Sorda lucha en el Grupo de R¨ªo por liderar Am¨¦rica Latina
La reuni¨®n, concluida el s¨¢bado, de presidentes del llamado Grupo de R¨ªo -en el que participan los pa¨ªses de Suram¨¦rica y M¨¦xico, m¨¢s un representante de Centroam¨¦rica y otro de las islas del Caribe- ha puesto de manifiesto en Santiago de Chile la existencia de intereses comunes por defender su libre acceso al comercio internacional. Al mismo tiempo se desarrolla entre bastidores una lucha sorda por el liderazgo pol¨ªtico de la regi¨®n.El Grupo de R¨ªo ha crecido hasta convertirse en el mayor organismo de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe. En las cumbres iberoamericanas cuentan con la presencia de las antiguas potencias coloniales Espa?a y Portugal. En la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) lleva la voz cantante Estados Unidos como gran potencia. Los latinoamericanos est¨¢n solos, sin injerencia de potencias ajenas, en el Grupo de R¨ªo, surgido en torno al conflicto de Centroam¨¦rica. Esto ha provocado una disputa por el liderazgo, por determinar qui¨¦n llevar¨¢ la voz cantante y se convertir¨¢ en portavoz en las negociaciones con los pa¨ªses industrializados.
No existen divergencias en el Grupo de R¨ªo sobre la necesidad de que toda la regi¨®n tenga un acceso justo al libre comercio mundial y a la posibilidad de vender sin trabas sus productos en los grandes mercados de Estados Unidos, la Comunidad Europea y Jap¨®n.
Tambi¨¦n hubo acuerdo en apoyar la creaci¨®n del Tratado de Libre Comercio (TLC) de Estados Unidos, M¨¦xico y C¨¢nada. La aspiraci¨®n es convertir el NAFTA (siglas en ingl¨¦s del TLC) en un AFTA, una zona de libre comercio para Am¨¦rica y no s¨®lo para Norteam¨¦rica.
Estos acuerdos b¨¢sicos sobre intereses comerciales comunes no apagan la existencia de celos y rencillas por el liderazgo que se advert¨ªan de forma palpable entre los bastidores de la cumbre de Santiago. La enfermedad del presidente Carlos Menem priv¨® a Argentina de entrar en la lid. El equipo argentino qued¨® paralizado por la falta de su mejor organizador del juego. En Santiago, la pugna por el liderazgo qued¨® as¨ª reducida a M¨¦xico y Brasil.
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