Islas de calor en la noche
Tres fiestas simult¨¢neas animan la madrugada madrile?a
Las chicas sin chico se fueron al Morocco. Los artistas en pa?ales al caf¨¦ de Lisboa y los solidarios con los enfermos del sida, al Clamores. Tres fiestas que, en la madrugada de ayer, cuando todo parec¨ªa dormido, o congelado, avivaron casi en secreto la ciudad.
La presentaci¨®n de un libro, La ex siempre llama dos veces..., escrito por las presentadoras de televisi¨®n Beatriz P¨¦rez Aranda y Mari Pau Dom¨ªnguez, acentu¨® el toque femenino del Morocco, uno de los locales nocturnos m¨¢s concurridos de la Gran V¨ªa. Muchas mujeres -desde la veterana periodista Margarita Landis a la actriz Loles Le¨®n pasando por un interminable escaparate de presentadoras de Tele 5- se dejaron ver.
Todas parec¨ªan reconocer la pesadilla del llamado s¨ªndrome de Rebecca, o sea la amenaza de la sombra de la ex, o "mosca cojonera", seg¨²n las autoras del libro. Los hombres -entre ellos el pol¨ªtico Txiqui Benegas, el inevitable Paco Clavel o el bailar¨ªn Joaqu¨ªn Cort¨¦s- pululaban por el abarrotado local intimidados por dos camareros negros que, travestidos de Tina Turner, les ofrec¨ªan todo tipo de dulces y canap¨¦s.
Lejos de all¨ª, en la sala Clamores, en Chamber¨ª y a las once de la noche, comenz¨® un recital que dej¨® en la calle a mucha gente. S¨®lo 500 personas pudieron entrar en la fiesta que la asociaci¨®n Apoyo Positivo organiz¨® en favor de los enfermos del sida y que reuni¨® a Javier Krahe, El Gran Wyoming, Moncho Alpuente, Hilario Camacho, Pablo Guerrero y Luis Eduardo Aute. Un espect¨¢culo que logr¨® recaudar 750.000 pesetas y en el que se mezcl¨® la voz dulce y triste de Guerrero con el tortuoso humor de Krahe o la caradura sentimental de Alpuente y Wyoming.
En el, tramo final de la actuaci¨®n, cuando la improvisaci¨®n se convirti¨® en virtud y los fallos de sonido en an¨¦cdota, Krahe arranc¨® las mayores ovaciones y carcajadas con Mi mano en pena, un homenaje al onanismo.
En busca de salida
A escasas manzanas se celebr¨® la fiesta alternativa de la noche. En el Caf¨¦ Lisboa, en la calle de Argensola, se di¨® cita una nueva generaci¨®n de artistas en busca de salida.En un ambiente en que conviv¨ªan seguidores del movimiento grunge (est¨¦tica basura) con los renovados bohemios (cazadoras de cuero, anchas patillas y gorras de colores) se presentaba en sociedad La m¨¢s bella, una revista hecha con pocos medios.
"Llevamos un mes durmiendo cuatro horas y metidos en casa con el Macintosh. Hemos recibido los 1.000 ejemplares ayer por la noche", comentaba Diego Ort¨ªz, fot¨®grafo y uno de los precursores del proyecto.
La m¨¢s bella pretende salir "cada tres o cuatro meses", es de car¨¢cter monogr¨¢fico y ha escogido los bares como fuente de inspiraci¨®n para su primer n¨²mero. "Espa?a cabe en un bar", es el t¨ªtulo del ejemplar, pero los invitados no cab¨ªan en el Caf¨¦ Lisboa.
A lo largo de la noche fueron llegando j¨®venes estudiantes de Imagen o de Bellas Artes para ofrecer su colaboraci¨®n para el siguiente n¨²mero. En los corrillos se comentaban proyectos, se intercambiaban ideas y se reclutaban nuevos valores. El caf¨¦ elegido para la presentaci¨®n rezumaba arte: cuadros en las paredes, libros y cat¨¢logos de pintura en una vitrina, l¨¢mparas de dise?o y objetos como una caja de madera con una nariz de cera asomando al fondo.
A esta fiesta no acudieron famosos. Pablo Carbonell, ex cantante de los Toreros Muertos y el fot¨®grafo Alberto Garc¨ªa Alix, que han colaborado en el primer n¨²mero, no aparecieron. Tampoco lo hizo la ministra Carmen Alborch, a la que hab¨ªan mandado un fax para que asistiese. "Con lo que le gusta la marcha, tendr¨ªa que haber venido", dec¨ªa uno de los organizadores.
En Clamores tampoco se vieron caras famosas, s¨®lo la del dise?ador Manuel Pi?a, afectado por el sida, y la de los cantantes que participaban en el recital. La densidad de barbas por metro cuadrado dio fe del compromiso de la vieja progres¨ªa madrile?a, que se mezcl¨® con j¨®venes sensibilizados con la lucha contra el sida.
"Esta fiesta pretende infundir apoyo psicol¨®gico a los enfermos", se?al¨® el responsable de la fiesta. "Somos m¨¦dicos, psic¨®logos, asistentes sociales y enfermeros". Hablaba mientras intentaba frenar a la gente que no consigui¨® una entrada.
Caf¨¦ Lisboa
Sin embargo, el que se atrev¨ªa a entrar por la puerta del Caf¨¦ Lisboa era amablemente conminado a comprar un ejemplar de la revista. Los cajeros que hubo en la puerta a lo largo de la noche fueron tres: Juanjo el R¨¢pido, Diego Ortiz y Pepe Murci¨¦go, precursores y tesoreros de la publicaci¨®n.La m¨¢s bella es una mezcla de historietas, composiciones fotogr¨¢ficas, escasos textos y dibujos. Adem¨¢s, un regal¨®: un chica rubia y desnuda para un calendario de 1994. Los asistentes parec¨ªan encantados y durante la noche se lograron vender 250 ejemplares, a 333 pesetas cada uno. La f¨®rmula de promoci¨®n escogida por estos j¨®venes artistas ha sido la de lanzarse a la calle a reivindicar la existencia de su revista con pintadas en las paredes.
Una promoci¨®n m¨¢s costosa fue empleada para agasajar a los invitados del Morocco. En el antiguo local que gestionaba la , cantante Alaska y que hoy lleva el dise?ador Antonio Alvarado, predominaron los zapatos de tac¨®n de raso, los peinados reci¨¦n salidos de la peluquer¨ªa y las minifaldas.
All¨ª, sobre el escenario, el d¨²o de humoristas Las Virtudes tacharon de insolidarias a las autoras de La ex siempre llama dos veces.... "Las chicas tenemos que ayudarnos", gritaron sobre el escenario las indignadas humoristas, mientras Loles Le¨®n, con su pelo te?ido de negro azabache, presum¨ªa: "Yo nunca he sufrido a una ex ni lo he sido. Yo siempre he sido amante, y muy buena. No molesto nunca".
Morocco combin¨® para la ocasi¨®n sus sillones forrados de leopardo con fotos de Beatriz P¨¦rez Aranda y Mari Pau Dom¨ªnguez a lo Thelma y Louise. "Hemos escrito este libro porque nos divertimos mucho juntas. Y no es autobiogr¨¢fico", subrayaron las periodistas, casadas con los populares presentares Luis Mari?as y Paco Lobat¨®n, respectivamente.
Las tres fiestas, con sus pisotones, copas, intereses sociales, art¨ªsticos y econ¨®micos, lograron abrigar la noche de Madrid.
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