Terenci Moix: "He escrito mis memorias como si se tratara de una novela"
Con "El beso de Peter Pan, el autor afronta sus a?os de adolescencia
XAVIER MORETTerenci Moix, que vendi¨® 150.000 ejemplares del primer volumen de sus memorias, El cine de los s¨¢bados, parece haber encontrado en el recuerdo un fil¨®n literario en el que se mueve a gusto, a pesar de que hurgar en el pasado resulta a veces doloroso. En El beso de Peter Pan (Plaza y Jan¨¦s), que se publica estos d¨ªas, Moix repasa, con una gran varie. dad de registros y con muestras de excelente humor, los dif¨ªciles a?os de aprendizaje de la adolescencia, con el cine como protagonista, la vida de barrio, el descubrimiento de la homosexualidad y los inicios en Editorial Mateu y en el Estudio de Actores
."He escrito El beso de Peter Pan como si fuera una novela", afirma Terenci Moix para enfatizar que no ha querido caer en la confesi¨®n pura y simple. "Creo incluso que en este segundo libro mis memonas se van perfilando un poco, salvando todas las distancias y con toda humildad, como si fueran una especie de En busca del tiempo perdido. Porque este libro acaba en 1962. F¨ªjate lo que me queda todav¨ªa por retratar..."."Espero que se note la voluntad de estilo del libro", insiste Terenci. "No me hubiera costado nada hacer una confesi¨®n y basta, pero el libro tiene precisamente la estructura que me es propia, la de novela. Incluso he pensado que El beso de Peter Pan es como la novela que intent¨¦ hacer a los 18 a?os, la saga que nunca escrib¨ª y que ahora puedo hacer con mis propios recuerdos"."Me gustar¨ªa mucho que se notara el esfuerzo literario", a?ade preocupado, "en el sentido de que ya estoy harto que cuando saco un Terenci Moix. libro se hable del caso Moix. Yo ya exijo a mi edad, y despu¨¦s de bastantes obras, que se acerquen a mis libros con un criterio literario, no con datos al margen".
La muerte
A medida que avanza en el espectro de la memoria, Terenci Moix experimenta el doloroso proceso de enfrentarse al pasado. "He encontrado al redactar este libro una dificultad de tipo sentimental", comenta, "porque empieza a aparecer gente que ya est¨¢ muerta. En algunos momentos ha sido obsesivo porque el m¨¦todo de trabajo ha sido muy intenso y he estado conviviendo con personas muertas que ya casi se me aparec¨ªan".
Frente al magma confuso de los recuerdos, Terenci se ha visto en la necesidad de imponer un orden. "El libro trabaja mucho a nivel de ritmo. Adem¨¢s, hay algo que he querido controlar m¨¢s que en la primera versi¨®n, la diversidad de registros. Porque El beso de Peter Pan pasa de la parte coral a la parte dram¨¢tica, de la sarc¨¢stica a la confesional, pasando por algunas partes de costumbrismo".
El cine, como ya se ve¨ªa en el primer volumen, es algo muy presente en la educaci¨®n sentimental de Terenci, hasta el punto de que abre El beso de Peter Pan con una frase de Mr. Arkadin, de Orson Wells. "Para m¨ª, el cine que me interesaba termin¨® cuando rodaron, pues no s¨¦, Cleopatra de Mankiewicz, pongo por caso", reflexiona. "Todo lo que ha venido despu¨¦s no me interesa nada. En el libro, pues, el cine est¨¢ utilizado en el sentido biogr¨¢fico, pero al mismo tiempo como una referencia estil¨ªstica que utilizo constantemente".
Un elemento interesante de El beso de Peter Pan es la superposici¨®n de hechos que Terenci ya hab¨ªa reflejado en su primera novela, El d¨ªa que muri¨® Marilyn (1970). "Es cierto", afirma. "Hay cosas de ese libro, much¨ªsimas, que yo ya hab¨ªa utilizado como ficci¨®n. Y eso quiere decir que ahora en mis memorias estoy trabajando de hecho sobre un desdoblamiento previo que ya hab¨ªa utilizado como materia literaria, puesto en boca de otros personajes. Pero, claro, a los personajes de El d¨ªa que muri¨® Marilyn yo los describ¨ªa como autor que estaba creando una ficci¨®n y su acto era una rebeld¨ªa a conciencia contra una sociedad. En cambio, yo no estaba preparado para ir contra una sociedad".
No duda Terenci en sus memorias en afrontar los recuerdos con valent¨ªa. La homosexualidad, por ejemplo, que est¨¢ tratada en El beso de Peter Pan como un descubrimiento inc¨®modo, aunque tampoco faltan buenas dosis de humor al describir algunas situaciones. "La homosexualidad es algo que asum¨ª de modo muy consciente", afirma. "F¨ªjate que dedico este libro a gente que ha muerto de sida. El problema es que en Espa?a hay autores homosexuales que van tan de machos que parece que sean John Wayne. Hay muy poca gente que tenga la valent¨ªa de exponer su punto de vista".
Al hablar de la homosexualidad, comenta Terenci que le cost¨® asumirla,. pero no m¨¢s que otras cosas. "Me cost¨® asumirlo todo", afirma; "desde la homosexualidad a que soy bajito, a que soy catal¨¢n, a que soy espa?ol, a que no soy ingl¨¦s, a que no viv¨ªa en la antigua Grecia...".
Una generaci¨®n condenada a no crecer
La sombr¨ªa dominante de Peter Pan, presente ya en el t¨ªtulo de este segundo volumen de memorias, la explica as¨ª Terenci Moix: "El s¨ªmbolo de Peter Pan como ni?o eterno es conocido, pero a m¨ª me interesaba jugar con ¨¦l en el sentido de que no s¨®lo yo, sino toda mi generaci¨®n fue condenada a no crecer. Porque el franquismo nos conden¨® en el sentido m¨¢s negativo a una juventud permanente. Y no hay nada m¨¢s rid¨ªculo que un ni?o de 50 a?os"."Este es el juego", a?ade Terenci. "Aparte del elemento er¨®tico, en el sentido de que el autor se convierte en novio de Peter Pan y folla con Peter Pan, que supongo que esto ya es materia de psiquiatra, la idea es ¨¦sta, algo que ya estaba presente en El sexo de los ¨¢ngeles, donde el protagonista, para conservar su imagen de enfant terrible, se suicidaba".
El ingreso en el mundo adulto siempre ha sido, de hecho, materia literaria en Terenci, quien afirma que tiene las cosas muy claras en cuanto a la mezcla de cultura y subcultura que ha presidido su formaci¨®n. "M? legado cultural es ¨¦ste y no otro. Mira, soy especialista en La divina comedia y al mismo tiempo soy especialista en las pel¨ªculas de Esther Williams. Y no tengo por qu¨¦ renunciar ni a lo uno ni a lo otro. Otra cosa es que yo s¨¦ perfectamente cu¨¢ndo estoy utilizando la subcultura".
"Escribir", cambia de tercio Terenci, "siempre ha sido para m¨ª un acto de resistencia contra el absurdo de vivir, contra el absurdo de la fugacidad de la vida, contra la muerte".
Babelia
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