Presuntos viejos

Me fastidia sobremanera tanto mensaje de atenci¨®n a la "tercera edad". Esa man¨ªa de los conductores de la sociedad en catalogarlo y mangonearlo todo, a trav¨¦s de oficinas e institutos creados al efecto, me saca de quicio.En los ¨²ltimos tiempos y, sobre todo, en las grandes ciudades, sorprende ver c¨®mo los padres, con los a?os, se convierten en hijos de sus hijos.

Parece que con la jubilaci¨®n y la viudez haya la obligaci¨®n de perder la facultad de seguir siendo adulto y creador de la propia vida, de no saber defender esa independencia, tan dificil y dura a veces, que nos mantiene en libertad.

Convertimos y se convierten nuestros mayores en presuntos viejos, sospechosos de portar enfermedad, soledad y tristeza.

Pero... ?venga ya! ?No se dan cuenta del da?o que nos pueden hacer si nos lo creemos? Oc¨²pense ustedes, en silencio, sin pavonear, de esos casos aislados que puedan surgir, porque de los padres, si alguna vez caen enfermos, o lo necesitan, sin imposiciones, sin obligaciones, si ellos lo autorizan, s¨®lo por cari?o... ya se ocupar¨¢n sus hijos.- Rosa L¨®pez Moreno.