Oubi?a se encara con el fiscal y niega el blanqueo de dinero
El presunto capo del narcotr¨¢fico gallego Laureano Oubi?a y su mujer, Esther Lago, negaron ayer haber blanqueado cientos de millones de pesetas procedentes del contrabando de estupefacientes a trav¨¦s, de un entramado de sociedades instrumentales en las que el matrimonio figura en los cargos directivos. En su segundo interrogatorio, Oubi?a, con su cerrado acento gallego, volvi¨® a replicar con insolencia al fiscal, especialmente cuando ¨¦ste le interrog¨® por el tr¨¢fico de hach¨ªs: "D¨¦jese de historias y no me toque los... las narices", le contest¨®.
La decimoctava jornada del macrojuicio de la Operaci¨®n Mago estuvo dedicada al interrogatorio de Laureano Oubi?a y su mujer, Esther Lago, quienes dejaron sin justificar el origen de movimientos bancarios en divisas por un contavalor de 600 millones de pesetas, obras en el pazo Bay¨®n estimadas en mil millones m¨¢s, y un presunto fraude a Hacienda de otros 200 millones, a trav¨¦s de un entramado de empresas dedicadas al lavado de dinero.Desde el comienzo del interrogatorio, Oubi?a desafi¨® al fiscal Javier Zaragoza con respuestas tales como "ni pu?etera idea, se?or", o "no me acuerdo de ese t¨ªo para nada". El presidente del tribunal reprendi¨® a Oubi?a en numerosas ocasiones pero el presunto capo hizo caso omiso y lleg¨® incluso a utilizar un brit¨¢nico "yes" para replicar en sentido afirmativo. Lo ¨²nico que Oubi?a dej¨® claro fue su nombre, su lugar de nacimiento, su n¨²mero de carn¨¦ de identidad "y que calzo un 44", a?adi¨®, "tanto sentado como de pie".
El presunto narco insisti¨® en que apenas sab¨ªa leer ni escribir y que su "fr¨¢gil memoria" le imped¨ªa recordar nada. El extenso interrogatorio del fiscal sobre su vinculaci¨®n a varias sociedades como presidente o consejero delegado se estrell¨®, invariablemente con su cazurrer¨ªa al responder: "Mi mujer me pon¨ªa un papel delante y yo lo firmaba. Hubiera firmado mi propia muerte si me la ponen delante". Las dem¨¢s preguntas comprometidas las soslay¨® con su agresividad habitual: se refiri¨® al scanner ocupado en el registro de su residencia como "unos cacho cables que hab¨ªa por all¨ª" y afirm¨® que adem¨¢s de una emisora de radio pod¨ªa tener "si las pago, otras cuarenta mil". Cuando el fiscal le record¨® que en el acta de registro figura tambi¨¦n un secr¨¢fono (distorsionador de voces), Oubi?a replic¨®: "Como si figura una bomba at¨®mica..."
Esther Lago
El tono firme, pero educado, de Esther Lago fue recibido con alivio frente a las abruptas maneras de su marido. La procesada corrobor¨® la versi¨®n de Oubi?a de que era ella la que se encargaba de todas las cuentas e hizo alarde de algunos conocimientos financieros y societarios.
Esther Lago asumi¨® exclusivamente la responsabilidad de "todo lo que est¨¦ en la contabilidad de las empresas" que ella misma llevaba, y neg¨® cualquier otra de las muchas operaciones por las que le interrog¨® el fiscal. Pero su relato sobre el origen de la fortuna de los Oubi?a result¨® de lo menos convincente. Rodeada de circunloquios, la historia se remonta a cuando, para salir del paro, puso un anuncio para ofrecerse como administrativa. Respondieron los directivos de la sociedad y paname?a Fashion Earrings, que de la noche a la ma?ana la nombraron su representante en Espa?a y le dieron a administrar una cuenta con 100 millones de pesetas.
Por esa cuenta llegaron a pasar, seg¨²n el fiscal, hasta 600 millones procedentes de operaciones de venta de divisas. Pero Esther Lago s¨®lo sab¨ªa que el dinero lo ingresaban "los paname?os".
Por ¨²ltimo, ratific¨® la acusaci¨®n que su esposo realiz¨® contra el coronel de la Guardia Civil Arsenio Ayuso. Seg¨²n Esther Lago, Ayuso mantuvo en prisi¨®n a Oubi?a porque ¨¦ste no accedi¨® "unos negocios".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.