Ecos de ecos
Los maestros del Hollywood cl¨¢sico, sobre todo los que dominaban los sutiles -y complej¨ªsimos vistos desde dentro, por f¨¢cil que parezca su resultado en la pantalla- juegos de la comedia, cada vez que lograban una pel¨ªcula en estado de gracia se convert¨ªan de la noche a la ma?ana en modelos que sus colegas menores imitaban casi al pie de la letra. Por ejemplo, cuando el gran Frank Capra acertaba, y lo hizo much¨ªsimas veces, una pl¨¦yade de ideadores, guionistas y directores amanuenses se movilizaba en busca de secuelas y segu¨ªan como corderos las huellas de su acierto, de modo que ¨¦ste generaba una traca de ecos, algunos tan n¨ªtidos y bonitos que se acercaban a la gracia del filme desencadenante, del que eran una simple sombra.Hoy, d¨¦cadas despu¨¦s, la capacidad irradiadora de maestr¨ªa de estos legendarios modelos de la comedia cl¨¢sica se mantiene intacta. Y por ello son cada vez m¨¢s frecuentes en el Hollywood actual (que, a falta de nuevas y frescas fuentes de inventiva, sabe sacar de su ombligo algo vivo con que llenar esos vac¨ªos) los ecos de aquellos ecos. Uno de estos ecos de ecos est¨¢ en Dave, pel¨ªcula muy bien hecha, amable (incluso en sus gotitas de acidez hay una dosis calculada de alm¨ªbar), y, como consecuencia de ello, reconfortante, muy agradable de ver, dirigida por el habilidoso cazafantasmas Ivan Reitman. Y en ella, una vez m¨¢s, la vieja e inagotable sombra de Frank Capra asoma por detr¨¢s de las luces.
Dave, presidente por un d¨ªa
Director: Ivan Reitman. Int¨¦rpretes: Kevin Kline, Sigourney Weawer. EE UU, 1993. Estreno en Madrid: Alcal¨¢ Multicines, Burgocentro, Multicines Las Rozas, Albufera, Valderas, Coliseum, Benlliure, Amaya, Aluche, Princesa y Multicines Fuenlabrada.
Divertir con nobleza
Dave pas¨® por los festivales de Venecia y de Valladolid fuera de concurso, en sesiones de escaparate y de simple lucimiento. Para eso est¨¢ hecha. Si hubiera que sopesar sus calidades cinematogr¨¢ficas de fondo con otras pel¨ªculas m¨¢s arriesgadas y menos resultonas, no tendr¨ªa mucho que hacer. Pero embutida en un resquicio de la programaci¨®n como cine carente de ambiciones pero de buen y digno consumo, es decir, como comedia inteligente y f¨¢cilmente respirable, funciona muy bien y cumple su destino: relajar, divertir con nobleza, sin incurrir en las degradantes maturrangas y los abominables trucos visuales hoy tan en boga.
Dave es una pel¨ªcula correcta y que no inventa nada, pero su condici¨®n rutinaria est¨¢ compensada por la habilidad (s¨®lo habilidad, no verdadero talento creador de cine) del director Ivan Reitman, por el expert¨ªsimo gui¨®n, por la brillantez (en Hollywood casi hay que darla como un sobrentendido) de la producci¨®n, por el rigor del reparto y, sobre todo, por la gracia y sabidur¨ªa de su int¨¦rprete protagonista, Kevin Kline -al que Sigourney Weawer da una r¨¦plica llena de solvencia- en su ingenioso y nada f¨¢cil doble papel, que borda literalmente y que le reafirma como uno de los mejores c¨®micos -un singular y poco frecuente actor todoterreno- del cine de ahora.
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