?Crimen perfecto?
Hay una sola persona en ¨¦ste pa¨ªs que es capaz de intervenir un banco y, casi como pidiendo perd¨®n, proyectar una radiograf¨ªa, sin violar de manera flagrante el secreto bancario, de la gesti¨®n aventurera que entre 1988 y 1993 ha puesto a Banesto al borde de la desaparici¨®n. Ese hombre se llama Luis ?ngel Rojo y es el gobernador del Banco de Espa?a. Ayer, para el p¨²blico no iniciado, el gobernador traz¨® un cuadro as¨¦ptico sobre los saneamientos de 500.000 millones de pesetas que habr¨¢ que procurar para salvar la entidad. Rojo decidi¨® no desglosar en cap¨ªtulos los saneamientos por razones t¨¢cticas, pero es indudable que esa asignaci¨®n resulta fundamental para conocer hasta qu¨¦ punto la cifra de 500.000 millones tiene credibilidad o se queda notablemente corta.Las preguntas que Rojo no abord¨® -tampoco ning¨²n portavoz pidi¨® el citado desglose- son decisivas a la hora de conocer c¨®mo se ha perpetrado la operatoria que al cabo de seis a?os de gesti¨®n ha desplumado una parte importante de los recursos propios de Banesto y le ha puesto al pie de los caballos.
El martes 2 de junio de 1992, hace dieciocho meses, el entonces gobernador del Banco de Espa?a, Mariano Rubio, expuso ante el consejo ejecutivo los problemas de Banesto para cumplir la normativa de recursos propios del banco. Se pod¨ªa abrir un expediente disciplinario a Banesto o volver a exhortarle sobre sus obligaciones. Rojo, entonces subgobernador, fue una de las personas que con mayor dureza intervino en la reuni¨®n. Seg¨²n el acta de dicha reuni¨®n, Rojo se?al¨®: "Lo m¨¢s grave del asunto es que si dejamos pasar por alto la situaci¨®n (de Banesto), se nos puede acusar de agravio comparativo con el resto de la banca, a la que le estamos exigiendo el cumplimiento escrupuloso de la ley". Despu¨¦s de un intercambio de puntos de vista, Rojo propuso "encargar un examen minucioso de la situaci¨®n a los servicios de inspecci¨®n y a la vista de sus resultados podremos determinar qu¨¦ hacer".
Ayer, en la Comisi¨®n de Econom¨ªa, como si se tratase del div¨¢n de un psicoanalista, el gobernador explic¨® las dudas que surgen al abordar los problemas de intervenci¨®n de bancos. Despu¨¦s del 2 de junio de 1992 hizo falta a?o y medio para que el banco emisor tomara la decisi¨®n de echar a Mario Conde, a su escudo, Roberto Mendoza de J.P. Morgan, y a todo el consejo de Banesto. Rojo y su equipo han corrido, pues, un gran riesgo: dejar que la situaci¨®n se pudriera, que el vaciamiento de Banesto se consumase m¨¢s all¨¢ de lo deseable.
Habr¨ªa que saber c¨®mo se financiaba la autocartera espectacular de Banesto, el alcance de la red de sociedades instrumentales nacionales y extranjeras, los pactos de aparcamiento, las comisiones cobradas en operaciones m¨²ltiples, los acuerdos secretos entre Mario Conde y J.P. Morgan, la manera en que Conde pag¨® y/o financi¨® la compra de un 4% de Banesto en la ¨²ltima ampliaci¨®n de capital, las operaciones intergrupo, el destino del patrimonio inmobiliario, la inversi¨®n en industrias, equipos de seguridad y comunicaciones sensibles, el blindaje pol¨ªtico y period¨ªstico. Como estas cosas exigen un buceo profundo, pues he aqu¨ª una propuesta razonable: que se constituya una comisi¨®n de investigaci¨®n parlamentaria y que se la dote de medios econ¨®micos para contratar a una empresa auditora independiente a fin de redactar el libro blanco de Banesto. Sin esta investigaci¨®n, ser¨¢ dificil eludir la condena de repetir los mismos errores. Por otra parte no ha habido crimen perfecto: la omnipotencia ha impreso huellas aqu¨ª y all¨¢.
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