Sanidad brit¨¢nica
Hace unos d¨ªas aparec¨ªa en esta secci¨®n una vehemente defensa del Servicio Nacional de Salud Brit¨¢nico, otrora admirado y hoy seriamente cuestionado. En esencia, el se?or Whitaker centraba sus argumentos en la demostraci¨®n de que en el Reino Unido son perfectamente posibles unas prestaciones de calidad superior a las de otros pa¨ªses (versi¨®n sanitaria de lo de que el dinero no da la felicidad) por tres memorables razones:1. Al tener unos presupuestos fijos, no ampliables, los hospitales gestionan sus recursos (escasos) de manera m¨¢s eficaz. (No se explican las razones o las pruebas de esta afirmaci¨®n, que m¨¢s parece una hip¨®tesis por demostrar que otra cosa).
2. Al parecer, los brit¨¢nicos tienen m¨¢s fe en sus defensas naturales que los dem¨¢s europeos, con lo que solidariamente consumen menos medicinas (!).
3. Siguiendo en la l¨ªnea de conciencia social, los m¨¦dicos brit¨¢nicos constituir¨ªan un vivo ejemplo de estajanovismo laboral, y ser¨ªan capaces de trabajar lo que fuere preciso, inasequibles al desaliento:
Es bien sabido que no existe una relaci¨®n obligada ante indicadores de salud y gasto sanitario, pero s¨ª me gustar¨ªa comentar lo que ocurre con algunas terap¨¦uticas que me tocan m¨¢s de cerca y que tienen un factor com¨²n: su no aplicaci¨®n representa la muerte del enfermo.
Insuficiencia renal: el Reino Unido fue uno de los pa¨ªses pioneros en Europa y de los primeros que desarrollaron un programa integrado de tratamiento. Los recortes efectuados por Margaret Thatcher, hace ya m¨¢s de diez a?os, motivaron la exclusi¨®n de facto del tratamiento con di¨¢lisis de los pacientes de m¨¢s de cincuenta, a?os. Luego se ha dicho que nunca hubo un documento oficial donde se estableciera la limitaci¨®n de edad y que todo hab¨ªa sido un problema de autolimitaci¨®n de los nefr¨®logos brit¨¢nicos. Lo cierto es que las cifras cantan; a¨²n hoy d¨ªa en Inglaterra se dializan 159 enfermos por mill¨®n (datos EDTA, 1992), frente a 355 en Espa?a o 301 en Francia. Tambi¨¦n se dijo que es que en realidad se optaba por la terap¨¦utica m¨¢s socialmente rentable, el trasplante renal de cad¨¢ver. Veamos: Reino Unido, 28,5 por mill¨®n; Espa?a, 38,4 por mill¨®n (datos del Consejo de Europa, 1992).
Lo mismo puede decirse de otros ejemplos de alta tecnolog¨ªa, como los trasplantes hep¨¢ticos o cardiacos, en que, tras ser pioneros en su desarrollo y contar con profesionales de primer¨ªsima fila, han quedado netamente desplazados en cuanto a actividad se refiere, y a distancia muy considerable de otros pa¨ªses europeos (entre ellos Espa?a) y de EE UU. Naturalmente, los enfermos no tratados mediante di¨¢lisis o trasplante generan un menor coste sanitario tanto directo como en gasto farmac¨¦utico (se mueren), pero es dudoso que ello pueda atribuirse a las bondades de "una pol¨ªtica sanitaria bien dise?ada".-
M¨¦dico nefr¨®logo, coordinador nacional de trasplantes.
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