Sobresaliente en ecol¨®gicas
La primera promoci¨®n de t¨¦cnicos de medio ambiente comienza su curso en la Universidad de Alcal¨¢
Dentro de cinco a?os, cuando se licencien en Medio Ambiente, ellos aconsejar¨¢n c¨®mo resolver los problemas ecol¨®gicos de la Comunidad de Madrid. De momento desconocen totalmente cu¨¢les son.El monte de El Pardo, la desecaci¨®n del Jarama, las graveras del Este o la ampliaci¨®n del aeropuerto de Barajas son los temas que les suenan.
No son el ecologista sand¨ªa -verde por fuera, rojo por dentro- sino j¨®venes pragm¨¢ticos a los que les gusta la naturaleza y que confian en encontrar r¨¢pidamente un empleo al terminar su reci¨¦n estrenada carrera. As¨ª son los alumnos de la primera promoci¨®n de t¨¦cnicos de Medio Ambiente, quienes han comenzado el curso hace dos semanas en la Universidad de Alcal¨¢ de Henares.
A Rafael Fern¨¢ndez no le importar¨ªa en absoluto pasarse diez a?os en la selva dedic¨¢ndose al estudio de una especie en v¨ªas de extinci¨®n.
Sigoumey Weaver, protagonista de Gorilas en la niebla, y F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente son los h¨¦roes de este estudiante de 20 a?os que en julio decidi¨® abandonar la carrera de Telecomunicaciones y optar con su 6,9 de media de selectividad por la nueva carrera de T¨¦cnico de Medio Ambiente, dise?ada como estudios propios por la Universidad alcala¨ªna.
Su compa?era Carmen Mart¨ªnez lo ten¨ªa claro desde antes de acabar COU, incluso esper¨® un a?o que se crearan. Con los pies en la tierra, espera que las empresas creen puestos de trabajo relacionados con la defensa de la naturaleza en los que ellos puedan encajar. Subiendo a las nubes, querr¨ªa inventar algo que solucionase el problema de la capa de ozono y la lluvia ¨¢cida.
Lo que m¨¢s les asusta a los dos es el precio de la matr¨ªcula, 250.000 pesetas, pero est¨¢n seguros de que el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia (MEC) la homologar¨¢ pronto y las tasas se normalizar¨¢n. Los dos piensan pedir beca. "No aceptan la de familia numerosa", insiste Rafael, que, con tres hermanos m¨¢s, asegura que este pago es una carga para sus padres. Cada estudiante de Medio Ambiente cuesta a la Universidad de Alcal¨¢ 600.000 pesetas por curso.
Ni Rafa ni Carmen han pertenecido nunca a un grupo ecologista. Rafa, porque cree que los extremos no son buenos y que "1as cosas tienen que estudiarse despacio y buscar soluciones alternativas que conjuguen las necesidades del hombre con las de la naturaleza". Todo esto lo dice cuando se le pregunta qu¨¦ opina sobre el tema del monte de El Pardo. "Si la carretera no debe pasar por el monte, perfecto. Pero despu¨¦s de sopesarlo bien", recalca.
El ¨²nico problema ambiental madrile?o que conoce Carmen es el de la contaminaci¨®n ac¨²stica que producen los aviones de la base militar y los de Barajas, como sufridora, ya que ha vivido muchos a?os en Torrej¨®n. Su postura es tibia: "Es horrible, pero los aviones hacen falta, el aeropuerto es necesario".
Son dos claros defensores del desarrollo sostenible. Van a iniciar una carrera, con 70 compa?eros m¨¢s, cuyo objetivo es ¨¦se, formar t¨¦cnicos que garanticen el desarrollo respetando el ecosistema. "Deber¨ªa haber un ministerio de medio ambiente", opina Rafael. "Entiendo que un pa¨ªs, cuanto m¨¢s avanzado est¨¢, m¨¢s se tiene que preocupar por el medio ambiente. Si sus habitantes se est¨¢n muriendo de hambre, comprendo que no se preocupen de salvar los leones", contin¨²a.
Rafa no se olvida del ciudadano de a pie, que tambi¨¦n puede hacer mucho, seg¨²n ¨¦l, empezando por no tirar papeles a la calle y terminando por plantar ¨¢rboles. El, como activista, se dedica a criar peces y canarios -tiene uno amaestrado-, asi como a cuidar de sus dos perros y el jard¨ªn de su casa.
Carmen tambi¨¦n hace la guerra por su cuenta. Compra papel ecol¨®gico -"si es s¨®lo reciclado, puede estar blanqueado con cloro y contaminar el agua de los r¨ªos"-; lleva a los contenedores especiales el papel que utiliza y se guarda muy mucho de comprar jab¨®n con f¨®sfatos o tirar las pilas y el vidrio a la basura.Tiene buen cuidado de que en su casa no se derroche agua. Fuera de casa, en su grupo scout, dedicalos fines de semana a recoger la basura de los domingueros o a plantar ¨¢rboles.
Ninguno de ellos vota a los .verdes, "porque son cuatro y est¨¢n dispersos". Su ecologismo es el del granito de arena diario.
El patio de su casa
Para los estudiantes de medio ambiente, la naturaleza es o la capa de ozono y los grandes oc¨¦anos o el jard¨ªn de su casa y las calles de su ciudad. No hay t¨¦rmino medio.Ellos no han o¨ªdo nada de la defecaci¨®n del Jarama, del Plan Hidrol¨®gico Nacional o de los ca?ones de nieve artificial de Navacerrada, que han hecho empu?ar el hacha de guerra a los grupos ecologistas. Para ellos se trata del planeta o del patio de su casa. Sus profesores son conscientes de estas lagunas, f¨¢llos que Antonio Sastre, impulsor de esta nueva titulaci¨®n, cree que se deben a que "en general la gente no lee los peri¨®dicos ni ve la televisi¨®n".
Sastre ha decidido atajar el problema dedicando una clase semanal a hacer una revista de prensa sobre medio ambiente, que provoque un debate posterior en el aula. Para ampliar el conocimiento de su entorno de los 84 alumnos de este primer curso, se ha programado un seminario cada viernes sobre temas de actualidad y cercanos geogr¨¢ficamente.
Esta semana, los estudiantes conocer¨¢n la finca de experimentaci¨®n agraria Encin, situada en Alcal¨¢ de Henares, y la problem¨¢tica de la agricultura en la Comunidad de Madrid. La no militancia en un grupo ecologista es para Sastre una ventaja, porque evita que sus alumnos tengan ideas preconcebidas, y puede as¨ª encaminarlos mejor hacia su objetivo: convertirlos en defensores del desarrollo sostenido. Para que vayan aprendiendo a escuchar a todas las partes y conocer las pol¨¦micas ecol¨®gicas in situ, el s¨¢bado visitar¨¢n, en bicicleta, como est¨¢ mandado, el paraje donde se prev¨¦ construir un embalse que inundar¨¢ un peque?o pueblo en el valle del Salado.
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