La democracia delegada
Lo que ha ocurrido en Mosc¨² desde el decreto presidencial de septiembre sobre la disoluci¨®n del Parlamento hasta la prohibici¨®n de los partidos, las organizaciones y la prensa de oposici¨®n encaja en el modelo te¨®rico que propuse ya en 1988 y que sostiene la imposibilidad de realizar la transici¨®n directa del totalitarismo a la democracia.En m¨²ltiples trabajos sobre el tema afirm¨¦ que es necesario e inevitable que Rusia pase por una etapa autoritaria de desarrollo pol¨ªtico en su camino hacia la econom¨ªa de mercado y el sistema pol¨ªtico democr¨¢tico. Ni el r¨¦gimen de Gorbachov ni el de Yeltsin eran democr¨¢ticos, de acuerdo con este modelo, los considero etapas de la descomposici¨®n del sistema totalitario, con las consiguientes crisis de direcci¨®n y de legitimidad y con la falta de acuerdo acerca de los valores b¨¢sicos entre las principales fuerzas sociopol¨ªticas.
El conocido polit¨®logo argentino Guillermo O'Donell ha propuesto para tal r¨¦gimen el acertado calificativo de democracia delegada. Con una sociedad civil poco desarrollada e instituciones estatales d¨¦biles, todo el sistema debe ser catalizado por un l¨ªder carism¨¢tico, elegido por el electorado, que a partir de entonces pierde tanto el deseo como la posibilidad de ejercer influencia en la vida pol¨ªtica del pa¨ªs. Seg¨²n O'Donell, la particularidad de este r¨¦gimen consiste en que puede desarrollarse tanto hacia una democracia consolidada m¨¢s estable, si se resuelven con ¨¦xito los problemas socioecon¨®micos, pol¨ªticos, nacionales y otros, como degenerar en el autoritarismo, si es incapaz de resolver tales problemas.
Los sucesos de septiembre y octubre son testimonio de que el r¨¦gimen de democracia delegada de Yeltsin ha pasado a la fase de su desarrollo autoritario, sin lograr resolver los problemas que Rusia afronta en el campo econ¨®mico, ¨¦tnico e institucional. La disoluci¨®n del Parlamento fue acompa?ada por toda una serie de decretos presidenciales dedicados a liquidar el sistema sovi¨¦tico tanto a nivel republicano y regional como local. Ha sido una aut¨¦ntica liquidaci¨®n de los ¨®rganos del poder representativo. All¨ª donde los s¨®viets se han conservado, el presidente limit¨® sus derechos, recomend¨¢ndoles cambiar su personal y poni¨¦ndolos bajo el control del poder ejecutivo regional. Se ha instaurado el poder absoluto del Ejecutivo, nombrado por el presidente y organizado de acuerdo con el principio de subordinaci¨®n jer¨¢rquica.
De este modo, casi todo el poder en la esfera institucional se ha concentrado en manos del presidente, por lo menos formalmente. Adem¨¢s, ¨¦ste prohibi¨® por decreto la actividad de todos los partidos y organizaciones de oposici¨®n, lo que cobra un significado particular en v¨ªsperas de las elecciones a la Asamblea Federal previstas para diciembre. De hecho, esto margina del proceso pol¨ªtico legal a un espectro que incluye a una parte de los centristas (el partido de Rutsk¨®i), y a los partidos y movimientos nacionalistas y comunistas. El objetivo de estas medidas es asegurar el control del presidente y sus allegados sobre las regiones, mediante el, nombramiento de los gobernadores, y sobre el futuro parlamento bicameral, del que se marginan los partidos y las organizaciones de la oposici¨®n y sus populares l¨ªderes.
La disoluci¨®n del Parlamento brinda hoy una serie de ventajas al poder actual para poner en pr¨¢ctica su pol¨ªtica de profundizaci¨®n de la reforma econ¨®mica. En primer lugar, ha puesto fin, al menos a coito plazo, a la dualidad de poderes en Mosc¨², que desde diciembre de 1992 paralizaba la actividad del Gobierno. En segundo lugar, el centro reforzado se ha visto en unas relaciones cualitativamente nuevas con relaci¨®n a los territorios de la federaci¨®n. La disoluci¨®n relativamente tranquila de los s¨®viets regionales, que empez¨® despu¨¦s de que el presidente exigiera su autodisoluci¨®n, disip¨® el mito sobre la omnipotencia de los territorios de la federaci¨®n y la idea de que dichos de ellos constitu¨ªan la tercera fuerza capaz de dictar su voluntad tanto al presidente como al S¨®viet Supremo, enfrentados en una contienda mortal.
Lo m¨¢s probable es que los territorios hubieran representado realmente una fuerza seria si se hubiera recrudecido el conflicto entre las ramas del poder en el centro. Los territorios de la federaci¨®n no lograron constituirse en una instituci¨®n poderosa (el Consejo de la Federaci¨®n), en ¨¢rbitros entre el presidente y el S¨®viet Supremo. Dada la debilidad de las relaciones horizontales entre los territorios de la federaci¨®n y la diferencia de status y de intereses entre ellos, el fin de la lucha entre las ramas de poder en Mosc¨² ha dejado a los territorios rusos frente a frente con el reforzado centro federal moscovita.
En tercer lugar, la disoluci¨®n del Parlamento y la prohibici¨®n que margina a la oposici¨®n de la actividad pol¨ªtica legal a corto plazo refuerza a las autoridades en otro aspecto muy importante. La situaci¨®n econ¨®mica en el pa¨ªs obligar¨¢ al Gobierno a adoptar medidas duras para luchar contra la inflaci¨®n, lo que infaliblemente provocar¨¢ un aumento masivo del desempleo y de la tensi¨®n social.
La ausencia de un Parlamento y de partidos y movimientos de oposici¨®n capaces de utilizar el descontento masivo contra el presidente y el Gobierno, el control de los principales medios de comunicaci¨®n de masas y un poder ejecutivo monol¨ªtico crean, para el presidente y el Gobierno, posibilidades privilegiadas para dominar el aumento de la tensi¨®n social de forma m¨¢s indolora y sin conmociones serias.
Veamos ahora los factores que pueden debilitar sustancialmente -o incluso neutralizar del todo- la posibilidad de establecer un poder autoritario eficaz, o, hablando en otros t¨¦rminos, una democracia controlada. En primer lugar, puede haber dificultades institucionales. Incluso si se margina a la oposici¨®n de las elecciones a la Asamblea Federal, es muy posible que este ¨®rgano se convierta muy pronto en una instituci¨®n tan de oposici¨®n al presidente y al poder ejecutivo como la que lleg¨® a ser con el correr del tiempo el disuelto S¨®viet Supremo, donde muchos diputados pasaron desde la democracia radical hasta el comunismo y el nacional-patriotismo. A este escenario puede contribuir la ausencia de un sistema desarrollado de partidos y de disciplina partidaria de los diputados, as¨ª como la debilidad de la sociedad civil y de las palancas para influir sobre los parlamentarios.
Si la nueva Constituci¨®n se aprueba mediante refer¨¦ndum, conjuntamente con las elecciones a la Asamblea Federal, la nueva ley fundamental garantizar¨¢ un mecanismo pac¨ªfico para resolver la crisis institucional, esta vez sin tanques ni carros blindados. Pero es muy probable que el inevitable enfrentamiento entre la Asamblea Federal as¨ª elegida y el poder ejecutivo se convierta en un serio factor desestabilizador de todo el sistema social.
En segundo lugar, la marginaci¨®n de la actividad pol¨ªtica legal de las fuerzas comunistas y nacionalistas y de parte de los centristas disminuye sustancialmente la base social del nuevo poder, pone en duda la legitimidad de este poder para una importante parte de la poblaci¨®n del pa¨ªs y contribuir¨¢ a profundizar la polarizaci¨®n de las fuerzas pol¨ªticas y a aumentar el extremismo pol¨ªtico. La marginaci¨®n de tan importante espectro. de fuerzas sociopol¨ªticas de la posibilidad de expresarse por medios legales, mientras se agrava la crisis econ¨®mica y aumenta la tensi¨®n social, tambi¨¦n se convertir¨¢ en un serio factor desestabilizador del sistema pol¨ªtico de Rusia.
Por lo visto, la actuaci¨®n de la oposici¨®n en octubre bajo las banderas rojas es la ¨²ltima acci¨®n de gran envergadura de este tipo. Las tendencias dominantes en la oposici¨®n ser¨¢n en el futuro las tendencias de derecha, de car¨¢cter extremadamente nacionalistas y antioccidentales, lo que, de ahondarse la crisis, abre la posibilidad para una atm¨®sfera favorable a un golpe de Estado de derecha de
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La democracia delegada
Viene de la p¨¢gina anteriortipo fascista. Por ¨²ltimo, la debilidad de las instituciones pol¨ªticas y la incapacidad de resolver el conflicto entre los poderes por la v¨ªa constitucional pusieron al Ej¨¦rcito y a los otros poderes f¨¢cticos del Estado en el centro de la vida pol¨ªtica. Ya he tenido oportunidad de escribir sobre el proceso de latinoamericanizaci¨®n de la vida pol¨ªtica en Rusia despu¨¦s de la desaparici¨®n del PCUS y de la subsiguiente liquidaci¨®n del control pol¨ªtico sobre los poderes f¨¢cticos. Hasta ahora, el Ej¨¦rcito no aspiraba al poder pol¨ªtico independiente, a pesar de la profundizaci¨®n de la crisis y de la debilidad de las instituciones pol¨ªticas, por dos razones: la falta de una tradici¨®n y de experiencia en este campo y el poco envidiable estado en que se vio el mismo Ej¨¦rcito despu¨¦s de la desintegraci¨®n de la URSS. Es muy probable que, en la pr¨®xima crisis profunda de poder, el Ej¨¦rcito ruso, m¨¢s consolidado despu¨¦s de haber obtenido en octubre una experiencia de participaci¨®n -aunque no independiente- en la lucha por el poder, trate de actuar como una fuerza pol¨ªtica independiente, que pretenda la totalidad del poder. Y estas pretensiones pueden ser apoyadas tanto por parte de las fuerzas pol¨ªticas legales como por la aplastante mayor¨ªa de la oposici¨®n, marginada del proceso pol¨ªtico legal.
As¨ª, si la reforma econ¨®mica se desarrolla con ¨¦xito, el r¨¦gimen autoritario en formaci¨®n tiene posibilidades de conservar la estabilidad del sistema sociopol¨ªtico y de crear las premisas para avanzar hacia la consolidaci¨®n de la democracia, permitiendo paulatinamente la integraci¨®n en el proceso pol¨ªtico legal de los partidos y movimientos opositores dejados fuera de ¨¦ste en esta etapa. Si esto no se logra y la reforma econ¨®mica crea una larga e intensa crisis, entonces el r¨¦gimen autoritario en formaci¨®n abrir¨¢ las posibilidades para que se realicen en Rusia todas las variantes sombr¨ªas de desarrollo del proceso pol¨ªtico en sus expresiones m¨¢s extremistas.
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