Cerebros asesinos
EL ANIVERSARIO del 20-N ha dejado de ser exclusivamente el recordatorio de la figura de Francisco Franco y del r¨¦gimen autoritario que encam¨® durante cuarenta a?os, para convertirse tambi¨¦n en caja de resonancia de los grupos juveniles que han hecho del culto ciego a la violencia su raz¨®n de ser en la sociedad democr¨¢tica. Establecer una relaci¨®n directa entre dicho aniversario y la forma de actuar de tales grupos ser¨ªa exagerado. Quienes lo convocan y celebran se mueven cada vez m¨¢s -por edad, unos, y por distanciamiento generacional, otros- en el mundo de la nostalgia y de la sublimaci¨®n de un tiempo pasado vivido o sentido como "mejor". Pero ninguna duda cabe de que el mensaje ideol¨®gico ultra que transmiten encuentra un especial atractivo en aquellos grupos violentos que, como los j¨®venes skin heads o cabezas rapadas, reverencian la parafernalia iconogr¨¢fica -gestos, s¨ªmbolos, indumentaria- de lo m¨¢s negro de la historia contempor¨¢nea de Europa, algunos de cuyos rasgos parecen resurgir ahora al calor de los nacionalismos m¨¢s exacerbados.Ello explicar¨ªa que en este escenario caldeado con los recuerdos de un pasado evocado como negaci¨®n idealista del presente se desate hasta el paroxismo la agresividad de estos grupos, que no retroceden ni siquiera ante el asesinato. La brutal paliza propinada en Madrid por un grupo de cabezas rapadas al joven de 27 a?os Jes¨²s S¨¢nchez Rodr¨ªguez tiene todos los visos de serlo. El ensa?amiento, la crueldad y el ventajismo con que se emplearon los agresores se han terminado saldando con la muerte del agredido. Sin duda, el an¨¢lisis de esta violencia juvenil y la respuesta capaz de erradicarla trascienden el estricto marco policial. Pero el car¨¢cter crecientemente delictivo que van tomando las agresiones callejeras de estos potenciales asesinos -11 el 20-N, y 132 en lo que va de a?o- hace inexcusable una intervenci¨®n policial que les mantenga a raya y que si la traspasan les enfrente a la ley en proporci¨®n con la violencia que desatan.
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