Un a?o en la guerra
Los 'cascos azules' espa?oles se enfrentan este invierno a la misma misi¨®n que cuando llegaron a Bosnia: reabrir la ruta a Sarajevo. Su ¨¦xito se presenta mas incierto
![Miguel Gonz¨¢lez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fddbddc3c-c44a-42bd-92a6-bfe243bd41e4.jpg?auth=884052354661878081b5abb0f7daf07371836e0609c3f6a734727284d2699e83&width=100&height=100&smart=true)
El 8 de noviembre del a?o pasado atracaba en el puerto croata de Split el buque de transporte Castilla, con 530 soldados a bordo. Formaban el grueso de la Agrupaci¨®n M¨¢laga, el primero de los tres contingentes de cascos azules enviados hasta ahora por Espa?a a la antigua Yugoslavia.La misi¨®n del coronel Javier Zorzo y de sus hombres (la mayor¨ªa legionarios, pero tambi¨¦n paracaidistas, soldados de Caballer¨ªa y de transmisiones) era abrir la ruta del Neretva a los convoyes con ayuda humanitaria para m¨¢s de dos millones de personas atrapadas por la guerra en el centro de Bosnia.
Muchos dudaban de que los inexpertos espa?oles fueran capaces de abrir la que, exageradamente entonces, se calificaba de carretera de la muerte, bajo control de la coalici¨®n que todav¨ªa formaban las tropas musulmanas y croatas, pero al alcance de la artiller¨ªa serbia, apostada en las monta?as que cierran por la derecha el valle.
Sin disparar un solo tiro, pertrechado con un buen n¨²mero de botellas de rioja para halagar a los cabecillas locales, combinando el trapicheo con la amenaza, el batall¨®n espa?ol de Unprofor (Fuerzas de Protecci¨®n la ONU) consigui¨® que la ruta del Neretva, verdadero cord¨®n umbilical de Sarajevo, permaneciera abierta durante todo el invierno. Lo importante no fueron tanto los 675 convoyes escoltados directamente por las tropas espa?olas, como los miles de camiones que, comprobada la seguridad de la carretera, se aventuraron en ella por su cuenta y riesgo.
El puente de Bijela
Un a?o despu¨¦s, la misi¨®n a la que se enfrenta el actual batall¨®n espa?ol, la Agrupaci¨®n Madrid, es la misma de entonces: reabrir la carretera de Split a Sarajevo, pero sus posibilidades de ¨¦xito son mucho menores. En abril, coincidiendo con el relevo de la Agrupaci¨®n M¨¢laga por la Canarias, la fr¨¢gil alianza entre la milicia croata y la Armija, el Ej¨¦rcito leal al Gobierno de Sarajevo, cada vez m¨¢s identificado con la comunidad musulmana, dio paso al enfrentamiento y la ruta qued¨® partida entre ambos.
El invierno que se avecina amenaza con causar muchas m¨¢s v¨ªctimas que los combates: a?o y medio de guerra y privaciones han debilitado a la poblaci¨®n civil hasta la extenuaci¨®n; decenas de miles de personas han sido expulsadas de sus hogares y se alojan en condiciones precarias; los almacenes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Bosnia central est¨¢n casi vac¨ªos, tras un verano en el que la actividad b¨¦lica ha reducido al m¨ªnimo los convoyes.
La propuesta del presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand de abrir, incluso por la fuerza, un corredor humanitario parece condenada a engrosar el abultado n¨²mero de amenazas incumplidas por la comunidad internacional. "?C¨®mo vamos a imponernos por la fuerza si nosotros [los cascos azules] somos 9.000 y ellos m¨¢s de 100.000?", se pregunta un responsable militar espa?ol.
La reparaci¨®n del puente de Bijela, volado a principios de a?o, es condici¨®n imprescindible para reabrir la carretera. Los cascos azules brit¨¢nicos han desembarcado en Ploce un puente Bailey de m¨¢s de 80 metros, el m¨¢s largo de este tipo desde la Segunda Guerra Mundial, con el prop¨®sito de lanzarlo sobre el Neretva en cuanto las condiciones lo permitan.
Sin embargo, las milicias croatas de Bosnia (HVO) han dejado claro que no est¨¢n dispuestas a permitirlo. Mientras los soldados espa?oles iniciaban, hace 15 d¨ªas, las labores de desminado del puente, un segundo viaducto saltaba por los aires. La semana pasada volaban los pilares que segu¨ªan en pie del puente de Bijela, complicando a¨²n m¨¢s su reconstrucci¨®n. Los croatas temen que la reapertura de la carretera permita a la Armija unir sus fuerzas de Jablanica con el barrio musulm¨¢n de Mostar, donde 55.000 personas est¨¢n cercadas por las tropas del HVO.
El problema no es abrir la carretera, sino mantenerla. Los cascos azules carecen de tropas para vigilar permanentemente los casi 200 kil¨®metros que separan Ploce de Sarajevo y bastan unos pocos hombres para sabotearla, destruyendo los puentes o provocando derrumbamientos en los t¨²neles.
Para Defensa, la presi¨®n sobre las partes no debe ser militar, sino diplom¨¢tica, y el protagonismo corresponde a Alemania, utilizando su influencia sobre el Gobierno de Zagreb, mentor de los croatas de Bosnia. A cambio, se pretende garantizar que la carretera no ser¨¢ utilizada para reforzar militarmente a su adversario y que el paso franco se limitar¨¢ a los convoyes humanitarios.
Reiteraci¨®n de im¨¢genes
No hay excesiva confianza en que la persuasi¨®n obtenga resultados. La falta de escr¨²pulos para utilizar el sufrimiento de la poblaci¨®n como instrumento b¨¦lico ha quedado demostrada. La opini¨®n p¨²blica occidental empieza a desentenderse del conflicto, hastiada por la reiteraci¨®n de im¨¢genes espeluznantes. Las agencias de la ONU advierten que no pueden dedicar todos sus esfuerzos a la guerra de Bosnia, mientras los gobiernos, que s¨®lo a rega?adientes mandaron tropas, buscan la forma de no quedar atrapados en la ratonera.
Por parte espa?ola, el ministro Garc¨ªa Vargas ha advertido que no es seguro el env¨ªo de un nuevo relevo la pr¨®xima primavera, aunque fuentes gubernamentales admiten que Espa?a no est¨¢ en condiciones de retirarse, si no quiere perder el prestigio ganado en el ¨²ltimo a?o.
Un prestigio por el que se ha pagado un alto precio: 10 muertos y medio centenar largo de heridos, desde que el teniente Arturo Mu?oz Castellanos falleci¨® en Madrid el 13 de mayo, de las heridas sufridas en Mostar dos d¨ªas antes. Es cierto que s¨®lo tres de las bajas mortales se produjeron en acci¨®n de guerra, pero la carretera -con cinco muertos en accidente de tr¨¢fico-, la tensi¨®n o el aburrimiento -un presunto suicidio y un muerto mientras jugaba con el arma- pueden ser tan letales como un ataque.
Bosnia ha puesto en evidencia las grandezas y miserias de los militares espa?oles, no muy distintas del resto de sus conciudadanos. La capacidad de adaptaci¨®n e improvisaci¨®n en un entorno hostil; la excesiva juventud y falta de profesionalidad de muchos de sus miembros; la chapuza y los errores de bulto, que han estado a punto de costar m¨¢s de una vida; el esfuerzo personal, rayano en el hero¨ªsmo.
Ser apedreados, secuestrados e incluso asesinados por algunos de aquellos a los que se ha ido a ayudar no es algo para lo que, ciertamente, se pudiera estar preparado. Con todo, su presencia en la zona, como la de los dem¨¢s cascos azules, es la ¨²nica esperanza, aunque tenue, de que este invierno no se consume en Bosnia una cat¨¢strofe humanitaria de dimensiones apocal¨ªpticas.
Momentos dif¨ªciles
Los peores momentos han sido el bombardeo del campamento de Jablanica, el 30 de julio, y el secuestro durante cinco d¨ªas de 63 soldados en el barrio musulm¨¢n de Mostar, a finales de agosto. Pocos dudan que la autor¨ªa del primero, que se sald¨® con un muerto y 17 heridos, pero estuvo a punto de convertirse en una carnicer¨ªa, correspondi¨® a las milicias croatas, aunque no ha podido demostrarse que fuera intencionado.El Gobierno, que quiso retirar a sus tropas de Jablanica, tuvo que aceptar mantenerlas. Tambi¨¦n cedi¨® a la pretensi¨®n musulmana de mantener 24 horas al d¨ªa una patrulla en la parte oriental de Mostar, como testigo m¨¢s que como escudo ante los ataques croatas. S¨®lo cuando los musulmanes vieron llegar a la nueva patrulla dejaron partir el 31 de agosto a los cascos azules tomados como rehenes, aunque se dijera que fueron liberados sin condiciones.
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