La historia de un confidente de lujo
El pintor Diego Rivera espi¨® a sus compa?eros comunistas para informar a EE UU
Los mexicanos acaban de conocer con tremenda sorpresa que uno de sus prohombres de este siglo, el pintor Diego Rivera, fue confidente de Estados Unidos, a cuyo Departamento de Estado pas¨® informaci¨®n en el ano 1940 sobre el partido comunista de este pa¨ªs y tambi¨¦n sobre los republicanos espa?oles de esa filiaci¨®n que en aquella ¨¦poca comenzaban a asentarse como exiliados en M¨¦xico.La revelaci¨®n la ha hecho la periodista Rossana Fuentes-Berain, del diario El Financiero, quien. se basa en un trabajo de investigaci¨®n realizado por los profesores Willian Chase y Dana Reed, de la norteamericana Universidad de Pittsburgli. Estos dos profesores se encontraban investigando los a?os de Le¨®n Trotski en M¨¦xico cuando de repente descubrieron esta desconocida actividad del marido de la prestigiosa pintora Frida Kahlo. Ahora les resulta mucho m¨¢s interesante hablar de las ocultas actividades de Diego Rivera que del propio Trotski.
La prueba de esta actividad, hasta ahorasecreta, del gran muralista mexicano procede de los archivos del Departamento de Estado, donde han sido hallados varios informes, entonces confidenciales, sobre estas actividades. Uno de ellos est¨¢ remitido por el que fuera c¨®nsul estadounidense en M¨¦xico, James Stewart, quien da cuenta de la captaci¨®n del pintor Diego Rivera, muy enojado en aquellos tiempos por el pacto nazi-sovi¨¦tico de agosto de 1939, como confidente por uno de sus funcionarios, Robert MacGregor.
Rivera aparece como fuente de informaciones muy concretas de las interioridades del Partido Comunista Mexicano (PCM), entre ellas sus m¨¦todos de financiaci¨®n. Tambi¨¦n advierte a Estados Unidos de la llegada de un comisario del dictador Jos¨¦ Stalin a M¨¦xico para definir la nueva estrategia del PCM con Mosc¨², y revela que muchos de los comunistas espa?oles exiliado en M¨¦xico eran gentes entrenadas que pretend¨ªan asentarse en el norte del pa¨ªs para crear c¨¦lulas de actividad antinorteamericana.
Curiosamente, en una nota adicional a estos informes, firmada por Lawrence Dugan, entonces jefe de la divisi¨®n de las Am¨¦ricas del Departamento de Estado, se indica sobre la personalidad de tan lujoso confidente: "En vista de la conocida tendencia de Rivera hacia la exageraci¨®n, si no a la invenci¨®n, muchos de sus pronunciamientos creo que deben ser aceptados con una reserva considerable".
La historia de Rivera con el Partido Comunista Mexicano es muy turbulenta. Rivera muri¨® en 1957 con las botas puestas, o sea, como militante del PCM, pero antes de eso pas¨® de todo. Entre 1923 y 1928, el genial muralista mexicano desempe?¨® un papel activo en el partido, ocupando varios cargos y creando la Uni¨®n de Pintores y Escultores Comunistas. Pero fue expulsado y se uni¨® a Trotski.
Con Le¨®n Trotski, que vivi¨® una temporada en casa de Rivera, el muralista termin¨® mal, porque aqu¨¦l, que muri¨® en 1940 asesinado por el comunista espa?ol Ram¨®n Mercader, desconfiaba de sus vaivenes pol¨ªticos.
Diego Rivera se convirti¨® luego en un apasionado cr¨ªtico del comunismo estalinista y del nazismo a partes iguales, pero en 1946, cuando todo el mundo empezaba a conocer horrorizado el holocausto perpetrado por la Alemania nazi, pidi¨® su reingreso en el partido. Pero tuvo que esperar a 1954, cuando s¨®lo le quedaban tres a?os de vida.
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