Una definici¨®n que provoca desconfianza
A finales del pasado mes de septiembre, la noticia cogi¨® por sorpresa a la opini¨®n p¨²blica. Las autoridades sanitarias anunciaron en el contexto de una reuni¨®n del Consejo Interterritorial su intenci¨®n de "definir" las prestaciones sanitarias de la Seguridad Social. Se trata de un antiguo proyecto, s¨®lo agilizado ahora por el fantasma de la crisis econ¨®mica que planea sobre el hasta hoy ilimitado Estado de Bienestar.El sistema sanitario espa?ol no tiene catalogados los servicios que presta, ni asistenciales, ni farmacol¨®gicos. Al estar la medicina sujeta a continuos avances t¨¦cnicos y de conocimiento biol¨®gico, una sociedad desarrollada como la espa?ola los incorpora inmediatamente a medida que se van produciendo. La propia industria y la publicidad ejercen una importante presi¨®n en la incorporaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas.
Esta circunstancia ha favorecido una situaci¨®n de desigualdad en el territorio espa?ol, ya que mientras algunos centros cuentan con los m¨¢s sofisticados sistemas de diagn¨®stico, otras ¨¢reas menos favorecidas carecen de los recursos asistenciales indispensables.
Los profesionales de la sanidad se han mostrado favorables a la definici¨®n de las prestaciones, a la elaboraci¨®n del citado cat¨¢logo, si bien no han ocultado la dificultad que, a su juicio, entra?a: ?Quien va a valorar la eficacia cl¨ªnica de una t¨¦cnica? o ?d¨®nde est¨¢ el l¨ªmite entre la cirug¨ªa est¨¦tica y la reparadora?, son algunos de los ejemplos que vienen planteando.
Recortes
Mientras tanto, el Ministerio de Sanidad no ha podido evitar que su intento de definir los servicios asistenciales, algo que ha planteado de partida la propia Hillary Clinton en su reforma sanitaria, sea interpretado con mucho recelo por parte de los ciudadanos.
Los recortes en otras ¨¢reas sociales son ya un hecho y los medicamentos que hasta el mes de junio eran ilimitados para los espa?oles hoy est¨¢n sometidos a un estrecho control, que ya ha dejado fuera de la financiaci¨®n p¨²blica 800 especialidades.
Tambi¨¦n est¨¢n cercanos en la memoria de los espa?oles algunos argumentos del Informe Abril. Algunos de ellos propugnaban una mayor participaci¨®n de los ciudadanos en los costes de su asistencia sanitaria, el famoso ticket moderador, que ya funciona en otros pa¨ªses europeos.
La necesidad de evaluar las nuevas tecnolog¨ªas y su uso racional mediante protocolos m¨¦dicos claros fue otra de las recomendaciones del documento, que no ha ca¨ªdo en saco roto para la Administraci¨®n.
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