Canciones de hadas
"Para escribir canciones de hadas es necesario mezclar el canturreo de un nido de colibr¨ªes, el silencio de las setas, el sonido de un ¨¢guila al crecer, el rugido del oc¨¦ano en una caracola, el zumbido de una avispa, los datos de la suerte, jugo de cerezas para escribir notas...". Receta escrita a pie de imagen por el fot¨®grafo Duane Michals (McKeesport -Pensilvania-, 1932), que bien pudiera sintetizar toda una constelaci¨®n de m¨¢gicos destellos surgidos cuando la fotograf¨ªa y la literatura deciden aparearse. Un noviazgo apasionado de lo escrito junto a una imagen que -en Michals- significa el arquetipo de toda una tendencia del medio en este fin de siglo.Duane Michals naci¨® en McKeesport (Pensilvania) en 1932; sus padres le cambiaron el nombre para americanizarlo -de Mihal lo transformaron en Michals- Sin duda alguna, toda su producci¨®n puede considerarse como emblem¨¢tica de las relaciones -casi incestuosas- entre la fotograf¨ªa y literatura en los ¨²ltimos a?os. A lo que hay que a?adir la permeabilidad de este autor respecto a las influencias de otras ¨¢reas pl¨¢sticas, especialmente la pintura. No hay que olvidar que, en su diplomatura en Bellas Artes, se interes¨® obsesivamente por las producciones pict¨®ricas de corte surrealista, especialmente las de Magritte, Balthus y De Chirico. Autores determinantes en la totalidad de su producci¨®n, como f¨¢cilmente se puede ver, ahora, en la excelente antol¨®gica de la Sala Parpall¨® (uno de los espacios donde se muestra la m¨¢s coherente programaci¨®n de la Comunidad Valenciana).
Duane Michals
Fotograf¨ªas, 1958-1990.Sala Parpall¨® / Palau dels Scala. Landerer, 5. Valencia. Hasta el 30 de noviembre.
Pies de foto
Obsesivamente se apropia, para la construcci¨®n de su obra, de un m¨¦todo espec¨ªfico de la narrativa cinematogr¨¢fica que intenta ordenar un ca¨®tico discurso de naturaleza fotogr¨¢fica (con vocaci¨®n de comic) o, de una forma m¨¢s rudimentaria, lo hace mediante inconexos garabatos caligr¨¢ficos que manchan superficialmente la copia. La incorporaci¨®n de estas t¨¦cnicas al relato visual genera unos precisos pies de foto capaces de reciclar lo vulgar de una instant¨¢nea en densos relatos propios de una fotonovela (hermana gemela del culebr¨®n). As¨ª, la serie Toma una y ver¨¢s el monte Fujiyama o el caligrafiado sobre la ¨²nica instant¨¢nea, En el jardin espiral.
Obstinado en los juegos de palabras, usa -y abusa- de la obsesi¨®n del doble, que tan buenos favores le hizo a Magritte, as¨ª como de la ret¨®rica empleada en sus relatos por el pintor belga, sin los cuales la fotograf¨ªa ser¨ªa nada para Michals. Esta colecci¨®n, s¨ªntesis de 32 a?os de trabajo, muestra, tanto por su forma como por su contenido, el producto visual de un excelente redactor de fotonovelas de la posmodernidad.
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