"Coincidimos paseando por el Retiro"
Despu¨¦s de tantas visitas, para ellos Madrid son cinco ciudades distintas y un solo parque verdadero. Y despu¨¦s de tantos a?os, Les Luthiers son cinco miembros muy aut¨®nomos que coinciden felizmente en dos escenarios. Por la ma?ana, y sin cita previa, en el parque del Retiro. Por la noche, y con premeditaci¨®n, en el teatro Alcal¨¢ Palace, donde celebran con ¨¦xito su 250 aniversario art¨ªstico. Han montado una funci¨®n de antolog¨ªa llamada Grandes hitos, que le¨ªdo de un tir¨®n y con acento argentino, ser¨ªa como decir grandesitos, aunque aseguran no haber envejecido m¨¢s que 10 a?os en todo este tiempo. Al conocerse en un coro universitario bonaerense, el cono sur perdi¨® un par de ingenieros, un notario y hasta un qu¨ªrnico, pero el mundo gan¨® mucho en carcajadas; y la flota de instrumentos musicales, alg¨²n que otro extravagante compa?ero. Durante 10 meses al a?o, su ritmo de trabajo es incesante. Organizan tormentas de cerebros, donde cada cual expone su opini¨®n en el m¨¢s organizado de los caos. Pero incluso con semejante quilombo -y contra la leyenda el psicoanalista de Les Luthiers no va con ellos de gira.Pregunta. Pues en Madrid se habla mucho del psiquiatra de Les Luthiers.
Respuesta. Hace muchos a?os que trabajamos regularmente con un psicoanalista. Un d¨ªa a la semana nos reunimos con ¨¦l y charlamos sobre nuestros problemas, crisis y alegr¨ªas. Pero no estamos tan locos como para llevarlo en cada viaje.
P. Aunque ustedes no se inspiran en la actualidad, son observadores. ?Encuentran muy deteriorado el Viejo Continente?
R. Convulsi¨®n y crisis empiezan a ser situaciones casi de estabilidad, igual en Europa que en Am¨¦rica, y en esto cada uno tiene su opini¨®n. Somos un grupo de artistas, no de pol¨ªticos. Pero siempre es una felicidad venir a trabajar ac¨¢. Madrid es una vieja conocida.
P. No suelen andar juntos por la ciudad, tampoco se les ocurrir¨¢ visitar un restaurante argentino.
R. Ni siquiera estamos en el mismo hotel, cada uno tiene sus amigos, sus parientes, sus barrios preferidos. Donde s¨ª solemos coincidir en los paseos matinales es en el Retiro. Nos parece un lugar maravilloso. Yo -apunta Carlos N¨²?ez Cortes- lo primero que hice al llegar despu¨¦s de desarmar la maleta fue dar un paseo por el parque. Nos encantan las tapas, y por la noche cenamos en los sitios que est¨¢n abiertos despu¨¦s de la funci¨®n. En general, nos sentimos muy bien en Espa?a, porque hemos recorrido casi todo el pa¨ªs.
P. Jos¨¦ Luis Coll asegura que ustedes tienen un defecto, pero no sabe cu¨¢l. ?Podr¨ªan sacarnos de la duda?
R. No lo podemos decir. El se?or Coll es uno de nuestros m¨¢s admirados ignorantes.
P. ?C¨®mo pueden envejecer s¨®lo una d¨¦cada en 25 a?os?
R. Bueno, bueno... Lamentablemente, somos todos un poco m¨¢s mayores, pero la risa nos mantiene j¨®venes. Como dec¨ªa Fellini, los payasos no envejecen.
P. ?Y c¨®mo pudo un coro universitario de los a?os sesenta terminar en esta disparatada formaci¨®n?
R. Puro azar. En aquel movimiento coral hab¨ªa gente muy interesante. Al principio fuimos diez, luego cinco, pero siempre una broma. Ahora tambi¨¦n, aunque mucho m¨¢s profesional.
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