Dise?o sin fronteras
En la encrucijada de tres pa¨ªses, un fabricante de sillas colecciona arquitecturas: Frank Gehry, Zaha Hadid, Tadao Ando y Alvaro Siza son sus ¨²ltimas adquisiciones
La arquitectura se mueve. Las formas veloces de algunos edificios recientes evocan el acelerado trasiego del mundo contempor¨¢neo, que desplaza mercanc¨ªas y personas sin atenci¨®n a distancias o fronteras. Aunque las construcciones -en general- no se trasladan, los arquitectos y las im¨¢genes transitan vertiginosamente por nuestra aldea global. En un rinc¨®n de Europa donde confluyen las fronteras de Alemania, Suiza y Francia se han encontrado tambi¨¦n varios de los creadores y las formas m¨¢s influyentes del momento actual, reunidos por un singular fabricante de muebles que ha hecho de su f¨¢brica un museo de arquitecturas de vanguardia. Los ideales librecambistas que han alumbrado el acuerdo del GATT en Ginebra tienen su expresi¨®n construida en los alrededores de otra ciudad suiza y del mundo, Basilea.Weil am Rhein es una peque?a localidad alemana, a muy corta distancia de Francia y casi un barrio de Basilea, situada sobre un codo del Rin donde los tres pa¨ªses se encuentran. En ese cruce de caminos europeos est¨¢ la f¨¢brica Vitra, una empresa familiar que se ha convertido, bajo la direcci¨®n de Rolf FehIbaum, en una de las m¨¢s importantes promotoras del dise?o de autor, tanto a trav¨¦s de las sillas que fabrican -entre las cuales los modelos de Charles y Ray Eames, la m¨ªtica pareja californiana- como a trav¨¦s de las arquitecturas encargadas para albergar los procesos de producci¨®n y las diferentes instalaciones del complejo industrial, transformado hoy en un campus fabril salpicado de edificios de m¨¦rito.
Devastado por un incendio en 1981, el recinto de la f¨¢brica -que hab¨ªa hecho su fortuna produciendo, desde mediados de os cincuenta, los dise?os de los Eames- se reconstruy¨® y se ha do ampliando, durante la ¨²ltima d¨¦cada, con el concurso de un grupo excepcional de arquitectos. El brit¨¢nico Nicholas Grimshaw fue el autor de las naves de fabricaci¨®n construidas en los a?os siguientes al incendio, mientras la checa Eva Jiricna y el italiano Antonio Citterio se ocupaban de remodelaciones parciales; en 1989, el norteamericano Frank Gehry completaba una nave de producci¨®n y un museo para la colecci¨®n de sillas de la empresa, su primera obra europea; y en 1993, el portugu¨¦s ?lvaro Siza ha construido otros talleres de fabricaci¨®n, el japon¨¦s Tadao Ando un centro de conferencias y la iraqu¨ª Zaha Hadid un cuartel de bomberos, que es el primer proyecto que logra ver realizado desde que, en 1982, su victoria en el concurso del Peak de Hong Kong la lanzara a la fama.
Sin tener en cuenta los dem¨¢s edificios de la firma -Citterio ha construido otra f¨¢brica en la localidad alemana de Neuenburg y Gehry las oficinas centrales en Basilea-, el conjunto de obras Weil am Rhein forma ya una concentraci¨®n tan ins¨®lita y cosmopolita de fulgor y novedad que se ha inscrito de inmediato en los itinerarios arquitect¨®nicos de la zona, que estaba ya marcada por la proximidad de Notre Dame-du-Haut, la emocionante capilla de Le Corbusier en Ronchamp, y por el Goetheanum, el extra?o templo antropos¨®fico de Rudolf Steiner en Dornach. Rolf Felilbaum, que antes de dirigir el negocio familiar se doctor¨® en sociolog¨ªa con una tesis sobre el socialista ut¨®pico Saint-Simon -un arist¨®crata de la ¨¦poca napole¨®nica que preconizaba una nueva religi¨®n de la industria-, debe sentirse estimulado por la presencia cercana de tanta ciencia sagrada.
En su combinaci¨®n de agudeza comercial y mecenazgo inteligente, la propia empresa Vitra aborda sus tareas industriales con una devoci¨®n cultural que abarca desde la publicidad basada en fotograf¨ªas de grandes figuras sentadas en sillas -de Jeanne Moreau a Charles Bukowski- hasta la creaci¨®n del museo de la silla, que contiene originales de Adolf Loos, Otto Wagner, Mies van der Rohe, Marcel Breuer, Le Corbusier, Alvar Aalto o Arne Jacobsen, adem¨¢s del archivo completo de documentos y modelos de los Eames, trasladado desde Los ?ngeles a la muerte de Ray en 1988. Charles hab¨ªa muerto exactamente 10 a?os antes -en la misma fecha, 21 de agosto- y la veneraci¨®n de FehIbaum por este arquitecto y dise?ador industrial era tanta que puso su nombre a la calle central del complejo fabril, rindiendo homenaje a la fusi¨®n de la ingenier¨ªa con el arte que la empresa tambi¨¦n persigue.
Los primeros edificios construidos en el recinto por Nicholas Grimshaw -el autor del pabell¨®n brit¨¢nico en la Expo de Sevilla- estaban dentro de la tradici¨®n de alta tecnolog¨ªa, escueta, tensa y precisa, que caracteriza buena parte de la arquitectura anglosajona, pero el encargo a Gehry del museo vino a romper con esa l¨ªnea contenida. El edificio del californiano -¨¦l mismo dise?ador de sillas- para albergar la colecci¨®n de la empresa era un volumen escult¨®rico, de formas derretidas, revestido de estuco blanco y chapa de zinc y con unos interiores inesperados y complej¨ªsimos, de un expresionismo luminoso. Frente a unos gigantescos alicates pol¨ªcromos de su amigo Claes 0ldenburg -que ya hab¨ªa colaborado con ¨¦l en el famoso edificio Chiat Day de Los ?ngeles, donde la fachada incorpora unos enormes prism¨¢ticos dise?ados por el escultor-, la peque?a construcci¨®n de Gehry se levantaba como un juguet¨®n desaf¨ªo formal e intelectual, y los ecos de la impresi¨®n que caus¨® se advierten hoy en numerosas arquitecturas. El primer Gehry europeo fue tambi¨¦n, para muchos, el Gehry mejor..
Pero si el museo de la silla supuso una conmoci¨®n estil¨ªtica, los edificios terminados este a?o anuncian un impacto a¨²n superior. La, nave industrial de Siza es una sobria caja de ladrillo con monumentales huecos verticales y una marquesina escult¨®rica; nada espectacular, aunque con el inter¨¦s que siempre tienen las obras del maestro portugu¨¦s, el segundo premio Pritzker -tras Geliry- en construir en Weil am Rhein. El centro de conferencias de Tadao Ando tiene la caracter¨ªstica exactitud del arquitecto de Osaka, un orfebre del hormig¨®n y de la luz que es hoy, sin duda, el japon¨¦s m¨¢s admirado, pero que no hab¨ªa tenido hasta la fecha la oportunidad de construir en Europa, si se excluye el ya desaparecido pabell¨®n de la Expo sevillana; para Vitra ha realizado un edificio semienterrado, organizado alrededor de un patio cuadrado hundido en el c¨¦sped y formado por un cilindro y dos prismas maclados con elegancia y quieta claridad, no por previsible menos serenamente hermoso. Por ¨²ltimo, Zaha Hadid ha construido su primer edificio exento -hasta la fecha, su ¨²nica obra realizada era el interior de un restaurante, en Jap¨®n- despu¨¦s de 10 a?os de presencia continuada en la ¨¦lite de la vanguardia arquitect¨®nica, y la ins¨®lita novedad ha proyectado su cuartel de bomberos a las portadas de las revistas profesionales.
El edificio de los bomberos -una instalaci¨®n especialmente importante, en una f¨¢brica que ha sido en una ocasi¨®n destruida por el fuego- es una construcci¨®n din¨¢mica y explosiva, que sugiere la celeridad de la intervenci¨®n de los veh¨ªculos aparcados en su interior, pero cuya violencia veloz de proyectil roza lo incendiario. Sus vol¨²menes inclinados e inestables, que tan adecuadamente reflejan el inter¨¦s de la iraqu¨ª por el suprematismo ruso -una afici¨®n que le inculc¨® su profesor Rem. Koolhaas en la Architectural Association de Londres, la ciudad donde Hadid acabar¨ªa estableciendo su residencia-, est¨¢n construidos con hormig¨®n armado, aunque su naturaleza antigravitatoria obliga a usar tanto hierro de armaduras que el hormig¨®n apenas tiene otra funci¨®n que no sea la de proteger el metal de la corrosi¨®n.
Para una arquitecta conocida hasta ahora s¨®lo por sus dibujos futuristas de geometr¨ªas expansivas e ingr¨¢vidas y que se ha declarado convencida de que los edificios pueden flotar, la materializaci¨®n -contra todo pron¨®stico- del cuartel de bomberos de Vitra es un logro singular que har¨¢ del peque?o edificio una obra de influencia grande. Como Gehry, fue llamada por FehIbaum para dise?ar sillas y, lo mismo que ¨¦l, ha terminado construyendo manifiestos.
Estas arquitecturas veloces, que franquean fronteras culturales y estil¨ªsticas, suministran met¨¢foras de nuestro mundo finisecular. Representan el agitado movimiento de las personas, los capitales, las informaciones o las im¨¢genes que enmadejan el planeta con su v¨¦rtigo de flujos; pero representan tambi¨¦n la creciente inestabilidad y mudanza de las econom¨ªas y las sociedades contempor¨¢neas, cuyos desequilibrios precipitan cambios y fracturas. La arquitectura se mueve, aunque, como el mundo, apenas sabemos hacia d¨®nde.
Babelia
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