Un cuarteto de tres
Ornette Coleman debe pensar que la familia que trabaja unida, permanece unida. Aunque s¨®lo le liga parentesco con Denardo Coleman, mantiene una relaci¨®n tambi¨¦n muy especial con los dem¨¢s miembros de su ¨²ltimo grupo: Don Cherry es su amigo del alma y Charriett Moffett es hijo de Charles Moffett, bater¨ªa de su tr¨ªo de mediados de los a?os sesenta. Tal configuraci¨®n refleja, quiz¨¢, la intenci¨®n de combinar parte del esp¨ªritu de su cuarteto original con hallazgos posteriores. Con estos nombres se podr¨ªa seguir la evoluci¨®n de Coleman a lo largo de sus fruct¨ªferos 35 a?os de carrera.Cherry fue el alter ego del saxofonista durante toda la etapa de cimentaci¨®n de una audaz idea del jazz que el tiempo ha bendecido sin condiciones. Denardo debut¨® con su padre m¨¢s tarde, en 1966, cuando tan solo contaba nueve a?os de edad; su presencia ten¨ªa entonces valor doble, conceptual y testimonial, para una filosof¨ªa que intentaba franquear la entrada al jazz tambi¨¦n a los m¨²sicos de escasa preparaci¨®n acad¨¦mica. Moffett, un m¨²sico de t¨¦cnica espectacular, representa la ¨²ltima etapa y, posiblemente, la aceptaci¨®n de un nuevo orden de cosas.
Ornette Coleman Quartet
Ornette Coleman (saxo alto, trompeta y viol¨ªn), Don Cherry (trompeta de bolsillo), Charnett Moffett (contrabajo) y Denardo Coleman (bater¨ªa). Festival de Jazz de Madrid. Teatro Monumental, 3 de noviembre.
Jubilosos d¨²os
Uno de los grandes alicientes de la noche resid¨ªa en disfrutar en vivo los jubilosos d¨²os que Ornette Coleman y Don Cherry plasmaron tantas veces en discos emblem¨¢ticos. Por desgracia, el trompetista dio la impresi¨®n de estar ausente, quiz¨¢ movido por una s¨²bita llamada de su car¨¢cter marcadamente viajero, y apenas acert¨® a esbozar algunos solos casi inaudibles, carentes de toda convicci¨®n y valor. Una vez asumido que el cuarteto anunciado iba a ser en realidad un tr¨ªo, la m¨²sica no se resinti¨® gracias a la espeluznante labor del propio Ornette Coleman y de Charnett Moffett.
El saxofonista defendi¨® su lugar en la historia del jazz con una bell¨ªsima sucesi¨®n de cortos solos cargados de expresi¨®n en estado puro. El denso contenido mel¨®dico de su m¨²sica, nunca predecible, condujo a un mundo nuevo que s¨®lo su creador pod¨ªa describir. El contrabajista evidenci¨® llevar tambi¨¦n algo de esta misma sangre en sus venas y desarroll¨® portentosas figuras r¨ªtmicas, de energ¨ªa casi feroz, para rozar el milagro de ensanchar los l¨ªmites de una m¨²sica ilimitada.
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