"No se trata de si volver¨¦, sino de cu¨¢ndo volver¨¦"
Jean-Bertrand Aristide, de 40 a?os, est¨¢ convencido de su pr¨®ximo regreso a Hait¨ª, pero lo condiciona a la salida de los militares golpistas. Aristide ignora las insinuaciones sobre su estado mental con una frase: "S¨¦ c¨®mo se puede destrozar una reputaci¨®n. De Martin Luther King dijeron cosas peores". Aristide, quien se considera un dem¨®crata sin m¨¢cula, cree que los asuntos internos de Hait¨ª importan mucho a EE UU, y as¨ª justifica la intervenci¨®n norteamericana. En esta entrevista, realizada en Washington, se declara dispuesto a morir por la democracia de su pa¨ªs.Pregunta. ?Por qu¨¦ debe Estados Unidos ocuparse de Hait¨ª?
Respuesta. Tenemos claros intereses mutuos. Los dirigentes de Hait¨ª est¨¢n implicados en el tr¨¢fico de drogas y Hait¨ª se ha convertido en el segundo pa¨ªs del continente en volumen de comercio de estupefacientes, un negocio que aporta unos 200 millones de d¨®lares al a?o [unos 26.000 millones de pesetas]. Tambi¨¦n es mejor para los haitianos permanecer en Hait¨ª antes que abandonar el pa¨ªs. Los siete meses que permanec¨ª en el Gobierno demuestran que los haitianos prefieren quedarse en casa. Adem¨¢s, EE UU es la superpotencia del mundo. Hay gente en Hait¨ª que amenaza al mundo al amenazar a EE UU y es importante que cortemos el paso a esa gente.
P. ?Bajo qu¨¦ condiciones volver¨¢ usted?
R. No se trata de si volver¨¦, sino de cu¨¢ndo volver¨¦. Queremos que los golpistas sean apartados del poder, conforme al acuerdo alcanzado en la isla del Gobernador. S¨®lo entonces volver¨¦ a Hait¨ª.
P. Si el precio de la democracia fuera el martirio, ?estar¨ªa usted dispuesto a pagarlo?
R. Asumo mi responsabilidad. Si el pueblo de Hait¨ª quiere que yo est¨¦ all¨ª, tengo la responsabilidad de decir que s¨ª.
P. Los senadores de Estados Unidos Bob Dole y Jesse Helms se quejan de que usted no es un dem¨®crata, y de que, por lo tanto, no vale la pena luchar por usted.
R. Yo les invitar¨ªa a comprobar mis logros. Aportamos un clima de paz y estabilidad pol¨ªtica. Hubo un descenso en las violaciones de los derechos humanos y empezamos a cerrar las puertas al tr¨¢fico de drogas.
P. Tambi¨¦n hay informes, hechos p¨²blicos recientemente, seg¨²n los cuales es usted un depresivo que no hace mucho sufri¨® un ataque de nervios.
R. S¨¦ c¨®mo se puede destrozar una reputaci¨®n. Sobre Martin Luther King dijeron cosas peores.
P. ?Se arrepiente ahora de los discursos en los que parec¨ªa invitar a una rebeli¨®n violenta?
R. Debemos poner aquellas declaraciones en su verdadero contexto. El golpe hab¨ªa empezado. Yo estaba utilizando las palabras para responder a las balas de los golpistas.
P. ?Qu¨¦ pas¨® por su cabeza cuando fue asesinado su amigo y ministro de Justicia Guy Malari?
R. Preferir¨ªa no haber sentido que me encontraba bien, pero as¨ª era. Hab¨ªa avisado a todo el mundo que esto suceder¨ªa como resultado del acuerdo de la isla del Gobernador. Pero me sent¨ª en paz con mi conciencia porque, inicialmente, me negu¨¦ a firmar el acuerdo.
P. ?Le forz¨® EE UU a firmar ese acuerdo?
R. [Pausa] Despu¨¦s de unas horas decid¨ª firmarlo.
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