A tracci¨®n total

En estas latitudes de la Comunidad y a estas alturas de noviembre, el fr¨ªo ma?anero corta como un cuchillo. Por eso los participantes en el traves¨ªa Paones de Abajo-Casa de Uceda Pont¨®n de la Oliva tienen unas ganas locas de agarrar el rut¨®metro y ponerse manos a la obra. Pero Jos¨¦ Alfredo ?lvaez, director de actividades deportivas del Club 4x4 Suzuki Auto Madrid, se ocupa de retenerles a¨²n unos minutos con las formalidades de rigor. Debe asegurarse de que todos lean el dec¨¢logo de la organizaci¨®n -en especial los mandamientos que hablan del respeto a la nauraleza- y de que acepten, por escrito, la total responsabildad sobre sus actos.Este domingo se han reunido en Patones de Abajo 27 todoterreno de diversas marcas, alguno menos de lo habitual. A as 10.00 salen los primeros. Por delante, m¨¢s de 120 kil¨®metros de pistas forestales, caminos de piedra, charcas, barrizales, r¨ªos y trialeras, que en la jerga del 4x4 son las pendientes abruptas y de gran desnivel.

Como no existe ning¨²n af¨¢n competitivo -punto n¨²mero tres del dec¨¢logo-, los primeros tramos de la ruta se cumplimentan con un relajo m¨¢s propio de domingueros que de intr¨¦pidos conductores. Tanto es as¨ª que m¨¢s de uno echa el freno en Casa de Uceda y se baja a comprar pan para el almuerzo campestre.

Provisto del rut¨®metro -documento en el que figuran sucesivos croquis del itinerario, con indicaci¨®n del kilometraje parcial y total-, el copiloto va cantando las incidencias del recorrido: "A un kil¨®metro cien, dejar pista principal... Pista poco visible a mano derecha... Precauci¨®n: roderas a doscientos metros". Advertencias que el piloto sigue al pie de la letra.

Muy pronto, antes incluso de que el trazado se enrede por las estribaciones de la sierra, surgen los primeros problemas: pinchazos, veh¨ªculos atascados en el barro, pilotos extraviados... En estos casos, los transmisores que portan los organizadores y algunos de los excursionistas son providenciales; "A ver, Elena, hermosa, dime d¨®nde crees que est¨¢s. Cambio". Y la asistencia, inmediata.

En Retiendas se impone un refrigerio y una somera revisi¨®n. Los dep¨®sitos de los limpiaparabrisas, bajo m¨ªnimos despu¨¦s de cruzar el arroyo de Matarrubia y media docena de barrizales, se rellenan con ag¨¹ita de la fuente.

Una cuesta 'horrible'

Como ya va siendo tarde para llegar a Palancares a la hora del bocadillo, Jos¨¦ Alfredo ?lvarez, alias Freddy, decide tomar un atajo asfaltado a la altura de Tamaj¨®n. En esto del 4x4, como en todo, hay puristas que se ci?en al trayecto preestablecido con u?as y dientes. Freddy, en cambio, pertenece al sector pragm¨¢tico y prefiere cumplir el horario.

No es de extra?ar esta actitud, sobre todo cuando cerca de Palancares aguarda el plato fuerte de la jornada: una trialera de unos 300 metros con un 30% de desnivel. El primero en solventarla es el propio Freddy. A punto estuvo de partir el coche con un pedrusco del tama?o del pe?¨®n de Gibraltar. El ¨²ltimo, el nip¨®n Kenji Suzuki, bisnieto del fundador de la empresa hom¨®nima: "Holible, una cuesta holible". No es para menos. El peligro de vuelco ha sido m¨¢s que evidente.

Tras los merecidos bocatas, con el sol ya bajo, la expedici¨®n pone rumbo al Pont¨®n de la Oliva a trav¨¦s de una zigzagueante pista que se antoja infinita. En ruta, ning¨²n pueblo, nada. S¨®lo noche estrellada, los pinares fragantes..., y tres reventones. Y es que los caminos del 4x4 son inescrutables.