La lengua del territorio es la que se impone
La Constituci¨®n de Suiza no precisa los derechos ling¨¹¨ªsticos en la escuela, pero s¨ª dispone que el alem¨¢n, el franc¨¦s, el italiano y el romanche son las lenguas nacionales del pa¨ªs, aunque s¨®lo las tres primeras son declaradas lenguas oficiales.Este car¨¢cter pluriling¨¹e tiene validez ¨²nicamente a nivel federal, porque cada cant¨®n fija cu¨¢l es la lengua o las lenguas oficiales del mismo. De los 23 cantones, 19 son unilingues (14 de habla alemana, Cuatro de habla francesa y uno de habla italiana), tres biling¨¹es (franc¨¦s y alem¨¢n: Berna, Friburgo y el Valais) y uno triling¨¹e (alem¨¢n, italiano y romanche: el de los Grisones). Cada cant¨®n es soberano para imponer su lengua oficial como veh¨ªculo de ense?anza, tanto en los centros p¨²blicos como privados.
Una sola lengua. En los cantones uniling¨¹es, la lengua oficial es la ¨²nica admitida en la ense?anza. Se impone as¨ª la regla de territorialidad, y es indiferente la lengua del alumno. Tambi¨¦n en las escuelas privadas, subvencionadas o no, aunque en esto hay excepciones en alg¨²n cant¨®n.
En 1956, explica el profesor Antoni Milian en su obra Drets ling¨¹¨ªstics i dret fonamental a l?educaci¨®, el Consulado de Francia en Z¨²rich fue autorizado por el cant¨®n para abrir una escuela primaria privada para ni?os extranjeros de habla francesa. Al a?o siguiente, la asociaci¨®n que hab¨ªa asumido la direcci¨®n de la escuela pidi¨® autorizaci¨®n para acoger tambi¨¦n a ni?os suizos de habla francesa cuyos padres se hubiesen establecido en Z¨²rich.
El cant¨®n lo autoriz¨®, pero con la condici¨®n de que los ni?os suizos s¨®lo pod¨ªan permanecer en la escuela francesa un m¨¢ximo de dos a?os, prorrogables a tres. Transcurrido este plazo, deb¨ªan cambiar a una escuela p¨²blica o privada en lengua alemana para poder seguir estudiando en el cant¨®n. En aquel periodo deb¨ªan aprender el suficiente alem¨¢n para poder hacer ese cambio. Esta condici¨®n dio pie a un largo pleito legal, que gan¨® el cant¨®n.
El cant¨®n de Ticino (italianohablante) mantuvo tambi¨¦n un largo pleito con escuelas privadas en lengua alemana abiertas en su territorio, una de las cuales ha sobrevivido. El cant¨®n acab¨® por dulcificar el r¨¦gimen de lengua territorial y acepta escuelas en otra lengua para hijos de familias que residan temporalmente en el cant¨®n, pero siempre que se ense?e tambi¨¦n el italiano.
Cantones pluriling¨¹es. En los cantones con m¨¢s de una lengua oficial rige asimismo la regla territorial: la lengua oficial y de ense?anza es la del distrito correspondiente. En el cant¨®n de Berna hay un distrito con lengua oficial francesa, otro con lengua alemana y un tercero biling¨¹e.
En este cant¨®n se encuentra una rara excepci¨®n al principio de territorialidad, al existir una escuela cantonal en lengua francesa en la ciudad de Berna, que pertenece al distrito german¨®fono. Se trata de una escuela para hijos de los funcionarios federales de lengua francesa establecidos en la capital, que fue creada como centro privado en 1944. Las autoridades del cant¨®n, la confederaci¨®n y el municipio de Berna inicialmente le denegaron la subvenci¨®n, que luego tuvieron que conceder. Finalmente, en 1979, pas¨® a ser escuela p¨²blica, dependiente del cant¨®n. Se trata, sin embargo, de un caso aislado que obedece a la necesidad de reclutar funcionarios federales de lenguas distintas.
En casos excepcionales, en los cantones pluriling¨¹es se permite que un ni?o perteneciente a una minor¨ªa ling¨¹¨ªstica en un municipio pueda inscribirse en una escuela de un municipio cercano en el que se imparta clases en su idioma. En unos cantones, el gasto suplementario corre a cargo del municipio de origen, y en otros a cargo de la familia. La determinaci¨®n de la segunda lengua y la fijaci¨®n de la edad escolar en que empieza el estudio obligatorio es competencia de los cantonces, y hay mucha disparidad de criterios. No es extra?o que en los cantones franc¨®fonos se elija el ingl¨¦s como segunda lengua, y no el alem¨¢n.
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