Las municipales italianas confirman el descalabro democristiano y el auge de los ex comunistas
El gran centro pol¨ªtico que ha garantizado la estabilidad de Italia durante 45 a?os ha muerto. Las elecciones municipales parciales celebradas ayer en Italia pusieron de manifiesto que la Democracia Cristiana (DC) dif¨ªcilmente contar¨¢ en el futuro del pa¨ªs porque muchos de sus votantes han pasado a apoyar al neofascista Movimiento Social Italiano (MSI). En el centro y el sur, este grupo conoce un auge comparable al de la Liga Norte en su feudo septentrional. S¨®lo las fuerzas reunidas en tomo al Partido Democr¨¢tico de la Izquierda (PDS), ex comunista, est¨¢n en condiciones de enfrentarse a ambos grupos.
A la vista de este panorama, numerosos observadores vuelven a hablar del enfrentamiento entre derecha e izquierda, precisamente cuando ya nadie dice creer en esos t¨¦rminos tradicionales del an¨¢lisis pol¨ªtico. Otros sostienen que el PDS representa hoy el elemento moderador y el proyecto de un nuevo centro - izquierda que mejor puede aglutinar a los italianos frente a los extremismos del populista Umberto Bossi y el neofascista Gianfranco Fini.El PDS, coaligado con diversas fuerzas de izquierda como Refundaci¨®n Comunista o La Rete, e incluso con sectores de izquierda de la DC en la localidad septentrional de Trieste, ha logrado, en efecto, que sus candidatos queden los mejor colocados para la segunda vuelta de las elecciones a alcalde en las seis capitales de provincia afectadas por estos comicios, seg¨²n indicaban los primeros sondeos publicados a las 22.00 horas de ayer, coincidiendo con el cierre de los colegios. Los resultados oficiales se conocer¨¢n hoy.
Un candidato de la izquierda, Leoluca Orlando, l¨ªder del movimiento antimafia La Rete, fue incluso elegido alcalde de Palermo, la capital siciliana, con m¨¢s del 70% de los sufragios, lo que constituye un r¨¦cord dif¨ªcilmente repetible. Otro, el ex comunista Antonio Bassolino, parec¨ªa quedarse a falta de punto y medio para conquistar la alcald¨ªa de N¨¢poles.
De acuerdo con el sistema electoral mayoritario estrenado en Italia el pasado mes de junio, en los ayuntamientos de m¨¢s de 15.000 habitantes se vota a un alcalde y a una lista de partido que puede ser distinta de la que apoya al aspirante a primer ciudadano. As¨ª, se contabilizan, por un lado, votos personales -que deben superar el 50% de los sufragios para la elecci¨®n de un alcalde en primera vuelta-, y, por otro, votos de partido, que influyen parcialmente en la composici¨®n del concejo.
Prescindiendo de Palermo, donde la lista de La Rete recog¨ªa, adem¨¢s, siempre seg¨²n los sondeos, el 37,5% de los sufragios, las listas m¨¢s votadas en las ciudades donde los candidatos de la izquierda quedan como claramente favoritos eran, sin embargo, las de la Liga Norte -casos de Venecia y Trieste- y la del MSI en las capitales del centro y sur -Roma y N¨¢poles-. Pero los resultados de la Liga no permiten hablar esta vez de triunfo arrollador y parecen sugerir que, fuera de Lombard¨ªa, el movimiento de Umberto Bossi encontrar¨¢ serios problemas para dominar el norte.
En cuanto a la DC, el desastre resulta total, ya que no s¨®lo no tendr¨¢ ning¨²n candidato al alcalde en la segunda vuelta, salvo en la ciudad de Trieste, sino que sus antiguos electores tampoco votaron a sus listas de concejales. Debido a ello, en ciudades donde fue hegem¨®nica durante d¨¦cadas, como Palermo o N¨¢poles, ha. quedado reducida a cuotas electorales que rondan el 10% de los sufragios. En las capitales del Norte, la DC ni siquiera concurr¨ªa como tal, salvo en la citada Trieste. El movimiento reformista democristiano de Mario Segni tambi¨¦n quedaba en torno al 10% en Venecia y G¨¦nova, las dos ciudades donde obtuvo mejores resultados.
Previsiones rotas
Este desenlace de las elecciones municipales, a¨²n estando dentro de los m¨¢rgenes previsibes, amenaza seriamente la continuidad en el cargo del secretario general de la DC, Mino Martinazzoli, pero, sobre todo, parece desmentir las previsiones de una Italia dominada por la Liga en el norte, por el PDS en el centro y por la DC en el sur. La situaci¨®n es m¨¢s compleja.
Las maniobras de antiguos sectores democristianos que los analistas identifican generalmente con el entorno del ex primer ministro Giulio Andreotti y la inseguridad de una situaci¨®n en la que las m¨¢s locas noticias de golpe de Estado resultan veros¨ªmiles, con los consiguientes da?os para la lira y las inversiones, contribuyen a que los italianos voten por los partidos m¨¢s dispuestos a enterrar cuanto antes el sistema que ha hecho crisis.
Eso explica la decadencia de los democristianos, que mayoritariamente se resisten al cambio, y el inesperado auge de un MSI que, hace s¨®lo pocos meses, se bati¨® con u?as y dientes por la permanencia del sistema electoral proporcional, ya que tem¨ªa llegar a desaparecer bajo el sistema mayoritario.
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