El final de 70 a?os de koljoses
El decreto firmado ayer y que fija de forma clara, real y pr¨¢ctica la propiedad privada de la tierra ha resultado muy dif¨ªcil de aprobar, porque en torno a ¨¦l hubo una encarnizada lucha de diferentes concepciones sobre la reforma agraria en Rusia. De ah¨ª que, en las ¨²ltimas semanas, el texto del decreto hubiera ido como una pelota del Kremlin al Gobierno y del Gobierno al Kremlin.Dentro del mismo Ejecutivo, las tensiones tambi¨¦n fueron muy fuertes, porque se trataba de una cuesti¨®n muy complicada, con enormes implicaciones. T¨¦ngase en cuenta que en Rusia ha habido dos intentos inconclusos de hacer una reforma agraria liberalizadora: el primero, tras la abolici¨®n de la servidumbre en 1861, y el segundo, a principios de siglo, bajo la ¨¦gida del pol¨ªtico reformista Piotr Stolipin. La privatizaci¨®n verdadera de la tierra supone la reinversi¨®n de la colectivizaci¨®n agr¨ªcola que se inici¨® en los a?os veinte y que ha durado hasta hoy.
La situaci¨®n agr¨ªcola en Rusia es hoy la siguiente: los koljoses y sovjoses, las formas colectivas de explotaci¨®n agr¨ªcola en las que se basaba el sistema sovi¨¦tico (un total de 26.700 explotaciones en Rusia), tienen en su poder el 90% de las tierras cultivables de la Federaci¨®n Rusa, que en su conjunto son algo m¨¢s de 168 millones de hect¨¢reas. Las explotaciones individuales ocupan hoy el 3,9% de las tierras cultivables.
Del decreto que Yeltsin ha firmado, y cuyos detalles todav¨ªa se desconocen, se esperaba la eliminaci¨®n de todas las limitaciones que hoy impiden la compraventa de tierra. Estas limitaciones no permiten, formalmente hablando, que los usufructuarios de la tierra puedan considerarse como sus verdaderos propietarios. Hay que distinguir entre terreno agr¨ªcola de verdad, por una parte, y los peque?os solares donde est¨¢n construidas las dachas y casas de campo, por otra. Estos solares (que no van m¨¢s all¨¢ de huertos y jardines) se compran y se venden -como soportes f¨ªsicos de los inmuebles construidos sobre ellos, pero nada m¨¢s- en base a una normativa adoptada por el Parlamento en julio de 1993.
La legislaci¨®n sobre la tierra es un verdadero galimat¨ªas donde los conceptos no acaban de coincidir con los conceptos occidentales para los mismos t¨¦rminos. Si dejamos aparte las varias categor¨ªas en que est¨¢ dividida la tierra (urbana, industrial, forestal, etc¨¦tera) y nos centramos ¨²nicamente en la tierra para uso agr¨ªcola, la posibilidad formal de ser propietario no supone la posibilidad legal de vender. En la pr¨¢ctica, todos han hecho lo que les ven¨ªa en gana.
La Constituci¨®n de la Federaci¨®n Rusa (la que Yeltsin se ha cargado) preve¨ªa la propiedad privada de la tierra, y lo mismo ocurre con el C¨®digo de la Tierra, que data de 1991. Sin embargo, hay limitaciones, siendo la principal que las operaciones de compra y venta de la tierra estaban bloqueadas por 10 a?os para la tierra recibida gratuitamente del Estado por los ciudadanos. Tambi¨¦n estaban bloqueadas por cinco a?os para las tierras compradas al Estado. A t¨ªtulo ilustrativo, a estas limitaciones se ven sometidos hoy los famosos granjeros individuales, a quienes han sido entregadas las tierras cedidas por koljoses y sovjoses.
El enigma de la alternativa
Entre 1990 y 1992 se adoptaron cerca de 30 disposiciones legales sobre la tierra. De ellas hay dos documentos b¨¢sicos que regulan la reorganizaci¨®n de los sovjoses y koljoses: un decreto de diciembre de 1991 y una disposici¨®n del Gobierno, tambi¨¦n de diciembre de 1991. Seg¨²n estos dos textos, los koljoses y sovjoses deb¨ªan volver a registrarse antes de enero de 1993 y entregar tierra y aperos a los trabajadores que decidieran abandonarlos. La legislaci¨®n preve¨ªa que la privatizaci¨®n de las tierras pod¨ªa tener lugar s¨®lo en caso de que los trabajadores de los soyJoses y ko1joses adoptaran la decisi¨®n voluntaria de disolver la hacienda colectiva. Es decir, que hab¨ªa una subordinaci¨®n del individuo a la decisi¨®n del colectivo.
La discusi¨®n b¨¢sica en torno al decreto es c¨®mo actuar frente a los sovjoses y koljoses. Uno de los temas que debe resolverse es si los campesinos de las empresas de propiedad colectiva tendr¨¢n libertad para abandonar estas formas de explotaci¨®n agr¨ªcola y quedarse con su lote de tierra, que ahora es com¨²n, con independencia de que el kolj¨®s o sovj¨®s decida seguir existiendo en r¨¦gimen de sociedad an¨®nima. Si esto es as¨ª, hay un gran peligro de que el kolj¨®s o el sovj¨®s se desintegre. ?Y qu¨¦ sustituir¨¢ a los koljoses y sovjoses las haciendas colectivas para que los rusos puedan comer la pr¨®xima primavera?
Habida cuenta de que la agricultura no est¨¢ desarrollada (faltan infraestructura, cadenas de distribuci¨®n, t¨¦cnica ... ), y que koljoses y sovjoses son parte de un tejido m¨¢s o menos eficiente, pero rodado, una de las preguntas que surgen hoy es en qu¨¦ medida se producir¨¢ un vac¨ªo econ¨®mico que podr¨ªa acabar en hambruna por aquello de que si los koljoses y sovjoses dejan de labrar y los granjeros no labran todav¨ªa. Adem¨¢s se plantean otros problemas tales como la posibilidad de que los campesinos, convertidos en propietarios de las tierras, no piensen en destinarlas a los poco agradecidos menesteres agr¨ªcolas, sino que pasen a darles otros usos o a especular con ellas, sobre todo en zonas no muy lejanas de las ciudades.
Este desarrollo podr¨ªa producir una disminuci¨®n de las superficies cultivadas, sin aumento de la productividad en las que quedan. Con la privatizaci¨®n urbana se ha dado un fen¨®meno parecido: algunos servicios han desaparecido, simplemente porque son menos rentables que otros.
Un tema importante, socialmente hablando, es c¨®mo reaccionar¨¢n los defensores del agro colectivo, y si opondr¨¢n resistencia violenta a la disoluci¨®n del modo de vida comunitario. Debe tenerse en cuenta que la Uni¨®n Agraria de Rusia, una organizaci¨®n pol¨ªtica en cuya direcci¨®n est¨¢ Vasili Starodubtsev, uno de los golpistas de agosto de 1991, representa un lobby muy fuerte, que adem¨¢s concurre a las elecciones de diciembre.
Seg¨²n dijo el martes el ministro de Agricultura ruso, V¨ªktor Jlist¨²n, el principal tema en las relaciones del Gobierno con los campesinos son hoy las deudas. Resulta que los precios agr¨ªcolas se han incrementado de forma disparatada, y que el Estado ruso tiene que pagar sumas fant¨¢sticas a los campesinos por la cosecha, lo que en los pr¨®ximos d¨ªas se traducir¨¢ de paso en un sustantivo aumento del precio del pan.
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