Pedrito no se rinde
Paco Senda y Manolo Carri¨®n hab¨ªan cortado su orejita cada uno, y Pedrito de Portugal, no. ?Se iba a rendir Pedrito al partidismo de la afici¨®n valenciana, que regalaba las orejas a sus paisanos? Esa era la cuesti¨®n latente cuando salt¨® a la arena el sexto novillo, un vendaval de casta ind¨®mita, y fue Pedrito de Portugal y le cort¨® no una, sino las dos orejas, y hasta le habr¨ªa cortado lo que en las noches de plenilunio las vaquitas m¨¢s aprecian, si le llegan a dejar. Menudo es Pedrito de Portugal. Pedrito no se rinde ni ante la evidencia del paisanaje partidista, ni ante nada.Ni siquiera la casta recrecida del novillo le rindi¨®. Cuanta mayor codicia desarrollaba el novillo, m¨¢s lo toreaba, m¨¢s lo met¨ªa en la inquieta muletilla, m¨¢s lo mandaba en el desarrollo cabal de los tres tiempos de la suerte, m¨¢s ligaba los pases. M¨¢s y m¨¢s. El novillo aquel de Baltasar Ib¨¢n no paraba de embestir y Pedrito de Portugal no paraba de torearlo con total dominio de la situaci¨®n. Como si en vez de un chaval lusitano fuera un veterano maestro nacido en el coraz¨®n de Castilla, tierra de diestros recios, o en el de Triana, cuna se?era de artistas capoteros y muleteros.
Ib¨¢n / Senda, Carri¨®n, Pedrito
Novillos de Baltasar Ib¨¢n, bien presentados aunque muy pobres de cabeza, con casta, bravos, nobles. Paco Senda: bajonazo y rueda de peones (petici¨®n y dos vueltas); bajonazo (oreja). Manolo Carri¨®n: bajonazo (oreja); tres pinchazos y estocada (vuelta con algunas protestas). Pedrito de Portugal: estocada ladeada (escasa petici¨®n y vuelta); bajonazo descarado y rueda de peones (dos orejas); sali¨® a hombros, junto al mayoral de la ganader¨ªa. Plaza de Valencia, 8 de octubre. Primera corrida de feria. Media entrada.
Bueno, quiz¨¢ se exagera. Pero en estos tiempos en los que el toro de casta no sale, o si sale no hay quien pueda con ¨¦l, aconteci¨® que Pedrito de Portugal se hizo presente en la palestra dispuesto a dome?ar su fiereza e incluso a convertirlo en pasta de albondiguilla. Y ambos prop¨®sitos alcanz¨®, si bien se mira.
De entrada, el combativo Pedrito se situ¨® en el centro geom¨¦trico del redondel, cit¨® al novillo que buscaba banderilleros alborotadores y charlatanes porjunto al burladero, aguant¨® a pie firme la arrancada veloz, resolvi¨® el embroque con dos pedresinas y un surtido de pases por alto sin mover las zapatillas de la arena, y con ese alarde, ya ten¨ªa al novillo medio embrujado, ya hab¨ªa puesto al p¨²blico en pie.
De salida, tras el faen¨®n de muchos ce?imientos y acabadas ligazones, y de unos conatos de circulares citando de espaldas que la bovina casta no consinti¨® y de poco sale arrollado (la casta es la dignidad del toro de lidia; a quien se le ocurre pretender hollarla por circulares), Pedrito de Portugal mech¨® al novillo mediante infamante bajonazo, dej¨¢ndolo hecho pasta de albondiguilla, si no era despojo para hamburguesa.
El bajonazo cruel no impidi¨® que el p¨²blico pidiese y el presidente concediera las dos orejas. El orejismo, si le dan pie, no conoce l¨ªmites. Y, adem¨¢s, de alguna manera se deb¨ªa resaltar el toreo de emoci¨®n y ajuste sobre la producci¨®n seriada de pases, que en eso consisti¨® cuanto se estuvo viendo toda la tarde.
Muy animosos Paco Senday Manolo Carri¨®n, tambi¨¦n Pedrito de Portugal en su anterior turno, lo que estuvieron haciendo en realidad fue pegar pases mil, naturalmente fuera de cacho, con el pico de la muleta, rectificando terrenos y sin ligar ninguno. Bien es verdad que con matices. Por ejemplo, la casta de los novillos no arredr¨® a Senda, menos a¨²n a Carri¨®n que se faj¨® en un muleteo valeroso con el quinto, y en cambio la del tercero desbord¨® a Pedrito de Portugal; lo que son las cosas. Debi¨® de ser entonces cuando tom¨® la sublime decisi¨®n de no rendirse, pronunci¨® la frase famosa "O por la puerta grande o por la enfermer¨ªa", cruz¨® el ruedo bajo los focos que aclaraban p¨¢lidamente la noche cerrada, se arrim¨®, tore¨®, y acab¨® con el cuadro.
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