lugar al Dryopithecus, del que desciende el orangut¨¢n, aislado en Sumatra y Borneo". Mientras, en ?frica, el ancestro dio paso a los antepasados comunes de los grandes monos africanos y del hombre. El driopiteco es, pues, un pariente, un primo. Pero "en su forma se han conservado muchos rasgos primitivos y, gracias a que podemos ver su cara, es posible imaginar, reconstruir al antepasado com¨²n de 13 millones de a?os".
Ese abuelo "a¨²n no se ha encontrado, pero con el driopiteco podemos especular sobre c¨®mo ser¨¢ cuando lo hallemos".
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