Hiroshima en el Oeste
El Gobiemo de EE UU revela casos escalofriantes de utilizaci¨®n de personas en pruebas at¨®micas
En 1963, en las c¨¢rceles de los Estados de Oreg¨®n y Washington, se contrat¨® a 131 internos para ser sometidos a experimentos de radiaci¨®n. Se les pag¨® unos 200 d¨®lares. A cambio, recibieron una dosis de radiaci¨®n en los genitales de hasta 600 roentgen (unidad de exposici¨®n que mide radiaciones de iones, como los rayos X): hoy se sabe que la mayor dosis anual soportable no puede superar los 6 roentgen.
Los internos ten¨ªan que firmar este formulario: "Consiento recibir una radiaci¨®n en el escroto y en los test¨ªculos". A estas personas se les advert¨ªa sobre posible esterilidad y otros efectos secundarios, aunque no se mencionaba el c¨¢ncer de test¨ªculos. A los presos de Oreg¨®n se les hizo luego una vasectom¨ªa para evitar la posibilidad de contaminar a la poblaci¨®n general con mutantes inducidos por irradiaci¨®n", seg¨²n el Doctor Heller, ya fallecido, que dirigi¨® las pruebas.
Podr¨ªa ser el sue?o de un grupo de cient¨ªficos enloquecidos: n¨²cleos diseminados de poblaci¨®n civil a los que, an¨®nima e impunenemente, someter a pruebas de nuevas armas, e individuos indocumentados e ignorantes dispuestos a servir como tubos de ensayo humanos. Ocurri¨® en EE UU, sobre todo entre los a?os 40 y 50, pero tambi¨¦n mucho despu¨¦s, y por ahora se conoce s¨®lo una peque?a muestra de lo que podr¨ªa ser un aut¨¦ntico Museo de los Horrores.
La secretaria de Estado de Energ¨ªa, Hazel O'Leary, ha cedido a la presi¨®n ejercida desde hace seis a?os por un grupo de congresistas -entre ellos el senador John Glenn, antiguo astronauta- y ha revelado algunos ejemplos de las escalofriantes pr¨¢cticas realizadas por el Gobierno sobre casi 600 de sus ciudadanos. Al mismo tiempo se ha sabido que EE UU efectu¨® 204 explosiones nucleares secretas, algunas hace s¨®lo tres a?os. Entre los experimentos conocidos hasta ahora se incluyen la inoculaci¨®n de plutonio a 18 personas y las radiaciones a mujeres embarazadas y a presos.
Uno de los casos m¨¢s escalofriantes revelado en los ¨²ltimos d¨ªas es el experimento llevado a cabo a fines de los a?os 40 en la Universidad de Vand¨¦rbilt (Tennesee). All¨ª, 751 mujeres pobres embarazadas recib¨ªan tratamiento m¨¦dico gratis. De paso, y sin que nadie se lo advirtiera, fueron sometidas a pruebas nucleares y recibieron una dosis de radiaci¨®n 30 veces superior a la cantidad considerada inocua. Por lo menos en tres casos, los hijos nacieron con malformaciones. La informaci¨®n es incompleta, porque un estudio exhaustivo del grupo, as¨ª como los papeles que documentaban el experimento, fueron destruidos en los a?os setenta.
La revista Newsweek se?ala que algunos de los internos de Oreg¨®n presentaron una querella en 1976, reclamando tratamiento m¨¦dico para averiguar su situaci¨®n. El Gobierno de ese Estado intervino en el caso y nueve de los hombres fueron sometidos a un tratamiento, adem¨¢s de recibir la rid¨ªcula cantidad de 2.215 d¨®lares para todos, como indemnizaci¨®n. El rastro de aquellos cobayas -en un pa¨ªs que es el para¨ªso de la estad¨ªstica- se perdi¨®: no se sabe si contrajeron c¨¢ncer o no, porque nadie se ocup¨® del tema desde fines de los a?os 70.
?De d¨®nde sal¨ªan los. cobayas para las pruebas? Este es uno de los cap¨ªtulos m¨¢s siniestros, porque la carne de ca?¨®n se obten¨ªa siempre entre ignorantes, necesitados u obligados, los n¨²cleos m¨¢s empobrecidos y aislados de ciertas zonas rurales y los criminales con largas condenas: marginados que, en el peor de los casos, no sospechaban lo que se hac¨ªa con ellos, y en el mejor no ten¨ªan muchas opciones para oponerse. Ser cobaya significaba peque?os ingresos suplementarios, tratamiento m¨¦dico gratis o reducci¨®n de una condena.
Las escasas explicaciones que daban los responsables, junto al nivel cultural de los pacientes, eran un cheque en blanco: "Los formularios de consentimiento -explica en el New York Times Robert Alvarez, asesor de la secretaria de Energ¨ªa- no detallaban los riesgos, y no se hac¨ªan estudios de seguimiento de las personas que participaban en los proyectos".
La inoculaci¨®n de plutonio en 18 personas, en cuatro lugares diferentes, entre 1945 y 1947, se justific¨® como un intento de conocer los efectos de la radiactividad, pero se abandonaron luego sin explicaci¨®n.
Aunque este tipo de informaci¨®n lleva a?os tratando de salir a la superficie y se han censurado documentales estremecedores sobre el tema, ahora unos reportajes en el diario The Alburquerque Tribune, de Nuevo M¨¦xico, ha obligado por primera vez a que un alto cargo del Gobierno, Hazel O'Leary, revele datos y prometa una investigaci¨®n completa.
?Sin peligro?
Cartel en Nevada (EE UU) en los a?os 50: "La Comisi¨®n de Energ¨ªa At¨®mica declara que no hay peligro de 'lluvia de part¨ªculas radiactivas al cruzar las carreteras de Nevada ( ... ) Lo colorista del panorama y la enorme soledad del desierto de Nevada son muy impresionantes a lo largo de la carretera. No hay restricciones, pero s¨ª constantes medidas de seguridad en Mercury, el puesto de entrada a la zona de pruebas".
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