100 intelectuales ¨¢rabes y musulmanes osan expresar por escrito su solidaridad con Rushdie
El libro, editado en Francia, es una reflexi¨®n sobre las relaciones entre el islam y Occidente
Salman Rushdie ha encontrado el apoyo que, seg¨²n confiesa, m¨¢s falta le hac¨ªa: el de los intelectuales del mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n. M¨¢s de cuatro a?os despu¨¦s de la fatwa del imam Jomeini que conden¨® a muerte al autor de Los versos sat¨¢nicos, un centenar de poetas, novelistas, cineastas, universitarios y artistas osan romper el silencio desde Damasco y Bagdad, T¨²nez y Gaza, Argel y Beirut, El Cairo y Haifa, Londres y Par¨ªs. Para Rushdie. Cien intelectuales ¨¢rabes y musulmanes a favor de la libertad de expresi¨®n, libro editado en Par¨ªs por la editorial La D¨¦couverte, es uno de los m¨¢s maravillosos acontecimientos del a?o. Es un valiente gesto de solidaridad y toda una reflexi¨®n colectiva sobre las relaciones entre el islam y Occidente.
Algunos de los autores que han colaborado en Para Rushdie. Cien intelectuales ¨¢rabes y musulmanes a favor de la libertad de expresi¨®n avanzan a pecho descubierto. Es el caso de la escritora argelina Leila Sebbar, que coloca en el infierno, "condenado por Al¨¢ al eterno errar en la negra soledad", al mism¨ªsimo autor de "la fatwa contra el escritor blasfemo".O el del poeta palestino Mahmud Darwish, que escribe: "Me quieren muerto para poder decir: era uno de los nuestros, nos pertenece. He preguntado: '?Cu¨¢ndo vais a dispararme?' Me han respondido: 'Paciencia'. He dicho: 'Os pedir¨ªa que fuerais lentos, que me matarais poco a poco, para que pueda escribir un ¨²ltimo poema a la que mi coraz¨®n ha esposado".
Sobre Salman Rushdie pesa una sentencia de muerte desde el 14 de febrero de 1989; sobre ellos pesaba la obligaci¨®n del silencio. Pero se han atrevido a hablar, y ahora tampoco se puede apostar un dinar por sus vidas. "Para Rushdie ", afirma el interesado en una carta abierta de agradecimiento publicada por el peri¨®dico Lib¨¦rati¨®n, es "una hermosa antolog¨ªa del combate contra el oscurantismo y el fanatismo". Una antolog¨ªa tanto m¨¢s valiosa cuanto no son pocos los autores que afirman no apreciar Los versos sat¨¢nicos.
Emocionante ejemplo
Una de las m¨¢s emocionantes muestras de solidaridad recogidas en este libro es la del compositor marroqu¨ª Ahmed Essyad. Publica Essyad una de sus partituras con la siguiente dedicatoria: "Para Salman Rushdie, a fin de que, como artista, pueda escribir lo que yo no comparto en absoluto".
Las contribuciones de Para Rushdie fueron recogidas entre 'Octubre de 1992 y junio de 1993 por dos editoras que, parad¨®jicamente, en un volumen en el que tantos arriesgan su pellejo, han querido permanecer en el anonimato. Todos los textos, excepto tres, son in¨¦ditos.
Las editoras afirman que s¨®lo registraron una veintena de rechazos. Entre los que dan la cara figuran, adem¨¢s de los citados, el liban¨¦s Adonis y el marroqu¨ª Tahar Ben Jelloun, el palestino Edwuard Said y el premio Nobel egipcio Naguib Malifuz, el tunecino Abdelwaliab Meddeb y el turco Aziz. Nesin, el liban¨¦s Amin Maalouf y la iran¨ª Marshid Amir-Shahy. Sus testimonios componen un apasionante documento sobre la dificultad de ser musulm¨¢n hoy d¨ªa.
"Desde el comienzo de este triste asunto", escribe Rushdie en Lib¨¦ration, "mi tristeza m¨¢s grande ha sido el silencio de los escritores e intelectuales del mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n. Y, sin embargo, me parec¨ªa que eran ellos los que pod¨ªan aclararnos sobre el sentido profundo, est¨¦tico e intelectual, de Los versos sat¨¢nicos ", y los. que pod¨ªan aprovechar la ocasi¨®n para atraer la atenci¨®n mundial sobre la brutalidad de los ataques de los fundamentalistas contra la libertad de expresi¨®n en sus propios pa¨ªses y a trav¨¦s del mundo".
Pero, como reconoce Rushdie, ellos tambi¨¦n viv¨ªan y viven cotidianamente "amenazas reales". Exist¨ªa asimismo un factor subrayado por el poeta liban¨¦s Abbas Baydun. "La gran mayor¨ªa de los ¨¢rabes, y musulmanes de ideas liberales o de izquierdas", escribe Baydun, "no se han sentido implicados por el caso Rushdie. "Sobre Rushdie", a?ade, "pesaba la misma sospecha que sobre los orientalistas cl¨¢sicos: la de proceder de una mentalidad y una arrogancia colonialistas".
Baydun hace ahora autocr¨ªtica: los intelectuales del mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n "han abandonado a los religiosos el tratamiento de lo relacionado con la religi¨®n y la historia del islam". La consecuencia de esta "dimisi¨®n colectiva" es que los religiosos han terminado por pontificar sobre todo, incluidos la escritura y el arte.
"Los ayatol¨¢s iran¨ªes", afirma en el libro el escritor argelino Rabah Belamri, "han dirigido una seria advertencia a todos los que sue?an con sacar a las sociedades musulmanas de la era teol¨®gica".
En la toma de conciencia delos autores de Para Rushdie. Cien intelectuales ¨¢rabes y musulmanes a favor de la libertad de expresi¨®n, han sido decisivos los asesinatos, por militantes integristas, del intelectual egipcio Farag Foda y del escritor argelino Tahar Djaut. Han comprendido que no hace falta la proclamaci¨®n de ninguna fatwa para que los "locos de Dios" se decidan a matarlos. En Argelia, una quincena de intelectuales han sido degollados en los ¨²ltimos meses. Rachid Budjedra, autor de Hijos del odio, y Rachid Mimuni, autor de De la barbarie en general y del integrismo en particular, viven hoy acosados. El primero lleva siempre consigo una c¨¢psula de cianuro.
Regreso de la Inquisici¨®n
"Asistimos a un regreso de la Inquisici¨®n", escribe el egipcio Naguib Malifuz. "Mientras haya gente que pueda morir en la ho guera", a?ade el primer y ¨²nico premio Nobel ¨¢rabe, "la vida y la libertad del escritor seguir¨¢n siendo grandes cosas. Por la libertad de pensar se ha pagado y se contin¨²a pagando un precio muy elevado. En defensa de una causa semejante no es digno utilizar la prudencia o los subterfugios".
Contiene el volumen sabrosas meditaciones sobre las tradicionales dificultades de la ficci¨®n narrativa en el universo ¨¢rabe y musulm¨¢n. "En la vieja cultura isl¨¢mica", escribe el tunecino Abdelwahab Meddeb, "los escritores violaban las normas a trav¨¦s de la poes¨ªa y la especulaci¨®n, pero nunca recurriendo a la ficci¨®n".
Lo que est¨¢ amenazado por el caso Rushdie, afirma el marroqu¨ª Tahar Ben Jelloun, es "la facultad de crear personajes, de hacerlos evolucionar en un espacio y un tiempo escogidos por el escritor".
"Actuar sobre la cara oculta de lo real, contar historias incre¨ªbles -y las de las novelas de Salman Rushdie lo son-, inventar situaciones extra?as e inveros¨ªmiles, jugar con la l¨®gica, dar importancia a los sue?os y las extravagancias, todo eso", prosigue Tahar Ben Jelloun, "s¨®lo puede ser producto de una cosa: la libertad. Sin libertad no hay creaci¨®n, no hay vida, no hay belleza".
Si una idea general se desprende de la apasionante lectura de este testimonio colectivo de fraternidad es que los enemigos del islam son dos. Uno est¨¢ fuera: es ese Occidente que le exige una rendici¨®n r¨¢pida y total. El otro est¨¢ dentro: es ese integrismo que lo desfigura, que lo convierte en una caricatura siniestra, de pesadilla.
Y si alguna soluci¨®n se apunta en el libro es la que dan Tahar Ben Jelloun, Naguib Malifuz y todos los dem¨¢s: s¨®lo la libertad permitir¨¢ a los pueblos ¨¢rabes y musulmanes desprenderse de esa doble tenaza.
Babelia
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