"Me cuesta dejar este pa¨ªs"

. No tiene rostro, y digamos que se llama Manuel. Acaba de cumplir los 43 a?os de edad, es padre de dos hijos y naci¨® en la regi¨®n de Medea, en el seno de una familia de militantes anarquistas refugiados en Argelia tras el fin de la guerra civil en 1939. Es uno de los raros espa?oles que viven en la zona, hijo del exilio. Su vida es la historia de Argelia."Me cuesta dejar este pa¨ªs", aseguraba el martes por la tarde, sentado en un butac¨®n en su casa mientras relataba la larga y dolorosa experiencia de un espa?ol-argelino sometido a los embates del integrismo.

En aquel momento Manuel dudaba. Aseguraba que se sent¨ªa rechazado a pesar de estar absolutamente sumergido en la sociedad argelina, de hablar el ¨¢rabe como un nativo y de haber adoptado muchas de sus costumbres. Acosado por la oleada de fundamentalismo y violencia meditaba sobre su futuro en tomo a una taza de caf¨¦.

Entre sorbo y sorbo recordaba que incluso tiempo atr¨¢s, desde lo alto de un p¨²lpito de una mezquita del barrio, el im¨¢m le se?al¨® con un dedo y decret¨® el boicoteo de su comercio, una peque?a empresa de electrodom¨¦sticos. Desde entonces ha vivido pensando en exiliarse en Espa?a, en Andalucia, donde no naci¨® y nunca vivi¨®, y de donde sali¨® su padre hace m¨¢s de 40 a?os.

Angustiado por la situaci¨®n, en permanente contacto con la Embajada de Espa?a en Argel, Manuel reflexionaba en voz alta. "Han ofrecido pagarme los billetes de avi¨®n y durante dos o tres semanas podr¨¦ vivir con mi familia en Andaluc¨ªa, pero y despu¨¦s ?que har¨¦?". Su pregunta el martes a¨²n no ten¨ªa respuesta. Ayer volv¨ª a hablar con Manuel, esta vez por tel¨¦fono. Acababan de dar la noticia del asesinato de los doce yugoslavos, a poco menos de una treintena de kil¨®metros de su casa.

"Quiz¨¢s me vaya. Pero s¨®lo de vacaciones. Es Navidad".