Seis personas llevan ocho d¨ªas viviendo a la intemperie en el puente de Segovia
Cinco hombres y una mujer llevan ocho d¨ªas viviendo a la intemperie. Desde que la polic¨ªa les oblig¨® a abandonar, de madrugada, la casa vac¨ªa propiedad M Ayuntamiento que ocupaban. Malviven junto al puente de Segovia, rodeados de los b¨¢rtulos embalados que ella, Mar¨ªa Herminia, de 49 a?os, arrastra desde que se separ¨® de su esposo, hace ya una docena de a?os. Piden que alguien les ofrezca un lugar donde depositar sus enseres, que ya buscar¨¢n alg¨²n sitio donde cobijarse.
Herminia, la t¨ªa Mari, se aferra a los pocos objetos que le recuerdan tiempos mejores: "No puedo tirar por la borda toda mi ropa, mis cacharros de la cocina, mis mantas y colchas, ?sabe usted el dinero y el trabajo que me ha costado todo eso?".Cuando consiga un lugar donde dejarlo todo, se ir¨¢ a un albergue o buscar¨¢ una habitaci¨®n compartida "con una chica que sea buena, aunque hoy en d¨ªa no sabe una de qui¨¦n fiarse". O se ir¨¢ a una pensi¨®n con su hijo, El¨ªas, de 30 a?os, que comparte con ella techo desde siempre, cuando lo hubo y ahora que no lo hay tambi¨¦n. Tiene un hijo legionario en Ceuta, que "se va a ir a Bosnia en enero y va a volverse con un mill¨®n y medio de pesetas; ya ves, la ilusi¨®n del dinero". Otras dos hijas, las peque?as, est¨¢n internas en un colegio.
Antes de perder el techo, todos vivieron como cualquier hijo de vecino. Trabajaron, cuando hab¨ªa trabajo, en la construcci¨®n, en el mercado de frutas, de camareros, o como Mar¨ªa Herminia, en su casa, con su marido y sus hijos antes de separarse. Ahora no tienen ad¨®nde ir, y viven de pensiones de enfermedad, subsidios oficiales que rondan las 25.000 pesetas y de la limosna que reciben a la puerta de las iglesias.
No son una familia, pero como si lo fueran. Se llaman entre ellos hermano, t¨ªa Mari, sobrino. No son delincuentes- todos dicen carecer de antecedentes penales- pero como si lo fueran: "Pedimos, no robamos, y tampoco nos drogamos ?C¨®mo vamos a gastar dinero en eso, si no tenemos ni para comer?". La gente se asoma al puente a mirar como si su casa fuera "una verbena". "Por la calle nos miran como a maleantes. Si vamos a arreglar papeles, igual", cuenta Herminia indignada "a m¨ª siempre me ha gustado ir arreglada, o por lo menos limpia, pero aqu¨ª no podemos lavarnos, y ?de qu¨¦ sirve cambiarse de ropa, sin lavarse y con todo sucio?".
"El suelo es hielo"
Tan s¨®lo un vecino se preocupa de que no les falte lo imprescindible. La polic¨ªa municipal s¨®lo se pas¨¦ por all¨ª el d¨ªa despu¨¦s de desalojarlos, para preguntarles qu¨¦ tal noche hab¨ªan pasado, "una gracia, vamos", dicen.Hay d¨ªas que no se pueden ni levantar de la cama, ateridos de fr¨ªo: "Rascas el suelo y es hielo". Todos, menos El¨ªas, que est¨¢ "como un roble" a sus 30 a?os, sufren artrosis.
Antonio Pascual es "como si fuera el hermano" de Mar¨ªa Herminia. Jubilado de la construcci¨®n, con 45 a?os y cinco operaciones, a¨²n le quedan una hernia de hiato y la columna vertebral "como una ese ". Quiere trabajar de camarero. "Me arreglo bien y voy donde ofrecen un puesto, pero cuando digo la edad no me cogen por ser muy mayor ?Pues a ver qu¨¦ co?o hago! Luego me ve la gente tom¨¢ndome un vasito de vino y seguro que dicen 'mira ¨¦se, sin tener donde caerse muerto y encima bebiendo vino', pero es que si no te tomas un vaso no hay quien aguante esta vida", se lamenta.
Dice que no va a irse de all¨ª hasta que la t¨ªa Mari encuentre donde quedarse. "Entonces ya me buscar¨¦ yo la vida, pero no la podemos dejar aqu¨ª sola, con todo esto", comenta. Enrique, un cubano que lleg¨® a Espa?a hace 25 a?os, tiene la vista nublada por las cataratas y va "como si fuera ciego" por la vida. La limosna que le dan en la puerta de la Catedral de La Almudena se la entrega a la t¨ªa Mari para que haga la compra.
De constituci¨®n y labios gruesos, dentro de dos meses cumple los 54. "Anda, pues habr¨¢ que hacerle un regalito, un par de puros, o ya veremos", promete la t¨ªa Mari. "Nada, nada, un beso y una flor, como dijo Nino Bravo", le contesta rumboso el cubano.
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