"Cuando los servicios secretos vigilan a alguien lo hacen con permiso del juez"
En v¨ªsperas de Navidad, Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas ha vuelto por tercera vez a Bosnia. Desde su primera visita, en diciembre de 1992, la situaci¨®n b¨¦lica se ha agravado y el contingente espa?ol ha pagado, con 11 muertos, su labor en la zona. Pese a ello, intenta ser tranquilizador: "Los familiares de nuestros militares deben saber que est¨¢n mejor instalados que hace un a?o y que el riesgo que corren no es mayor que entonces, aunque ahora lo conocemos mejor. Lo que s¨ª es cierto es que el a?o pasado est¨¢bamos mucho m¨¢s motivados. La gente que estaba all¨ª ve¨ªa que todos los d¨ªas distribu¨ªa ayuda, y ahora todo son dificultades. A pesar de eso, somos conscientes de que sin los cascos azules, en Mostar se habr¨ªa producido una matanza".Pregunta. Las conversaciones de esta semana se han saldado con otro fracaso.
Respuesta. La presi¨®n de la Uni¨®n Europea ha servido para aproximar las posiciones y se est¨¢ m¨¢s cerca del acuerdo que en septiembre. Pero tampoco se ha firmado esta vez [el acuerdo] y, como consecuencia, se ha roto la tregua de Navidad. Eso significa empeorar la situaci¨®n humanitaria a¨²n m¨¢s.
P. Tanto usted como su colega de Exteriores, Javier Solana, han repetido que, si en primavera no hay acuerdo, habr¨¢ que replantear la presencia de los cascos azules. ?Va a proponer Espa?a que se retiren?
R. El tama?o intermedio que tiene Espa?a da cierto margen de maniobra y algunas de nuestras propuestas no pueden hacerlas otros pa¨ªses. Por cierto, las reflexiones que el ministro de Exteriores o yo hemos hecho empiezan a compartirlas nuestros aliados. Lo que queremos decir es que, si la situaci¨®n del conflicto ya no se corresponde con la que exist¨ªa cuando se aprobaron las resoluciones [de la ONU], habr¨¢ que replantear nuestra actuaci¨®n. Hay que preguntarse si la presencia de los cascos azules es la soluci¨®n m¨¢s adecuada, porque pueden buscarse otras. Esta es una reflexi¨®n que deben tener en cuenta los contendientes: no pueden desentenderse del sufrimiento de su propia poblaci¨®n. No pueden jugar con eso y chantajeamos con nuestros sentimientos. Que sepan que nos podemos marchar.
P. Es una paradoja que, aunque la operaci¨®n en Bosnia haya mejorado la imagen de las Fuerzas Armadas, el n¨²mero de objetores siga creciendo espectacularmente.
R. Las ideas tienen una gran inercia y las actitudes sociales, m¨¢s a¨²n. En la Espa?a de los a?os ochenta, entre los j¨®venes, ha habido una disminuci¨®n del n¨²mero de causas por las que luchar... o contra las que luchar. Una de las pocas que ha sobrevivido es el estereotipo del militarismo. Uno de los s¨ªmbolos de autoridad que quedan es la instituci¨®n militar, con independencia de que se haya adaptado a la sociedad en que vivimos o haga misiones humanitarias. Probablemente esta actitud se mantendr¨¢ alg¨²n tiempo m¨¢s. Si a esto le a?adimos que las dificultades para organizar la prestaci¨®n sustitutoria son evidentes, el resultado es que uno puede no hacer nada: no hacer el servicio militar y, con un poco de suerte, no hacer ninguna prestaci¨®n social. Todo esto es lo que genera ese aumento del n¨²mero de objetores. ?C¨®mo atajarlo? En mi opini¨®n, hay que ser m¨¢s sincero y no tener excesiva timidez. Si la actual ley de Objeci¨®n de Conciencia no funciona bien, habr¨¢ que pensar en modificarla o, al menos, cambiar su aplicaci¨®n.
P. Usted aludi¨® en el Congreso a la posibilidad de realizar "ejercicios peri¨®dicos de adiestramiento" durante los tres a?os posteriores a la mili, cuando ya se est¨¢ en la reserva.
R. Hay que tener la capacidad de que los reservistas se incorporen a la unidad en el m¨¢s breve periodo de tiempo. No se trata de incrementar su preparaci¨®n militar, sino que, si hay unidades con una dotaci¨®n baja, puedan completarse y empezar a funcionar en unos d¨ªas. Eso se puede lograr si se adiestra a los reservistas para incorporarse y saber cu¨¢l es su funci¨®n. Lo ideal ser¨ªa que al menos una vez en ese trienio hici¨¦ramos la prueba de que se incorporaran a la unidad.
P. ?Durante un fin de semana?
R. O quiz¨¢ menos, depende de las distancias. Lo importante es comprobar que todos los efectivos de la unidad pueden presentarse en un tiempo razonable.
P. El Gobierno acaba de aprobar la incorporaci¨®n al Euroej¨¦rcito.
R. Hemos aprobado el inicio de conversaciones. Yo he comunicado por carta a mis hom¨®logos de Francia, Alemania y B¨¦lgica que a partir de enero realizaremos los tr¨¢mites para concretar nuestra aportaci¨®n. La unidad seguir¨¢ estacionada en territorio espa?ol. Se va a discutir sobre el idioma: parece poco realista que los espa?oles hablen en todos los casos franc¨¦s y alem¨¢n. Tendr¨ªamos que llegar a un acuerdo para que una de esas dos lenguas se sustituya por el ingl¨¦s. Tenemos que garantizar tambi¨¦n el uso del espa?ol en comunicaciones y actos. Todo esto con cautela, porque no podemos convertir aquello en una torre de Babel. Parece un asunto menor, pero las lenguas est¨¢n constituyendo una de las preocupaciones esenciales del Euroej¨¦rcito. En. la OTAN, eso est¨¢ resuelto con el ingl¨¦s. En cuanto a nuestra aportaci¨®n, lo m¨¢s probable es que sea la Brigada Mecanizada XXI de C¨®rdoba, que est¨¢ en proceso de incorporar profesionales y mejorar sus medios.
P. Usted asegur¨® en el Congreso que no hab¨ªa ning¨²n agente en activo del servicio secreto Cesid implicado en la red de escuchas ilegales de Barcelona. Pero no puso la mano en el fuego. Matiz¨® que lo dec¨ªa con los datos que ten¨ªa entonces, sin descartar otros.
R. Lo que dije en el Parlamento lo reitero. Y dije algo bastante obvio: que las organizaciones est¨¢n compuestas por seres humanos y que un comportamiento inadecuado en alguna persona aislada es algo que nunca se debe descartar.
P. Algunos sospechan que esa red informaba tambi¨¦n al Gobierno.
R. Este Gobierno ha demostrado, desde hace 11 a?os, que no utiliza esos medios. Que es un Gobierno democr¨¢tico que respeta la legalidad en todos' los campos. Incluido ¨¦se que a veces se dice que est¨¢ aparte. No lo est¨¢. Ah¨ª tambi¨¦n juegan los derechos constitucionales, y cuando se tiene que actuar para vigilar a una persona, por razones de seguridad del Estado, se hace con autorizaci¨®n del juez.
P. Lo que ha habido, en todo caso, es un fallo del Cesid. ?Qu¨¦ medidas va a adoptar para que no se repita?
R. Obviamente, medidas de car¨¢cter discreto, como corresponde a la naturaleza de la entidad.
P. Y este fallo, ?no debe acarrear el relevo del m¨¢ximo responsable?
R. Nadie puede garantizar al cien por cien el buen hacer de sus colaboradores. En ninguna actividad humana. En este terreno se debe exigir m¨¢s que en otros, por la delicadeza de la actividad, pero no se puede pedir la perfecci¨®n. S¨ª deseo subrayar que el se?or Alonso Manglano es un excelente director del Cesid y ha prestado impagables servicios a la democracia espa?ola.
P. ?Qu¨¦ sienten los militares cuando oyen que el Ej¨¦rcito no puede evitar la autodeterminaci¨®n de Euskadi?
R. Afirmaciones como ¨¦sa les sorprenden y les duelen. Porque las Fuerzas Armadas est¨¢n totalmente al margen del juego pol¨ªtico y, por tanto, que se les invoque en el debate partidista les parece injusto.
P. En lo que tiene raz¨®n Xabier Arzalluz es en que el tema de la autodeterminaci¨®n est¨¢ hoy planteado en Europa.
R. Estoy seguro de que lo que preocupa a los vascos es que se resuelva la crisis econ¨®mica, que mejoren las condiciones sociales, que su industria sea capaz de competir, que se acabe para siempre la violencia y que la autodeterminaci¨®n ocupa un lugar muy remoto de sus preocupaciones. Habr¨¢ que preguntar al se?or Arzalluz por qu¨¦ la plantea. Yo no tengo la respuesta.
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