"Madrid sigue divertido, pero hay que rebuscar"
En su particular topograf¨ªa s¨®lo existen tres puntos cardinales. Uno es Madrid; el otro, la manchega localidad de Valdepe?as, y, por fin, el pueblo jiennense de Iznatoraf, rinc¨®n medieval con fueros propios donde Clavel espera, como poco, ver levantada en su honor una ermita sencilla y milagrosa. Adora Madrid y es un experto conocedor de nuestro Rastro, aunque de un tiempo a esta parte empieza a poner verde a la ciudad, y no s¨®lo porque esconde su mirada tras unas antiparras del color de la esperanza. Es, sencillamente, porque Madrid se est¨¢ poniendo caro, y no s¨®lo en el sentido pecuniario. Con su nuevo espect¨¢culo, Guarrypop, todos los jueves de octubre en la sala Morocco, Paco Clavel desvela los secretos para luchar contra la crisis, asegurando que la basura glamourosa es la filosof¨ªa del agitado y finisecular s¨¢lvese quien pueda.
Pregunta. ?Pero c¨®mo se puede trasnochar y ser el primero en llegar a las gangas del Rastro madrile?o?
Respuesta. Con mucho esfuerzo, porque es cierto que quien madruga se lleva los tesoros. Pero tambi¨¦n el Rastro se est¨¢ deteriorando. Antes, apenas llegaba la gitana y extend¨ªa por los suelos su mant¨®n, ya est¨¢bamos todos como las ratas hambrientas en busca de la risa y el model¨®n.
P. No puedo creer que haya encontrado incluso alta costura.
R. Yo no voy en busca de tesoros, pero alg¨²n que otro pertegaz ya ha ca¨ªdo en mis manos. Siempre me inclin¨¦ m¨¢s por la filosof¨ªa cutrelux.
P. ?Cu¨¢l ha sido su ¨²ltimo hallazgo?
R. Mi mascota. Un perrito encantador llamado Chuch¨ªn, de aquella raza pr¨¢cticamente extinguida que adornaba las traseras de los coches moviendo la cabecita.
P. ?Alguna vez se ha topado con famosos y famosas rebuscando en las ofertas?
R. Naturalmente. No olvidemos que el movimiento cultural y agitador del Madrid de finales de los setenta y parte de los ochenta naci¨® en el Rastro. Alaska, Pedro Almod¨®var, Luc¨ªa y Miguel Bos¨¦... Se a?oran mucho los bares de fritanga y calamar, hoy alicatados hasta el techo. Ahora ha perdido sabor, anarqu¨ªa y autenticidad. Es como unos grandes almacenes.
P. Esa vida cutrelux, siempre al acecho de la ganga, le habr¨¢ ense?ado a desenvolverse muy bien en ¨¦pocas de crisis como ¨¦sta, ?no?
R. A m¨ª y a muchos de mis seguidores, porque, quieras o no, soy un gur¨², guarry, pero gur¨². Hay que ser un poco franciscano, divertido y austero.
P. ?Su buena forma no tendr¨¢ algo que ver con las escapadas de fin de semana a alg¨²n pueblito alejado de Madrid?
R. Mira, lo dice el refr¨¢n: aunque la adore, Madrid me mata. Soy una guarryrrata de barrio, pero necesito ciertos respiros.
P. ?En qu¨¦ momento exacto el cutrelux ha derivado en guarrypop?
R. El primero se basa en una est¨¦tica con ciertas fisuras que nunca han llegado a oler. El segundo es pura basura glamourosa.
P. Vamos, fiel reflejo del entorno en que vivimos.
R. Yo me tengo por ciudadano universal ¨ªntimamente ligado a Madrid, una ciudad que siempre fue de todos y cada vez es m¨¢s de s¨®lo unos pocos. ?La culpa? El racismo. Parece mentira que all¨ª donde convivieron un se?or de Villarejo, una Jennifer de Manoteras y un Jonathan de Aluche no se admita el mestizaje racial, o se asusten de la cresta de un punki. Estamos en claro retroceso, porque Madrid sigue siendo divertido, pero hay que rebuscar.
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