El 'ferry' del miedo zarpa de Alicante
La violencia integrista deja sin pasaje occidental al barco que une Espa?a con Argelia
El puerto de Alicante es uno de los baremos de la confianza internacional en Argelia. En la lista de pasajeros del ferry que zarp¨® el viernes con destino a Or¨¢n s¨®lo figuraba un extranjero: Valent¨ªn Garc¨ªa, quien viaj¨® para comprar pescado. Hace unos meses, antes de que la ola de violencia integrista se cebara con los for¨¢neos, los extranjeros superaban los cien por semana. "No se ha dispuesto ning¨²n dispositivo especial"' asegura Antonio Mu?oz, director de Romeu & C¨ªa, el agente espa?ol de la Compa?¨ªa Nacional Argelina, que desde hace 27 a?os mantiene abierta la l¨ªnea mar¨ªtima que une Alicante con Or¨¢n, la ¨²nica entre Espa?a y Argelia.A pesar de la imagen de tranquilidad que se intenta transmitir, desde el 2 de diciembre -fecha en la que fue asesinado en Argelia Antonio L¨®pez Bail¨¦n- la aduana del puerto de Alicante ha extremado de forma visible los controles de los cientos de argelinos que cada semana desembarcan en Alicante para hacer sus compras. "Se trata de una aduana comunitaria", afirma un polic¨ªa, "y por tanto hay que ser riguroso".
El gobernador civil de Alicante, Alfonso Calv¨¦, incide en este intento por simular normalidad: "Nuestra misi¨®n es cumplir los tr¨¢mites de identificaci¨®n, pero no se han dispuesto medidas especiales". No obstante, desde el mismo Gobierno Civil se traslada a los ciudadanos de la Uni¨®n Europea las recomendaciones para no viajar. "Si lo tienen que hacer por necesidad, se les pide que extremen al m¨¢ximo sus precauciones, que est¨¦n siempre en lugares concurridos y rodeados de conocidos", se?ala Calv¨¦.
Otras de las novedades impuestas por la situaci¨®n pol¨ªtica es que a cada argelino que arriba al puerto de Alicante se le exige un m¨ªnimo de 30.000 pesetas por cada d¨ªa de estancia prevista y reflejada en el visado. Si no muestran esa cantidad, son rechazados inmediatamente. Se ven obligados a permanecer en el mismo barco hasta su regreso. El viernes, por ejemplo, se deneg¨® la entrada a territorio espa?ol a dos de ellos. "Protestan mucho, pero saben que no tienen nada que hacer", apuntan los polic¨ªas.
La gran mayor¨ªa de los argelinos que llegan a Alicante lo hacen s¨®lo por un d¨ªa. Desembarcan a las nueve de la ma?ana y se marchan a las ocho de la tarde. A las seis de la tarde del viernes -dos horas antes de la salida del ferry con destino a Or¨¢n- el muelle n¨²mero 10 del puerto de Alicante se transforma en un zoco: mantas, alfombras y telas de todos los tama?os y colores se desparraman por doquier. Los argelinos se afanan en arrancar etiquetas y disponer todo en hatillos. "Los aduaneros argelinos son muy exigentes", dice un polic¨ªa espa?ol, "y no dejan pasar esos productos tal y como salen de la tienda, porque entonces ser¨ªa una operaci¨®n comercial. Por eso, al llegar a Or¨¢n, todos simulan que la carga forma parte de su equipaje personal". Un teatro que se repite cada semana desde hace 27 a?os. Como si fuera una buena obra.
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