?Guarda jurado o 'cyborg'?
Era s¨¢bado, ¨²ltima hora de la tarde. Me trasladaba en metro de un lugar a otro, incluidos transbordos, por interminables pasillos y escaleras, cuando, al salir de una de esas tremendas cintas transportadoras, comenzaron a llegar hasta mis o¨ªdos las agradables notas de un viol¨ªn. Mis pasos me aproximaban al and¨¦n correspondiente y el viol¨ªn se hac¨ªa m¨¢s presente. Fue al doblar el recodo del ¨²ltimo pasillo, mientras buscaba viol¨ªn y and¨¦n, cuando los vi. El m¨²sico, sentado en un rinc¨®n sobre una banqueta de lona plegable, ocupaba casi lo mismo que su instrumento, menudo y discreto; a unos metros y avanzando hacia ¨¦l, dos guardas jurados. No llegu¨¦ a tiempo de escuchar qu¨¦ le dec¨ªan, pero si a ver y sentir c¨®mo el viol¨ªn enmudec¨ªa y el m¨²sico doblaba su peque?a silla de tijera. Me encontr¨¦ a la altura de los tres y con el tiempo justo de preguntar a los de seguridad por qu¨¦ ten¨ªa que irse el violinista. "Se?ora, eso lo pregunta a la direcci¨®n del metro, yo soy un mandao y tengo una familia que alimentar", fue la respuesta del agente, fortach¨®n y ligero de pelo. Me qued¨¦ algo perpleja, pero insist¨ª que aquel se?or no estaba alterando el orden p¨²blico. "Yo soy un mandao y tengo una familia que alimentar". No obstante la imposibilidad de di¨¢logo, a?ad¨ª que ni siquiera estorbaba el paso y... "Yo soy un mandao y tengo una familia que alimentar". Era como un programa rayado. Me encantar¨ªa que alguien me explicara el verdadero cometido de estos vigilantes. Yo cre¨ªa que eran los guardianes de nuestra seguridad y no los represores de violinistas callejeros, que probablemente tambi¨¦n tienen familias que alimentar, pero no un sueldo. Aunque olvid¨¦ apuntar el c¨®digo de barras del llama do guarda de seguridad, creo que la direcci¨®n del metro deber¨ªa reclamar donde corresponda por , la defectuosa programaci¨®n de este cyborg que pulula ba por la estaci¨®n de N¨²?ez de Balboa aquel s¨¢bado. ?Ser¨¢ reprogramable?-
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