La tarta y los comensales

Cuando la crisis arrecia, el mundo del trabajo se resiente. El paro aumenta y no aparecen ideas que ayuden a crear empleo a corto ni a medio plazo. Parece que el empleo es algo que se acaba y que no se va a volver a generar. En estas circunstancias, el des¨¢nimo lleva a concebir la idea de que lo correcto es cambiar el m¨¦todo para reparto. "La tarta no es suficientemente grande y hay que repartirla en trozos m¨¢s peque?os". Traducido al empleo, esto significar¨ªa reducir la jornada para dar trabajo a un mayor n¨²mero de personas."El problema es que en materia de empleo, si se reparte la tarta en trozos m¨¢s peque?os se inicia el camino hacia el hambre. Los comensales van a seguir aumentando, con la llegada de m¨¢s personas al mundo del trabajo y el aumento de las clases pasivas, y las rentas individuales van a disminuir produciendo da?os en la demanda". La ¨²nica soluci¨®n v¨¢lida es hacer crecer la tarta, crear riqueza, y, para ello, aumentar la competitividad.

En nuestro pa¨ªs no se puede pensar en mejorar la competitividad en base a reducciones salariales que igualen nuestros costes con los de otros pa¨ªses orientales o meridionales. La competitividad que debemos conseguir se basa en la diferenciaci¨®n, ser capaces de hacer lo que otros no pueden, ofrecer mayor calidad y mejor servicio.

Esto no se consigue si no se tiene en cuenta al elemento humano. No es s¨®lo una cuesti¨®n de voluntad, sino que se requiere aprendizaje, especializaci¨®n y orientaci¨®n al negocio. Las empresas deben invertir para elevar la capacidad profesional de su personal y lo deben hacer gestionando sus recursos humanos de una forma personalizada.

La reducci¨®n de jornada supondr¨ªa un freno a esta inversi¨®n. Las empresas no pondr¨ªan todo el ¨¦nfasis en desarrollar a sus empleados si s¨®lo tuvieran una utilizaci¨®n parcial de sus capacidades. Adem¨¢s se har¨ªa m¨¢s dif¨ªcil difundir la cultura o transmitir los conocimientos cr¨ªticos que le diferenciasen de sus competidores entre un gran n¨²mero de personas cuando el v¨ªnculo entre ambas partes se redujera a una jornada incompleta. Por otra parte, el trabajador no se sentir¨ªa motivado suficientemente como para dedicar tiempo y esfuerzo a adquirir unas competencias o capacidades que no le garantizaran una progresi¨®n y que no le diferenciaran del resto de sus compa?eros. Se producir¨ªa un efecto desmoralizador al no ver aplicado todo su potencial personal y profesional.

Podr¨ªan establecerse excepciones para este planteamiento cuando se habla de puestos de trabajo de baja cualificaci¨®n que no requieren una inversi¨®n en el desarrollo de las competencias profesionales. En este caso, la rotaci¨®n y la sustituci¨®n parcial es posible y producir¨ªa efectos positivos solamente cuando la organizaci¨®n del trabajo permitiera eliminar las ineficiencias derivadas del manejo de un mayor n¨²mero de personas dedicadas a la misma funci¨®n (cambios de trabajo, dispersi¨®n de responsabilidades, coordinaci¨®n, utilizaci¨®n de recursos f¨ªsicos, etc¨¦tera).

Cualquier principio de productividad dice que los mejores recursos deben ser utilizados a su capacidad m¨¢xima. Cuando estos recursos son dif¨ªciles de conseguir y representan el principal factor diferenciador frente a la competencia no es l¨®gico reducir su contribuci¨®n. El impacto que esto supone en la competitividad producir¨ªa consecuencias irreparables.