No hay lugar para la la frustraci¨®n
DESDE LA capital del valle del Nilo se difundieron ayer al mundo una mala y una buena noticia. La mala fue el aplazamiento de la entrada en vigor del acuerdo sobre la autonom¨ªa de los territorios palestinos de Jeric¨® y Gaza. El pasado septiembre, el l¨ªder palestino, Arafat, y el primer ministro israel¨ª, Rabin, hab¨ªan decidido que la jornada de hoy, lunes 13 de diciembre, ser¨ªa la primera de un complejo proceso de alumbramiento de una nueva entidad territorial para los ¨¢rabes de los territorios ocupados por el Estado jud¨ªo en 1967. El primer paso ser¨ªa el comienzo de la retirada de las tropas israel¨ªes del apacible oasis cisjordano de Jeric¨® y la turbulenta franja mediterr¨¢nea de Gaza.Hoy no habr¨¢ comienzo de la retirada. Ello no es bueno para ninguno de los dos pueblos que se disputan Tierra Santa. Tampoco lo es para el resto de los habitantes del planeta, que en septiembre aplaudieron con alborozo el comienzo del fin de uno de los m¨¢s largos y dram¨¢ticos conflictos de nuestro siglo. Nadie debe sentirse descorazonado por ello. De El Cairo lleg¨® tambi¨¦n ayer una buena noticia. Fueron los propios Arafat y Rabin los que decidieron aplazar en al menos 10 d¨ªas la conclusi¨®n definitiva del acuerdo sobre la autonom¨ªa palestina y los t¨¦rminos del repliegue del Ej¨¦rcito israel¨ª. Discutieron durante m¨¢s de dos horas y adoptaron esa decisi¨®n de com¨²n acuerdo. Significa esto que siguen caminando juntos por la senda de la paz, y con ellos, una mayor¨ªa de sus respectivos pueblos.
El di¨¢logo no se ha roto. La voluntad de enterrar las armas sigue en pie. ?Por mucho tiempo? Para acelerar una respuesta negativa a esa pregunta trabajan poderosas minor¨ªas en uno y otro bando. Ni los propios interesados ni el resto del mundo tienen el menor inter¨¦s en que triunfen los extremistas de uno y otro bando. Son muchos, est¨¢n, bien armados y muy decididos a hacer todo lo posible por que descarrile este proceso tan audaz como imprescindible.
La paz en Oriente Pr¨®ximo es una necesidad imperiosa en un planeta que ya tiene demasiadas convulsiones. Va a ser muy dif¨ªcil que se materialice la esperanza de paz nacida el pasado septiembre, pero, como afirman los jud¨ªos y ¨¢rabes de buena voluntad, tiene que materializarse. No hay otra soluci¨®n. El tren de la paz no puede detenerse.
Los acontecimientos de las ¨²ltimas semanas, el cotidiano derramamiento de sangre ¨¢rabe y jud¨ªa y la falta de preparaci¨®n material de unos y otros para comenzar a aplicar el proceso de paz han demostrado que no era realista empe?arse en seguir al pie de la letra el calendario establecido en septiembre. Eso s¨ª, no cabe demorar las cosas demasiado. Tanto israel¨ªes como palestinos necesitan comenzar a tocar los dividendos de la paz. Si no, los enemigos de la paz comenzar¨¢n a capitalizar la frustraci¨®n.
Pero son demasiadas las dificultades que a¨²n surgir¨¢n para dar m¨¢s importancia de la que tiene a esta revisi¨®n del calendario. Los problemas que dificultan el comienzo de la retirada israel¨ª de Gaza y Jeric¨® son compartidos por Arafat y Rabin. No pudo ser hoy, pero todos, salvo los militantes del odio, esperamos que est¨¦ cercana la fecha del comienzo de esta hist¨®rica operaci¨®n que habr¨¢ de concluir con la autonom¨ªa palestina. Y con ella, el inicio del gran experimento de convivencia entre los dos pueblos que se disputan la herencia de su com¨²n ancestro Abraham.
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