Un 'h¨ªper' reparte publicidad de sus juguetes entre los ni?os a la salida del colegio
Los menores no se escapan. En casa, la publicidad por televisi¨®n; en la calle, con vallas, y ahora, en el colegio, con folletos que esperan a la puerta. A 35 d¨ªas de Nochebuena, Alcampo ha efectuado una innovadora campa?a: abordar a los menores a la salida de los colegios de EGB para atiborrarles con m¨¢s de 50 p¨¢ginas de publicidad de sus juguetes a todo color. La promoci¨®n, justificada luego como "experiencia piloto", ha levantado ampollas entre padres, asociaciones de consumidores y altos cargos de la Administraci¨®n educativa consultados por EL PA?S. Los folletos carecen de precio, pese a lo estipulado en la ley. Alcampo aseguraba en la tarde de ayer que ordenar¨ªa el fin de la campa?a.
La abortada campa?a de la cadena de hipermercados Alcampo se centr¨® en Madrid. Su estela era ayer visible, por ejemplo, en el colegio p¨²blico Ciudad de Roma, del barrio de la Estrella. Los ni?os correteaban por un patio de recreo inundado de folletos. Pisaban el anuncio del Nenuco ni?a con ba?era cambiador el del juego ?Que viene pap¨¢!, o la mu?eca Nacha quiere m¨¢s. Es el comercio de la Navidad.El d¨ªa anterior, dos j¨®venes hab¨ªan repartido la publicidad a la salida del colegio, donde estudian unos 600 alumnos de 3 a 14 a?os. Previamente, el director del centro, Luis Montero, prohibi¨® a los anunciantes repartir en el recinto. "Fuera del colegio no puedo intervenir, pero pienso estudiar si el hecho es denunciable, para impedirlo", se?alaba ayer Montero, quien se mostr¨® contrario a "este consumismo dirigido a los ni?os".Los folletos invitan al ni?o a viajar con la alfombra de Aladino por m¨¢s de 50 p¨¢ginas repletas de productos, todos ellos acompa?ados de breves rese?as. Al pie de las p¨¢ginas impares figura de forma bien visible el nombre de la cadena comercial. En ning¨²n sitio aparecen los precios de los productos. La Ley General de los Consumidores y Usuarios establece en su cap¨ªtulo IV -art¨ªculo decimotercero- que "los bienes, productos y servicios puestos a disposici¨®n de los consumidores y usuarios deber¨¢n incorporar el precio completo".
La respuesta oficial de Alcampo a esta omisi¨®n dice as¨ª: "Es una gu¨ªa de productos de los proveedores, por eso no aparece el precio. Hay much¨ªsimos juguetes anunciados".
El hecho, sin embargo, es que la publicidad fue entregada en mano a los ni?os de los colegios de Madrid. ?ste es uno de los puntales de la cr¨ªtica. Los chicos la recogen, la guardan y luego insisten ante sus padres. "Al ser la entrega fuera del colegio es dif¨ªcil hacer algo; dentro est¨¢ prohibido", afirm¨® escuetamente un portavoz de la Direcci¨®n Provincial del Ministerio de Educaci¨®n, del que dependen los colegios de EGB.
Este tipo de publicidad se agiganta gracias al vac¨ªo legal que rodea su difusi¨®n. "Resbaladizo". De este modo caracteriza este nuevo paso de la mercadotecnia la Direcci¨®n General de Consumo de la Comunidad de Madrid.
Informaci¨®n cicatera
"Quiz¨¢ sea legal, pero decididamente no es ¨¦tico utilizar as¨ª a los ni?os; adem¨¢s, la informaci¨®n que ofrece ese tipo de cat¨¢logos es cicatera", manifest¨® un alto cargo del citado organismo. "La ley est¨¢ poco desarrollada en ese aspecto, aunque con una interpretaci¨®n extensiva se puede llegar a apreciar colisi¨®n con los derechos del menor", a?adi¨®.
En este contexto, aunque desde otra orilla, se movi¨® la respuesta de Alcampo: "No tenemos constancia de que haya ninguna prohibici¨®n. Adem¨¢s, cualquier tipo de animosidad o tendenciosidad en el folleto ha quedado excluida; est¨¢n casi todos los productos".
M¨¢s dura fue la cr¨ªtica del jefe del Servicio de Educaci¨®n Infantil de la Comunidad de Madrid, Amador S¨¢nchez S¨¢nchez. "Esto de la publicidad en la puerta de las escuelas es como la televisi¨®n. Es agresivo porque se utiliza al ni?o para vender, y estamos en contra de que los menores se conviertan en veh¨ªculos de consumo", dijo S¨¢nchez. "La cuesti¨®n es que sea el ni?o quien decida y no las empresas", apostill¨®.
Seg¨²n la cadena de hipermercados, que no supo precisar el n¨²mero de colegios visitados, la campa?a no ha pretendido "herir".
Ninguna queja
"No hemos recibido ninguna llamada de queja de nadie, pero como medida cautelar, ante la posibilidad de que puedan herir, hemos ordenado retirar la distribuci¨®n de los folletos".
La r¨¢pida reacci¨®n de Alcampo -que conoci¨® las versiones cr¨ªticas tras la llamada de EL PA?S- atempera las censuras lanzadas contra esta nueva modalidad de ventas. "El problema de estas campa?as es su agresividad. Sin ser ilegales, son ¨¦ticamente reprobables, porque eluden el control de los padres y se aprovechan de los vac¨ªos legales sobre la publicidad directa", indic¨® Jos¨¦ Ram¨®n Lozano, portavoz jur¨ªdico de la Uni¨®n C¨ªvica Nacional de Consumidores y Amas de Hogar (UNAE).
El acicate de estas campanas reside, en parte, en el pulso entre las grandes empresas. El hecho de que los espa?oles den menos valor pedag¨®gico al juguete que los dem¨¢s pa¨ªses europeos, tal y como revela un informe de la Asociaci¨®n de Investigaci¨®n de la Industria del Juguete, fomenta este clima de batalla comercial en detrimento de los fines educativos.
Detr¨¢s se esconde un codiciado bot¨ªn: cada ni?o recibe al a?o 15.000 pesetas en juguetes. En la regi¨®n de Madrid hay 240.000 menores de 14 a?os.
"Faltan los jur¨¢sicos"
Pese a su retirada, la campa?a de Alcampo ha conseguido el objetivo: el ¨¦xito. Ayer, en el colegio Ciudad de Roma, la llegada de los dos distribuidores de folletos de Alcampo era todav¨ªa muy comentada. La mayor¨ªa de los ni?os recordaban los folletos. Muchos se los hab¨ªan guardado, otros hab¨ªan discutido sobre sus ofertas, que si es mejor La Bestia o Baloo, o bien que si gusta m¨¢s Minilacitos con Fijador que Rosy Burbujitas.
"Es que es muy chulo", contaba un chaval.
Otro de los cr¨ªos, delat¨¢ndose como un futuro e infatigable inspector de Consumo, acert¨® a se?alar que los folletos carec¨ªan de precios. Un tercero, no menos avispado, dio un aviso a los jugueteros: "Le falta un poco de Jurassic Park", dijo del folleto. Algunos se mostraban orgullosos de poseer en casa otros folletos. ?Tambi¨¦n te los dieron a la puerta de la escuela? "No, no, fui con mis pap¨¢s a las tiendas". "?Para qu¨¦, si te los dan aqu¨ª", le contest¨® un colega de patio.
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