Tres core¨®grafos de hoy
Tres noches seguidas de emociones en este festival que poco a poco se consolida como uno de los de mejor criterio en su programaci¨®n. Los teatros est¨¢n llenos, y veladas tan distintas como las de los core¨®grafos Mats Ek, Lucinda Childs y Nacho Duato encontraron sendos ¨¦xitos.
El Cullberg trajo la Carmen de Mats Ek, que triunf¨® a pesar del horrendo vestuario. La coreograf¨ªa mejora con el tiempo, se asienta, pero esos vestidos de cabar¨¦ barato son hoy m¨¢s feos que el a?o pasado. Por el contrario, Pr¨¦s insens¨¦s, obra con que se ha despedido Ek del Ballet Cullberg, es una obra maestra. Fue estrenada en marzo y ¨¦sta es la primera vez que sale de Suecia. Se trata de un canto al viaje, al tr¨¢nsito, de una verdadera conciencia ecol¨®gica en su sentido m¨¢s amplio. Mats es un verdadero core¨®grafo; para ¨¦l sigue siendo este oficio un juego, una reflexi¨®n de madurez algo triste pero siempre humanista.
Lucinda Childs (Nueva York, 1940) trajo a Cannes un sue?o genuinamente americano. Comenz¨® con uno de sus cl¨¢sicos, hecho sobre una de las mejores partituras de Philip Glass. M¨²sico y core¨®grafa ya se hab¨ªan encontrado en 1966 compartiendo la obsesi¨®n, tan en boga entonces, por las estructuras repetitivas, lo que en danza no era nada nuevo. Pasada la euforia y la afectaci¨®n creativa, quedan las buenas obras, como este Dance I. Lucinda sigue el apostolado del minimalismo a trav¨¦s de esta evoluci¨®n honesta del posmodernismo. Ella es sobria, pero no seca; de gesto matem¨¢tico, pero capaz de ser tr¨¢gica. En sus obras m¨¢s recientes pervive, purificado qu¨ªmicamente y ya atemporal, el fen¨®meno rupturista que la lanz¨® a la lucha renovadora hace 30 a?os.
La segunda pieza revela la influencia que el trabajo con bailarines cl¨¢sicos ha dejado en Childs, y la tercera, en primicia mundial, era un fresco animado entre la est¨¦tica de Jasper Jhons y Le Parc, donde la deconstrucci¨®n de los brazos, raramente establecidas en el estilo de la artista, juega un papel de c¨¦lula de libertad controlada. Finalmente, Concerto pone de manifiesto c¨®mo los bailarines son para Lucinda Childs solamente el veh¨ªculo de la teor¨ªa est¨¦tica; no le interesan demasiado las individualidades, que finalmente son fagocitadas por el todo de la obra, un canto llano sin crescendo, donde los acentos se multiplican en un juego de espejos formidable.
Finalmente, tres coreograf¨ªas de Nacho Duato recibieron una buena acogida del p¨²blico, que esta vez no llen¨® la gran sala, pero que recompens¨® con largos aplausos el trabajo de los bailarines, especialmente de Toni Fabre, con su virtuosismo, fuerza y musicalidad en Rassemblement.
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