Paz y cambios en la sociedad israel¨ª
Lo que es seguro, por muy incierto que sea el futuro, es que a sociedad israel¨ª no ser¨¢ la misma en la era de la paz. Despu¨¦s de un periodo inicial de transici¨®n, en el que los gastos militares seguir¨¢n siendo tan levados como ahora -11 % del producto nacional bruto (PNB)-, su valor absoluto y relativo va a empezar a bajar, al menos hasta un 4% o un 5% del PNB. Esto sigue siendo superior al nivel europeo occidental, pero supondr¨¢ una tremenda transferencia de recursos a la producci¨®n civil, puramente comercial, as¨ª como mayores inversiones p¨²blicas en' sanidad, educaci¨®n y bienestar social, sectores muy deprimidos, que siempre han padecido terribles escaseces debido al prolongado estado de guerra. M¨¢s a¨²n, dado que el nivel educativo y tecnol¨®gico israel¨ª es comparable al de Europa, es probable que se acelere el ¨ªndice de crecimiento. Los impuestos abonados por este crecimiento pueden canalizarse hacia estos sectores deprimidos.Sin embargo, ?quiere esto decir que las perspectivas son de color rosa para la sociedad, libres de problemas y tensiones? Examinemos m¨¢s estrechamente dos ¨¢reas vitales.
1. La minor¨ªa ¨¢rabe de Israel (dentro de las fronteras anteriores a 1967) representa un sexto de la poblaci¨®n. Aunque seg¨²n la ley goza de igualdad total, de hecho siempre se ha visto discriminada en el acceso a puestos de primer nivel en la Administraci¨®n p¨²blica y en industrias relacionadas con la defensa, en las inversiones (e incentivos) p¨²blicas para su desarrollo econ¨®mico y en las asignaciones p¨²blicas para educaci¨®n y asistencia social.
De estas tres cuestiones, las dos primeras se han justificado siempre hasta cierto punto por el prolongado estado de guerra con los pa¨ªses ¨¢rabes. Siempre se pod¨ªan invocar razones de seguridad -reales o ficticias- para justificar cerrar el paso a ciertos puestos y el trato econ¨®mico preferencial dado a las localidades jud¨ªas, especialmente en las zonas fronterizas (como Galilea). En la tercera cuesti¨®n, la ayuda prestada a las comunidades jud¨ªas en el exterior, canalizada mediante la Agencia Jud¨ªa hacia las instituciones jud¨ªas, ha colocado a ¨¦stas (colegios, hospitales, etc¨¦tera) por delante de las ¨¢rabes.
En conjunto, los ¨¢rabes israel¨ªes han aceptado esta situaci¨®n, aunque no sin protestas. Sab¨ªan que estaban exentos -de hecho, si no por ley- del servicio militar, dado que el Gobierno israel¨ª no quer¨ªa ponerlos en la situaci¨®n ambigua de tener que enfrentarse a sus amigos ¨¢rabes. Al no tener que pagar el duro impuesto de sangre que supon¨ªa el servicio militar (por no mencionar el tener que renunciar a ingresos durante los tres a?os de servicio y los 40 d¨ªas anuales de reserva activa durante 20-25 a?os), los ¨¢rabes israel¨ªes se encontraban moral y pol¨ªticamente en desventaja en su lucha por la igualdad de oportunidades.
Pero ya no. Es probable que ahora se vuelvan bastante ruidosos, mejor dicho, incluso feroces en su lucha por la igualdad. Los jud¨ªos tendr¨¢n que variar actitudes y principios profundamente arraigados, algo que no puede ocurrir sin dolor y enfrentamientos.
2. Es muy probable que las relaciones entre Israel y el mundo jud¨ªo se modifiquen. La ayuda de este mundo a Israel fue crucial en los primeros d¨ªas del Estado, tanto en el aspecto pol¨ªtico como en el econ¨®mico. En su calidad de aliados pol¨ªticos, los jud¨ªos de la di¨¢spora siguieron siendo importantes incluso en a?os posteriores. Basta con mencionar a AIPAC, el grupo de presi¨®n proisrael¨ª de Estados Unidos. Sin embargo, en t¨¦rminos econ¨®micos, la importancia de los donativos financieros jud¨ªos -canalizados en su mayor parte a trav¨¦s del Llamamiento Jud¨ªo Unido (UJA) y los Bonos de Israel- se hizo menos vital con el arranque del crecimiento econ¨®mico de Israel de los ¨²ltimos 20 a?os. Hoy d¨ªa, esa ayuda representa solamente el 2,5% del PNB israel¨ª. No obstante, mientras se mantuvo el estado de guerra, esa ayuda fue vital para aquellos sectores muy deprimidos (especialmente educaci¨®n y bienestar social) a los que se destinaba la mayor parte de los donativos jud¨ªos. Ah¨ª, su utilidad marginal -por ejemplo, el d¨®lar extra- fue crucial a veces. Dio a las escuelas, centros comunitarios y hospitales infrafinanciados el margen vital necesario para ampliarse y mantener un nivel razonablemente moderno. En ciertos casos, esta ayuda marc¨® la diferencia entre la supervivencia y la extinci¨®n de una instituci¨®n.
El resultado adverso fue que los jud¨ªos de la di¨¢spora se acostumbraron a contemplar su relaci¨®n con Israel en t¨¦rminos puramente monetarios.- los israel¨ªes pagan el impuesto de sangre, nosotros pagamos el impuesto del d¨®lar y as¨ª manifestamos nuestro compromiso jud¨ªo.
En la era de la paz, esa ayuda, aunque bienvenida, no ser¨¢ tan importante. Puede adivinarse la desaparici¨®n del UJA y de los Bonos de Israel. ?En qu¨¦ se basar¨¢n entonces las relaciones entre la di¨¢spora e Israel? ?ste es otro desaf¨ªo m¨¢s provocado por el proceso de paz en ciernes.
Enunanuel Sivan es orientalista, profesor de Historia de la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n.
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