Representantes pol¨ªticos del IRA dicen haber dialogado en secreto durante seis meses con el Gobierno brit¨¢nico
El Gobierno brit¨¢nico parece decidido, por fin, a asumir todos los riesgos necesarios para pacificar Irlanda del Norte. El primer ministro, John Major, repiti¨® el lunes por la noche su disposici¨®n a integrar al Sinn F¨¦in, el brazo pol¨ªtico del IRA (Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s), en una negociaci¨®n formal en cuanto dicho partido renuncie a la violencia. La reacci¨®n fue de indignaci¨®n entre los unionistas. Un diputado del Partido Unionista del Ulster pidi¨® la prohibici¨®n total del Sinn F¨¦in.Por su parte, el l¨ªder del rostro legal del IRA, Gerry Adams, descalific¨® la oferta y afirm¨® que Major no quer¨ªa la paz, pero revel¨® simult¨¢neamente una supuesta negociaci¨®n secreta de medio a?o con el Gobierno de Londres. La confusi¨®n y el revuelo pol¨ªtico eran ayer formidables en Belfast. Y sin embargo, entre el tumulto de declaraciones feroces, se percib¨ªa por primera vez en muchos a?os la posibilidad de que las cosas empezaran a cambiar.
El discurso de Major sobre la pacificaci¨®n de Irlanda del Norte no ofreci¨® grandes novedades. El primer ministro ya hab¨ªa tendido una mano al Sinn F¨¦in y, por tanto, al IRA, hace un par de semanas, cuando se produjo el m¨¢s reciente estallido de violencia sectaria entre nacionalistas proirlandeses y unionistas probrit¨¢nicos. Pero Major hizo un ¨¦nfasis nuevo, al se?alar que en una futura negociaci¨®n entre todos los partidos norirlandeses nadie tendr¨ªa derecho de veto. La m¨¢s vieja y querida prerrogativa de los unionistas radicales quedaba anulada de un plumazo. De repente se abr¨ªa la posibilidad de que fueran los unionistas de lan Paisley, y no el Sinn F¨¦in, los grandes marginados en una nueva situaci¨®n pol¨ªtica. Y de que los pistoleros unionistas de la Uni¨®n de Defensa del Ulster (UDA) aceleraran su tendencia a sustituir al IRA como motor de la violencia.
Traici¨®n de Major
La reacci¨®n al mensaje del primer ministro fue muy ruidosa. En el Partido Unionista del Ulster y en el Partido Unionista Democr¨¢tico, las dos fuerzas pol¨ªticas norirlandesas con mayor respaldo electoral, se echaron las manos a la cabeza. Major, clamaban, les ha traicionado.El furor unionista pod¨ªa parecer desmesurado. Major, al fin y al cabo, insist¨ªa en una vieja reivindicaci¨®n de los probrit¨¢nicos: que el IRA abandonara las armas "de una vez para siempre. Deb¨ªa haber algo m¨¢s, alguna causa profunda y no declarada. La situaci¨®n era muy confusa. Pero un indicio de que algo podr¨ªa estar ocurriendo entre bastidores fue una ins¨®lita declaraci¨®n de Gerry Adams, seg¨²n el cual el Gobierno hab¨ªa mantenido, a trav¨¦s de funcionarios y durante casi seis meses, contactos regulares con el Sinn F¨¦in.
El ministro para Irlanda del Norte, Patrick Mayhew, neg¨® en redondo que hubiera habido tal di¨¢logo encubierto. Pero el l¨ªder del Sinn F¨¦in insisti¨® en que s¨ª hubo contactos y dio incluso fechas: desde enero hasta junio de este a?o, cuando se interrumpieron por el pacto parlamentario de Major con los unionistas para conseguir la ratificaci¨®n del Tratado de Maastricht. Mayhew matiz¨® su desmentido en posteriores declaraciones.
El Sinn F¨¦in es un partido legal y, hasta las elecciones de 1992, Gerry Adams fue diputado por West Belfast, aunque nunca acudi¨® a Westminster para recoger su credencial parlamentaria.
En el terreno de las declaraciones, el tremendismo era muy notorio, incluso para una sociedad tan acostumbrada al fundamentalismo como la norirlandesa. "Jam¨¢s negociaremos con un partido, el Sinn F¨¦in, cuyo pasado y obras son tan oscuros como el infierno y est¨¢n manchados con la sangre m¨¢s preciosa de la ciudadan¨ªa decente de este pa¨ªs", declar¨® el sacerdote presbiteriano Ian Paisley.
Los Unionistas del Ulster, el partido m¨¢s votado y cuyo l¨ªder, James Molineaux, ser¨ªa una figura crucial en cualquier negociaci¨®n, se mostraron igualmente inc¨®modos. "Major ha lanzado una mala se?al a los terroristas: les ha confirmado que las bombas y los asesinatos sirven para alcanzar objetivos pol¨ªticos", declar¨® el diputado Martin Smyth.
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