Formaci¨®n universitaria para la salud
La simple enumeraci¨®n de las viejas y nuevas realidades en el ¨¢mbito de la salud y su relaci¨®n con factores tan diversos (ambientales, econ¨®micos, sociales, culturales) basta para comprender el car¨¢cter interdisciplinario y los planteamientos multisectoriales globales y a largo plazo que se imponen crecientemente en materia de educaci¨®n para la salud a todos los niveles y en todas las modalidades de ense?anza, as¨ª como la grave insuficiencia de los tradicionales programas de ense?anza para la salud, dedicados fundamentalmente a medidas de higiene que, con seguir siendo esenciales (como lo fuera propugnado en la antig¨¹edad por la Escuela de Alejandr¨ªa y, luego, a partir del Renacimiento), no bastan ante la importancia, el n¨²mero y las caracter¨ªsticas de nuevas pandemias y de males generalizados, ni ante el resurgir de viejos males que parec¨ªan superados.Ante la creciente complejidad del mundo actual en todos los campos y gracias al acelerado acceso a un c¨²mulo de informaciones y conocimientos nuevos, muy particularmente desde una perspectiva global y a largo plazo, parece cada vez m¨¢s razonable favorecer el pluralismo cient¨ªfico y apoyar una tolerancia activa que permita cultivar discusiones fruct¨ªferas en beneficio de la ciencia, y, por consiguiente, del desarrollo humano y social. Concretamente y en esa perspectiva, parece m¨¢s razonable hablar de Facultades de Ciencias de la Salud, m¨¢s omnicomprensivas que las tradicionales de Medicina, y, desde luego, extraordinariamente alejada de aquellos primeros pasos para la formaci¨®n sistem¨¢tica de la profesi¨®n m¨¦dica que se inici¨® en hospitales de rango universitario, como el de Salerno en el siglo XII.
Estos enfoques de futuro para la Universidad de hoy requieren, a su vez, una comunidad de profesores y alumnos motivada, comprometida y eficiente, deseosa de servir responsablemente la sociedad y su entorno.
Concretamente, tales estudiantes universitarios deben estar dispuestos a esforzarse en desarrollar todo su talento y habilidades en una amplia formaci¨®n general, hasta lograr una verdadera visi¨®n global combinada con un profundo entrenamiento profesional al m¨¢s alto nivel de competencia. Por su parte, los profesores, elegidos por su competencia, vocaci¨®n y dedicaci¨®n, deben dar prioridad a una investigaci¨®n b¨¢sica vinculada a la soluci¨®n de problemas, as¨ª como a una pedagog¨ªa interactiva fuertemente apoyada en la interdisciplinariedad. S¨®lo de este modo puede llegar a recuperarse la academia originaria en la que debiera transformarse peri¨®dicamente la Universidad, en torno a ramas del saber concretas, en la que -bajo una atenta observaci¨®n estudiantil- se re¨²nen profesores de todas las Facultades para discusiones cient¨ªficas de intercambio de ideas y experiencias. Tales debates intelectuales requieren apoyarse en trabajos de investigaci¨®n de uno de sus miembros o equipos, presentados de forma asequible a expertos en otras disciplinas para provocar el debate interdisciplinario sobre temas relevantes desde un concepto amplio del saber y actividad cient¨ªficos, de forma similar a, como ha procurado hacerlo, por ejemplo, el Club de Roma desde su fundaci¨®n.
Por otra parte, una Universidad renovada al servicio de la sociedad del ma?ana tiene que estar dispuesta a ocuparse de los desaf¨ªos y empe?os de la sociedad, superando diferencias de enfoque y procedimiento gracias a pr¨¢cticas integradoras. As¨ª, por ejemplo, en medicina, ser¨ªa altamente conveniente introducir un curso pr¨¢ctico de seis meses de duraci¨®n (un semestre) para los nuevos estudiantes de Medicina sobre situaci¨®n de salud, asistencia sanitaria o enfermer¨ªa antes o inmediatamente despu¨¦s de incorporarse a la Facultad, incluido el contacto personal con pacientes hospitalizados por diversas causas, para poder conocer cuanto antes y de primera mano la vida profesional de los m¨¦dicos.
Por lo que se refiere a los programas de estudio y a sus contenidos, urge introducir una creciente flexibilidad, que permita no s¨®lo la r¨¢pida actualizaci¨®n e interdisciplinariedad en la formaci¨®n, sino tambi¨¦n el ejercicio de la responsabilidad individual de los alumnos, as¨ª como de los centros con el deseable grado de autonom¨ªa real.
Por de pronto, estos planteamientos deber¨ªan reflejarse desde la base de la carrera universitaria con la recuperaci¨®n de unos saberes b¨¢sicos o studium fundamentale, que promueva incentivos para la excelencia en el estudio, as¨ª como est¨ªmulos y m¨¦todos para el aprendizaje permanente. El desarrollo de las capacidades b¨¢sicas intelectuales y espirituales (conocimiento, pensamiento, etc¨¦tera) requieren ser despertadas y formadas como una condici¨®n previa para el trabajo cient¨ªfico. A este fin, diversos equipos de profesores deber¨ªan poder organizar seminarios y cursos ad hoc peri¨®dicos (una vez a la semana o a la quincena) a lo largo del curso acad¨¦mico, para familiarizar a los alumnos con conceptos b¨¢sicos de muy diversos saberes para comprender los sistemas te¨®ricos subyacentes en cada caso. La imprescindible visi¨®n arm¨®nica y de conjunto que el m¨¦dico necesita alcanzar sobre cada paciente -en la compleja relaci¨®n de su cuerpo y mente, as¨ª como en relaci¨®n con la salud p¨²blica- obliga, en conciencia profesional, a reforzar, hoy m¨¢s que nunca, una formaci¨®n integral en las Facultades de Ciencias de la Salud que permita actualizar y poner plenamente en pr¨¢ctica un nuevo c¨®digo hipocr¨¢tico de la ¨¦tica profesional del m¨¦dico y de sus colaboradores.
Tal formaci¨®n integral, para que sea eficaz, necesita ir constantemente asociada con un esp¨ªritu sensible a enfoques globales y a largo plazo, consciente de la interacci¨®n e interdependencia, en ¨²ltimo an¨¢lisis, de todos los fen¨®menos. La interdisciplinariedad incluye tambi¨¦n una visi¨®n intersectorial, la cual no se logra por la simple yuxtaposici¨®n de asignaturas, cursos o saberes, sino gracias a un planteamiento sist¨¦mico que entrelace los saberes m¨¢s diversos y a lo largo de todas las asignaturas o cursos, si bien reforzado con ense?anzas y pr¨¢cticas sobre temas muy especializados de otros campos del saber o de la experiencia profesional. Sin embargo, no se puede desconocer la dificultad pr¨¢ctica de este cada vez m¨¢s indispensable objetivo, que no ha logrado implantarse a¨²n eficazmente en el mundo universitario, pese a las abundantes aseveraciones al respecto, debido tanto a la escasez de medios, a la falta de capacidad o conocimiento, como a la sorda resistencia de los viejos feudos de la ense?anza. En el caso de la Medicina (o de las Ciencias de la Salud) es muy probable una mejor disposici¨®n de partida y una mayor implantaci¨®n pr¨¢ctica debido al hecho mismo de la omnicomprensividad e infinita complejidad del propio destinatario de la misma, a saber: el ser humano y la sociedad en su conjunto, interactuando inmersos en el mundo y sus circunstancias.
Por otra parte, la interdisciplinariedad tampoco se logra plenamente en el supuesto de ejercerla s¨®lo intrainstitucionalmente, ya que requiere tambi¨¦n intercambios interdisciplinarios con instituciones externas a la propia Universidad que facilite la cooperaci¨®n entre cl¨ªnicos, investigadores de base y tecn¨®logos.
Los profundos cambios en marcha en la organizaci¨®n sanitaria, as¨ª como en la diversidad y contenidos que abarca el ejercicio de las correspondientes profesiones, ponen de manifiesto la urgencia de reformas profundas de las Facultades de Medicina y de las Escuelas Universitarias de Enfermer¨ªa, as¨ª como de hospitales universitarios, adem¨¢s de otros estudios universitarios correlacionados (bioqu¨ªmica cl¨ªnica, farmacia, gesti¨®n hospitalaria, etc¨¦tera). Tambi¨¦n la duraci¨®n de los estudios de Medicina es una de las importantes variables que merecen ser planteadas de nuevo, dada la uniforme gran duraci¨®n actual, frente a la que se debe considerar la introducci¨®n de un primer ciclo o diplomatura con posibles salidas profesionales, tales como ATS, m¨¦dicos-sanitanos de cabecera y rurales, t¨¦cnicos de odontolog¨ªa y ortodoncia.
Todo ello va a exigir igualmente innovaciones importantes en la organizaci¨®n y gesti¨®n investigadora, docente y hospitalaria, favoreciendo una mayor participaci¨®n e interacci¨®n con instituciones, especialistas y profesionales ajenos a la Universidad. Tal cooperaci¨®n exige una gran transparencia informativa y una comunicaci¨®n muy fluida entre todas las partes implicadas que pern¨²tan una evaluaci¨®n objetiva de la acci¨®n y una programaci¨®n realista, as¨ª como la participaci¨®n interdisciplinaria e intersectorial m¨¢s activa posible en la ejecuci¨®n de los programas de investigaci¨®n, docentes y de asistencia sanitaria. El desaf¨ªo ¨²ltimo de la educaci¨®n para la salud es, al fin y al cabo, el derecho universal de acceder a la salud, es decir: contribuir a crear las condiciones necesarias para poder promocionar la salud y lograr as¨ª que todos los ciudadanos del mundo puedan disfrutar de un estado saludable. As¨ª, la educaci¨®n de la salud se inscribe, sobre todo, en una fundamental promoci¨®n de la salud. El r¨¢pido desarrollo mundial de estos principios y objetivos muestran los profundos cambios generalizados en la asistencia sanitaria y las consiguientes reformas exigibles en la educaci¨®n para la salud, tanto universitaria como no universitaria. De ah¨ª que no puedan limitarse sus ense?anzas a una asignatura y a un programa concreto, sino que, adem¨¢s, debe tener un desarrollo curricular sist¨¦mico que lo entrelace con los dem¨¢s ¨¢mbitos del saber y, por encima de todo, inspire un esp¨ªritu de responsabilidad en el plano personal y de solidaridad en el plano socioambiental. La educaci¨®n para la salud es, por lo tanto, un ejemplo paradigm¨¢tico de la educaci¨®n permanente y tiene que ser ofrecida a lo largo de toda la vida y a trav¨¦s de todas las modalidades de la educaci¨®n y del aprendizaje por cuanto afecta tan directamente a la vida y al bienestar en todas sus facetas y en todo momento.
Hasta hace poco, la educaci¨®n para la salud se ha orientado casi exclusivamente a la prevenci¨®n. Sin embargo, la educaci¨®n para la salud actual debe incluir tambi¨¦n de forma sistem¨¢tica la promoci¨®n de la salud, por la cual se trata de mejorar la salud de todos, adem¨¢s de la personal, as¨ª como las condiciones o calidad de vida. Este enfoque conlleva una Actitud de responsabilidad social y de solidaridad, al menos para con la comunidad del entorno, y guarda una estrecha relaci¨®n con las metas universales del desarrollo sostenible proclamado como objetivo principal en la Cumbre de la Tierra de R¨ªo de Janeiro, en 1992, as¨ª como con las metas m¨¢s concretas de Agenda 21 adoptada en aquella misma conferencia. Esta relaci¨®n es tanto mayor por cuanto una conciencia generalizada sobre los males, que acarrea o puede llegar a acarrear para la salud la contaminaci¨®n y otras agresiones sobre el medio ambiente, puede, influir de manera decisiva en el deseable cambio de los estilos de vida imperantes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.