Toros y toreros: met¨¢foras de la humanidad
Una vez m¨¢s, el Museo Picasso nos ofrece una exposici¨®n de altura internacional. Ser¨ªa l¨®gico que hubiera colas para verla, porque es una de las muestras m¨¢s bonitas de toda la temporada, y por s¨ª sola justifica un desplazamiento a la Ciudad Condal. Es un ejemplo de muestra tem¨¢tica, bien seleccionada, con un magn¨ªfico cat¨¢logo con contribuciones especiales, incluyendo un muy bello texto de Antonio Saura.De ¨¦l extraemos un fragmento para iniciar nuestro art¨ªculo: "Ninguna de las dos situaciones utilizadas por Picasso la pica y la cogida constituyen elementos fundamentales del aspecto art¨ªstico. de la fiesta de toros ( ... ) Es verdad. Picasso toma principalmente estos dos episodios, los m¨¢s dram¨¢ticos de toda la fiesta, porque le fascina su calidad de met¨¢foras de los comportamientos humanos, b¨¢sicamente de impulsos sexuales".
Toros y toreros
Museo Picasso. C/ Montcada,Barcelona. Hasta el 9 de enero de 1994.
La mujer y el caballo
La identificaci¨®n del toro con el hombre y del caballo con la mujer, m¨¢s la presencia, en muchas ocasiones, de una mujer real que, siempre es Maria Th¨¦r¨¦se, su amante a principios de los a?os treinta le permite jugar con todo tipo de encuentros. La identificaci¨®n caballomujer es fascinante en un dibujo de 1923: el caballo herido se tiende como un desnudo femenino de largas y huesudas piernas, mientras se apoya con sus patas como si fueran brazos, intentando levantarse. Las acometidas del toro pueden ser tan furiosas que lleguen a devorar las entra?as -algo imposible, ya que los toros no son carn¨ªvoros- de su v¨ªctima. Pueden ser tan apasionadas como en el dibujo Mujer torero, ¨²ltimo beso, de 1934, en el que toro y mujer se funden en una mara?a de l¨ªneas: el cuerpo de ella est¨¢ tan inscrustado en el de ¨¦l como lo est¨¢n las piezas de marqueter¨ªa. La idea de superioridad f¨ªsica, de una potencia contra la cual no cabe rebelarse, est¨¢ presente en los dibujos de 1933 Toro y mujer y Minotauro violando a una mujer, en donde cualquier lectura feminista lo ser¨ªa aqu¨ª m¨¢s que nunca, de primer grado. Es la materalizaci¨®n de los fantasmas tanto masculinos como femeninos- lo que vemos en ellos, y Marie Th¨¦r¨¨se, que encamaba para Picasso la femenidad pasiva y totalmente sensual, se abandona de tal forma que cierra los ojos como hacen la mayor¨ªa de las mujeres en el instante del orgasmo.Pero todo ello no tendr¨ªa m¨¢s inter¨¦s que el psicol¨®gico si no fuera acompa?ado por una variedad de soluciones pl¨¢sticas que, como siempre en Picasso, dejan boquiabierto al espectador. Las embestidas, las cogidas, se presentan generalmente con una composici¨®n visualmente comprimida en la que los cuerpos se confunden, se entrecruzan, choca, se retuercen. Picasso, a pesar de representar en tan raras ocasiones al torero, por el hecho de identificarse ¨¦l mismo con el toro, pinta en 1922 una obra diminuta en la que se ve al torero muerto encima del toro: con sus rosas y turquesas, evoca inmediatamente a Goya, pero es sobre todo la delicada y a la vez compacta fusi¨®n de estos tres cuerpos -caballo, toro y torero- lo que impresiona: como una escultura de Miguel ?ngel, podr¨ªa rodar por una monta?a y no se romper¨ªa.
Menci¨®n aparte merecen los grabados de Las metamorfosis de Ovidio, de 1930; las composiciones asociadas al Guernica, con sus toros que recuerdan a los animales de los Beatos; y la serie de 11 toros (1945), cuya representaci¨®n va desde la versi¨®n realista hasta un trazado abreviado, se?alando el contorno y las l¨ªneas de fuerza, un ejemplo paradigm¨¢tico del concepto de abstracci¨®n. Entre las piezas clave que esta exposici¨®n exhibe est¨¢ el Sue?o y mentira de Franco (1937) y la famosa Cabeza de toro (1942) hecha tan s¨®lo con un sill¨ªn y un manillar de bicicleta. Hay tambi¨¦n ¨®leos esplendorosos, como Corrida (1934), de la colecci¨®n Jan Krugier; Corrida de toros (1934), de la Cary Walker Foundation, o los ¨²ltimos Matadores, ya de 1970. Sin olvidar el humor, como en el dibujo que representa "un plato de toros fritos para Currito" (1957). Porque para Picasso, como sefiala M. Laure Bernadac, 1a fiesta era como una especie de auberge espagnole: en ella se mezclan sexo, arte, amor, comida, religi¨®n, cosmos".
Babelia
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